Cómo Tennessee se convirtió en el nuevo campo de batalla de la guerra cultural que divide EEUU
Tennessee se puso en el centro de la guerra cultural que divide a los estadounidenses y se convirtió en nuevo campo de batalla donde se podría definir el futuro de la democracia, después de que la supermayoría republicana en la Cámara de Representantes estatal expulsara a dos legisladores demócratas negros que participaron en una manifestación contra la violencia armada.
La expulsión de Justin Jones y Justin Pearson dejó sin representación a 140,000 votantes en distritos predominantemente negros de Nashville y Memphis, gracias a una sanción para castigar a legisladores acusados de faltas graves y que nunca se había utilizado como arma contra adversarios políticos.
Esta semana Jones y Pearson fueron reinstaurados en sus curules por los concejos municipales de ambas ciudades, aunque será de forma interina a la espera de elecciones especiales para cubrir los cargos.
“Este es uno de los abusos de poder de la mayoría y más antidemocráticos jamás vistos en un ente legislativo”, escribió Fred Wertheimer, fundador y presidente de Democracy 21, una organización apartidista que busca una mejor gobernanza.
“La legislatura de Tennessee es una desgracia nacional y bien puede pagar un precio por sus acciones indefendibles en el largo plazo”.
Por lo pronto, el episodio les brindó a ambos una gran proyección y los colocó en el centro de la atención nacional. Recibieron el apoyo del presidente Joe Biden, que habló con ellos por teléfono, y de la vicepresidenta Kamala Harris, quien los visitó en Nashville.
Jones y Pearson han dicho que planean postularse a las elecciones para escoger a los representantes permanentes, las cuales ocurrirán en los próximos meses en una fecha aún indeterminada.
El efecto avalancha de la medida contra Jones y Pearson
Jones y Pearson encabezaron una protesta a favor de controlar el a las armas de fuego dentro del Capitolio de Nashville, días después de una masacre perpetrada en una escuela de la ciudad que dejó seis personas muertas, incluyendo tres niños pequeños. La protesta fue pacífica, no hubo arrestos ni heridos.
El Partido Republicano se opone mayores controles para el a las armas de fuego, alegando que ponen en riesgo derechos consagrados en la Constitución estadounidense. La supermayoría republicana en la Asamblea Legislativa estatal los expulsó alegando que la protesta atentó contra la majestad de la institución.
El presidente de la Cámara de Representantes estatal, el republicano Cameron Sexton, dijo la semana pasada a Fox News que “en el hemiciclo de mi cámara, ya que soy el presidente, tenemos reglas, tenemos decoro, tenemos un proceso, tenemos procedimientos”.
Varios actores de la sociedad civil han expresado su temor de que la expulsión de los dos demócratas, una medida sin precedente, inspire medidas similares a lo largo de la nación.
“Le puedo garantizar que veremos algo similar en lugares similares de ahora en adelante”, dijo Hasan Kwame Jeffries, profesor de Ohio State University, al sitio web de noticias sobre la comunidad afroestadounidense The Root. “Esto es un mal precedente”.
Sanciones y declaración de fraudes, la estrategia republicana contra los demócratas
Neha Patel, directora de State Innovation Exchange, un centro de estudios para legisladores estatales de tendencia liberal, asegura que las expulsiones de opositores es la tercera pata de una estrategia a largo plazo lanzada por el Partido Republicano.
Las otras dos aristas son objetar los procesos electorales y cuestionar la integridad electoral ( como sigue haciendo el expresidente Donald Trump y varios de sus seguidores que han perdido elecciones).
“Representa una erosión realmente lenta de nuestra democracia”, dijo Patel a la agencia de noticias AP.
Existe una tendencia en decenas de estados con mayorías legislativas republicanas en lo que se impulsan medidas para dificultar el al voto, con el argumento de prevenir la realización de fraudes, aunque en ninguno las auditorias hechas hayan indicado algún manejo irregular.
177 proyectos de ley que restringen el voto o crean sistemas que pueden intimidar a los votantes o permitir interferencia partidista han sido presentados este año en docenas de estados, según estadísticas compiladas por el Brennan Center, un centro de estudios políticos.
Uno de ellos se concretó en Georgia tras la controversia artificial que generó la campaña de Trump sobre las elecciones de 2020. La mayoría republicana en la Asamblea Legislativa removió al secretario de Estado como presidente de la junta electoral y lo reemplazó con un funcionario designado por los legisladores.
Justamente fue el secretario de Estado, el republicano Brad Raffensperger, quien se negó a “buscar los votos” que Trump aseguraba que necesitaba para revertir el triunfo de Biden en el estado y apuntalar su estrategia de desconocer los resultados en varios estados clave.
Con el expresidente Trump en busca de su tercera candidatura a la Casa Blanca, repitiendo falsedades sobre el negado fraude de 2020, es de esperar que esa línea de acción republicana se profundice y que aplicar la aplanadora a la oposición como se vivió en Tennessee se haga algo más común.