Estás haciendo ejercicio todo el tiempo, tomando litros y litros de agua por día y comiendo como debes; en suma, estás aplicando todos los consejos básicos para deshacerte de la grasa, pero los kilos permanecen cuando te subes a la balanza (si no aumentan). Es cierto, el culpable podría ser algún problema fisiológico, como, por ejemplo, un desequilibrio hormonal. Si nada de esto te sucede, y no puedes perder peso, presta atención a otros factores fuera de la alimentación y el ejercicio: