La humanidad se ha enfrentado entre sí por diversos motivos: política, religión, poder... pero nunca hubo un conflicto tan estridente como el gastronómico. ¿Pizza o hamburguesa? ¿Hamburguesa o lasaña? ¿Lasaña o Pizza? Y así, sucesivamente, en un bucle infinito de eternas discusiones y posibilidades. Entonces, una pequeña ciudad inglesa tomó salomónica decisión: la pizza-hamburguesa-lasaña, una creación que desafió límites que ni los mayores genios culinarios lograron derribar, porque, en definitiva, es una pizza que, también, es hamburguesa y, además, lasaña...