Coronado como el mejor villano del cine por el American Film Institute, Hannibal Lecter dejó su huella en la pantalla grande gracias a la interpretación galardonada con el Oscar de Anthony Hopkins en The Silence of the Lambs (1991).

Estos personajes de series no son conocidos por su bondad y dulzura en la televisión. Al contrario, son violentos, crueles y sanguinarios. Es que estos personajes de la ficción han protagonizado memorables escenas en las que el ingrediente principal es la violencia extrema y pasaron a la historia como esas personas con las que es mejor no meterse.

Así son las novelas psicológicas: un género literario que se remonta al siglo XI y que sigue atemorizando a sus lectores con sus juegos mentales. ¿El problema? Es imposible dejarlas a medias.

Cada vez que llega un guión a manos de un actor, este se enfrenta a la crucial pregunta: ¿este papel le viene bien a mi carrera? La mayoría prefiere quedarse en una zona de confort; quizá coquetear un poco con el riesgo, pero no demasiado. Un personaje podría destruirlo y lo sabe.

Para una serie cancelada antes de tiempo por una de las grandes cadenas de TV estadounidense debido a sus bajos ratings, pero aclamada por la crítica y con una devota base de seguidores, su futuro, si es que había uno, estaba indefectiblemente en los servicios de streaming.

Una serie de televisión, sin importar de que genero sea, tiene muchas oportunidades de demostrar el grado de creatividad de sus realizadores; desde imágenes aisladas, elementos llamativos, hasta cameos; todo está diseñado para que el espectador sienta que los guionistas le pusieron especial atención a su trabajo -y cualquiera que haya dedicado algo de esmero a su tarea sabe que es grato ser reconocido por ello-.