“Vi a otros migrantes morir”: Menor guatemalteco caminó sin compañía un mes para llegar a EE.UU.
SAN YSIDRO, California.- El número de menores no acompañados que llegan a la frontera de México-Estados buscando asilo político ha crecido exponencialmente en los últimos años, muchas son las razones, las de Bryan, fueron huir del narco.
El crimen organizado trató de hacerle daño, él vivía en una zona fronteriza con el estado mexicano de Chiapas, donde el narco ha aumentado su actividad y violencia, llegando hasta Guatemala, buscando incautar jóvenes para expandir sus dominios.
Aunado a esa constante amenaza, enfrentaba otra de las problemáticas constantes en la zona: la pobreza. Esas dos razones lo hicieron tomar una difícil decisión y emprendió el viaje completamente solo buscando el sueño americano, para lograrlo caminó un mes, para llegar a los Estados Unidos y conseguir asilo político.
“Yo me vine solo, no tenía dinero para pagarle a alguien, pero la verdad da mucho sentimiento y tristeza, vi a otros migrantes que se morían por falta de agua y comida. Vi gente morir en varias partes”, relató el jovencito.
El miedo lo invadió muchas veces, pensó regresar a su país, pero el deseo de ayudar a sus compatriotas, a su familia, sus padres y hermanitos le dio la fuerza para continuar un viaje que inició en Chiapas.
Los sueños de un menor migrante
Como todo adolescente, está lleno de sueños, muy distintos a otros menores de su edad, pues lo de él son una vida mejor, que solo puede tener lejos de su familia, pero a la vez son ellos quienes lo motivan a conseguirlos.
Una vez que pueda adentrarse en Estados Unidos y evitar la deportación, ya no estará solo, en Massachusetts vive su tío y sus primos, una familia lo espera.
Sueña con trabajar en la albañilería o en un restaurante, considera que Estados Unidos es un lugar “muy bendecido”, y aunque sus parientes le han dicho que la situación también es difícil, es mucho mejor que en Guatemala, donde las amenazas no paraban, buscaban venderles “como drogas”.
En sus ojos se puede ver la melancolía mezclada con esperanza, pero también la tristeza y el miedo, no solo a lo desconocido, también a lo que vio en su largo viaje a pie.
“Venía yo viajando y de repente vi un choque, vi seis personas muertas, de otro país, como de Haití. Se siente algo en el corazón de que no pudieron luchar por su sueño americano”, dijo con visible tristeza.
La fe en Dios lo llegó a seguir caminando
Un mes caminando solo se dice fácil, pero la realidad es un periplo inimaginable para muchas personas, excepto para quienes lo han vivido. En la soledad, el corazón del joven anhelaba a su familia, pero recurría a quien tenía cerca: Dios. Le pedía llegar con bien y le prometía cosas a cambio.
“Si usted me ayuda, ayudaría a la iglesia, con los diezmos. Le rezaba bastante, no es fácil viajar”, contó el adolescente.
Los días calurosos lo encontraron mientras caminaba, casi sin comer aguantó las inclemencias del tiempo, fue algo de lo más difícil de su camino.
Algunas personas de su país le dijeron que lo mejor era quedarse en la ciudad fronteriza de Tijuana, donde estaba al momento de la entrevista, pues creen que puede pasarle algo y no volver a ver a su familia.
Cada semana hablaba con su papá, el hombre a veces lloraba, le pedía que regresara, otras ocasiones lo animaba a seguir y cumplir sus sueños, optó por lo segundo.
Bryan se siente contento de ver su sueño tan cerca, espera cruzar a Estados Unidos y recibir el tan anhelado asilo político. Ahora ve un futuro por delante.