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Segunda toma de posesión de Trump

Trump, el líder emocional y de facto de la "revolución" de la derecha global

El nuevo presidente lidera un resurgente movimiento de la derecha global. Y lo ilustra el que haya invitado a varios jefes de Estado extranjeros a su toma de posesión, algo nunca se había hecho antes en EEUU. El quién es quién de la lista de invitados ayuda a completar el panorama.
Publicado 19 Ene 2025 – 08:02 AM EST | Actualizado 19 Ene 2025 – 08:02 AM EST
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"Cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría", esa máxima que se usa en economía para ilustrar que lo que pasa acá trae consecuencias al resto del mundo, bien podría emplearse para lo político por el efecto que está teniendo el regreso al poder de Donald Trump.

La derecha (y la ultraderecha) del mundo ha visto en la vuelta de Trump una relegitimación de su visión conservadora que, con las lógicas variantes nacionales, desconfía del Estado y sus controles, y que cada vez más comparte conceptos de la llamada “guerra cultural” que desde hace décadas la enfrenta con los liberales en Estados Unidos.

Trump se ha convertido en referente y líder de esa épica. El hecho de que el republicano esté rompiendo la tradición estadounidense de no invitar a jefes de Estado o de gobierno a las tomas de posesión presidenciales, indica que el nuevo presidente está asumiendo el papel. El equipo de transición de Trump no respondió a una solicitud de información que le hizo la agencia de noticias AP, pero la portavoz Karoline Leavitt dijo que Trump había invitado a algunos dignatarios.

Varios líderes mundiales han dicho que han recibido invitación para estar en Washington este 20 de enero y, analizando el quién es quién de esa lista, queda claro que Trump busca amalgamar el resurgente movimiento conservador global.

Quiénes son los invitados de Trump a la toma de posesión

En la lista están el autodefinido presidente “anarco-capitalista” argentino Javier Milei; el llamado “dictador más cool del mundo” Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y la ultraderechista primera ministro italiana, Giorgia Meloni.

Trump dijo que había invitado al mandatario chino Xi Jinping, quien, aunque está en las antípodas ideológicas de los anteriores, ilustra la iración que el republicano ha expresado sentir por gobernantes de línea dura.

También figura el primer ministro de Hungría, Victor Orbán, quien ejerce el cargo desde 2010 de una manera que lo ha enfrentado con sus socios de la Unión Europea que lo acusan de estar desmontando las garantías democráticas en su país en un proceso de centralización del poder.

Si bien Milei fue el primer jefe de Estado en reunirse con Trump tras las elecciones de noviembre, Orbán fue el primer en felicitarlo cuando ese triunfo todavía no estaba asegurado en los conteos especializados de los medios estadounidenses. Ambos son estrellas preciadas en el movimiento conservador mundial.

Hay nombres que no son de dignatarios que destacan en la lista, como el del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien tuvo una historia similar a la de Trump tras negarse a reconocer que perdió las elecciones de 2022, asegurando que fueron manipuladas. Sus partidarios irrumpieron en el Congreso de Brasil el 8 de enero de 2023 para protestar contra el “fraude”. Como Bolsonaro está bajo investigación por un supuesto complot para dar un golpe de Estado, su pasaporte ha sido revocado y no podrá viajar a Washington.

Otro es el del político británico de extrema derecha Nigel Farage, líder del movimiento Brexit que en 2016 ganó el referéndum para sacar a Reino Unido de la Unión Europea.

La colusión de políticos y empresarios

Independientemente de que esas y otras personalidades conservadoras o populistas destacadas vengan a Washington para la segunda juramentación de Trump en la fachada oeste del Capitolio, deja patente la intención de tener bajo una misma carpa simbólica ese movimiento de la derecha global que parece en auge.

En ese esfuerzo, hay que tener en cuenta la proximidad del multimillonario Elon Musk al proyecto. Musk es una figura dentro del gobierno, luego de que Trump le asignara el llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental” con el que buscan reducir la burocracia federal, eso que el futuro presidente y los suyos llaman en “Estado profundo” (un ente que estaría en su contra).

El tamaño del Estado es una preocupación de los conservadores estadounidenses porque consideran que implica programas federales “injerencistas” y que coliden con las potestades de los estados de la unión, limitando sus soberanías.

Una ceremonia que ilustra la existencia de una internacional conservadora

Pero la ceremonia de juramentación de Trump es solo un episodio protocolar que ilustra el grade de acercamiento que han tenido en los últimos años líderes de movimientos que, hasta hace no mucho, eran vistos como expresiones marginales que muy difícilmente podrían acceder al poder con sus propuestas extremistas.

La Conferencia de Acción Política Conservadora (AC, por sus siglas en inglés) es una buena vitrina para calibrar el fenómeno. En los últimos años, la que se define como la "reunión de conservadores más grande y más influyente del mundo", recibe cada vez más participantes y oradores internacionales. De la misma manera Steve Bannon o Steven Miller son caras conocidas en foros similares en otros países.

En 2024 estuvieron en el podio de AC los británicos Nigel Farage y la exprimera ministra Liz Truss, el argentino Milei, el salvadoreño Bukele, y Santiago Abascal, líder del grupo derechista español VOX.

Abascal resumió este viernes las perspectivas del movimiento conservador con el triunfo de Trump asegurando que su victoria "marcará antes y un después para el mundo progre y totalitario", y como ejemplo puso que "las grandes tecnológicas han anunciado el fin de la censura que imponían, y los grandes fondos han abandonado la Agenda 'woke'".

"Europa y España no pueden quedar alejadas de la senda de la cordura, la prosperidad y la libertad. Hay que elegir entre la Europa soviética que nos llevan años imponiendo desde Bruselas, y la Europa de la libertad de sus gentes y la soberanía de sus naciones", afirmó en un mensaje en su cuenta de X.

Al igual que Trump, Farage, Miley, Abascal y otros han proyectado con éxito el mensaje de que las élites políticas menosprecian a los ciudadanos y exacerbado la desconfianza en las instituciones.

Aunque, por definición, los nacionalismos que defienden estos líderes, no pueden ser globlalizadores, MAGA (Make America Great Again) se ha convertido en una frase familiar en varias latitudes donde los conservadores y populistas de diverso tipo aspiran ganar el control para "reparar" lo que los políticos tradicionales no han podido arreglar.

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