¿Has sentido alguna vez mariposas en el estómago? No, no de las buenas. Cuando pensamos en ansiedad, nos imaginamos un ataque de pánico, sudoración, hiperventilación o excesiva preocupación. Pero, a veces, la ansiedad, el estrés o la depresión pueden sentirse en la zona abdominal y hacerte desear que no hubieras comido tanto al mediodía.