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Adelgazar

No solo es dieta y ejercicio: 6 razones impensadas por las que no consigues adelgazar

Publicado 29 Nov 2018 – 08:52 AM EST | Actualizado 29 Nov 2018 – 08:52 AM EST
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Estás haciendo ejercicio todo el tiempo, tomando litros y litros de agua por día y comiendo como debes; en suma, estás aplicando todos los consejos básicos para deshacerte de la grasa, pero los kilos permanecen cuando te subes a la balanza (si no aumentan). Es cierto, el culpable podría ser algún problema fisiológico, como, por ejemplo, un desequilibrio hormonal. Si nada de esto te sucede, y no puedes perder peso, presta atención a otros factores fuera de la alimentación y el ejercicio:

1. Comes demasiado... demasiado poco

¿Por qué no puedo bajar de peso si como poco? Esa es la pregunta que te haces todo el tiempo, y su respuesta la tienes allí mismo: porque estás comiendo demasiado poco. Al hacer esto, activas el «modo hambruna» del cuerpo, por lo que hará lo posible por almacenar la grasa que le queda. Esto se explica en un estudio de la Universidad de Yale realizado en ratones. Cuando estos eran sometidos a un período de hambruna, su cuerpo perdía la habilidad de convertir la grasa «mala» (o grasa blanca, aquella de la que no se puede deshacer) en grasa «buena» (o grasa parda, la que está lista para ser descartada cuando haya un déficit de energía).

Uno de los autores del estudio, Xiaoyong Yang, profesor de biología celular y molecular en la prestigiosa universidad, habló con Prevention y explicó que «de hecho, es el acto de comer lo que estimula que la grasa blanca se convierta en parda».

2. Inviertes mucho tiempo en las redes antes de dormir

Una de las actividades más sencillas e indispensables si deseas perder peso es dormir. Descansar menos de 7 horas libera un efecto dominó de efectos que te harán engordar y que, además, son perjudiciales para la salud: metabolismo enlentecido, mayores niveles de hormonas del estrés, incremento en el nivel azúcar en sangre y un aumento en la resistencia a la insulina.

Muchas personas no pueden dormir una vez tocan la almohada. Dada la cantidad de horas que pasamos mirando una pantalla, ya sea en nuestros trabajos o en nuestro tiempo libre, es posible que este factor sea la causa. Evita las pantallas por lo menos por una hora antes de dormir. La luz azul que emiten altera la producción de las hormonas que inducen el sueño.

3. Tus horarios son los de un vampiro

Ser una criatura de la noche, de acuerdo a un estudio de la Universidad del Noroeste en Chicago, podría ser un factor que te pone en riesgo de aumentar de peso. Según la investigación, las personas que se exponían a la luz natural en la mañana, aunque esta fuera moderada, tenían un índice de masa corporal significativamente más bajo que aquellas que obtenían luz solar más tarde en el día.

La teoría de los autores es que la exposición a la luz natural ayuda a sincronizar el reloj interno que regula los ritmos circadianos; esto quiere decir que mantiene tu metabolismo rápido y te ayuda a dormirte temprano y obtener más horas de sueño, dos factores importantes para la pérdida de peso.

4. Has tenido una mala semana... o un mal año

Si has estado ocupada, cansada, hastiada, y quieres arrancarte los pelos de la cabeza (no lo hagas), quizá tampoco hayas visto bajar los números cuando te subes a la balanza. El estrés es el enemigo número uno de la pérdida de peso; en parte, es a causa de la hormona cortisol, que incrementa la cantidad de grasa abdominal que acumulas. Con una vida acelerada y muchas preocupaciones, probablemente creas que una vida sin estrés es inalcanzable.

Sin embargo, verás que dedicar unos minutos al día a respirar y poner tus pensamientos en orden te deja de mucho mejor humor para el resto del día. Tomarte tiempo antes de comenzar el día para cuidarte te hará tomar decisiones más sanas en el resto del día.

5. Crees que estás haciendo ejercicio

Eso es lo que pasa cuando llamas «ejercicio» a tu caminata de las mañanas. Caminas una hora y media y recorres, en ella, 6 km. ¿Cuántas calorías quemaste? Lo aproximado a tres galletitas dulces. Pero, como le llamas ejercicio, crees que para compensarlo mereces comer medio kilo de pancitos. ¿Te pasa? No importa qué tipo de ejercicio hagamos: siempre sobrestimamos las calorías quemadas. Además, el ejercicio, al quitarte energía, te da hambre, mucha hambre. Por eso, especialmente después de hacer ejercicio, debes poner mucha atención a lo que comes.

En un estudio de la Universidad de Cornell, dos grupos de adultos fueron llevados en caminatas. Al primer grupo se le dijo que saldrían a divertirse. Al segundo, que irían a hacer ejercicio. Luego, terminarían la jornada en un tenedor libre. El resultado fue que el segundo grupo consumió un 35 % más de calorías en promedio. Ver el ejercicio como una tarea difícil puede ser lo que esté saboteando tus intentos de adelgazar.

6. Solo tomas bebidas light

Consumir bebidas sin calorías puede parecer una buena idea para ahorrarlas. Aunque en realidad los endulzantes pueden engañar a tus papilas gustativas e inducirte a comer cosas dulces o saladas luego, cargadas de sabor (y, por supuesto, de calorías). Así que, mientras no estás engordando debido a los endulzantes en sí, el efecto que estos tienen sobre el organismo ha probado favorecer el aumento de peso.

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