Muchos adultos piensan que la infancia es felicidad y que la niñez no padece de estrés. Nada más alejado de la realidad: niños y niñas, como cualquier persona reaccionan ante los cambios de su entorno y pueden sufrirlo. Definitivamente, como en todos los casos,el grado y cómo lo enfrentan va a depender de la situación y la edad del niño o niña, ya que no será lo mismo estresarse ante la muerte de una figura de crianza que la pérdida del juguete favorito, aunque los dos conllevan su propio factor de estrés.