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Embarazo

“Todos los embarazos de los que no pude hablar”: por qué hay que eliminar el tabú sobre las pérdidas gestacionales

Según la organización March of Dimes, el 15% de las mujeres que saben que están embarazadas experimenta una pérdida. La mayoría siente que debe tragarse todo ese dolor en silencio.
24 Nov 2019 – 10:41 AM EST
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La campaña #IHadAMiscarriage y la cuenta @lamamadematias son ejemplo de los esfuerzos que hay por normalizar la conversación sobre las pérdidas gestacionales y validar socialmente el duelo de las madres. Crédito: Cortesía Instagram @ihadamisscariage y @lamamadematias

“He estado pérdidas gestacionales y el tabú que las rodea.

“No hablamos abiertamente sobre las pérdidas y la infertilidad en Estados Unidos, aunque son más comunes que la gripe”, dice al comienzo de su relato donde cuenta detalladamente cómo sintió que debía tragarse todo el dolor frente a colegas y hasta amigos.

“Durante años nunca le conté a nadie de mis abortos porque, como una mujer profesional en EEUU, había sido adoctrinada a acallar las implicaciones de mi género”, dice. Un sentimiento que por distintas razones comparten millones de madres en muchas latitudes.

¿Por qué se sienten obligadas a callar? “ El tópico de la pérdida de un embarazo está atracado en el silencio, que luego produce un ciclo de vergüenza y culpa. Con demasiada frecuencia las mujeres reportan sentir que hicieron algo mal, que de algún modo fueron responsables de causar la pérdida, aunque la ciencia indica que la mayoría tienen una causa cromosómica”, explica a Univision Noticias Jessica Zucker, psicóloga especializada en salud mental de las mujeres y fundadora de I Had a Miscarriage, una cuenta de Instagram que busca justamente ir eliminando ese estigma.


“El silencio es un hervidero de esos sentimientos poco productivos. Al compartir nuestras historias de dolor y esperanza, honramos el duelo y su tortuosidad. Al hacerlo, tenemos la oportunidad de conectar con otros que han pasado por experiencias similares, crear comunidad y recibir el apoyo que merecemos”, explica Zucker.

Habla no únicamente como profesional con un PHD en estos temas, sino con la legitimidad de quien ha estado en esos zapatos. En 2012, perdió a su bebé en la semana 16 de gestación, luego de entrar en trabajo de parto y tenerlo estando sola su casa, una traumática experiencia que compartió en un artículo de opinión publicado en The New York Times dos años después.

“No deberíamos sentirnos avergonzadas de nuestros traumas, ni esconder el dolor. No es que me sienta orgullosa de haber tenido una pérdida, pero sí me siento obligada a cuestionar el por qué hablamos poco del tema, aunque las estadísticas sean alarmantes. ¿Es acaso vergüenza motivada por la cultura? ¿Atisbos de autoculpa? ¿un constante estigma? ¿la noción de que no debemos hablar de cosas no placenteras? Es un tema duro, pero si cada mujer que ha enfrentado un aborto espontáneo o muerte perinatal contara su historia, nos sentiríamos, al menos, menos solas”, insiste.


Hasta 15% de las mujeres que saben que están embarazadas sufren un aborto espontáneo, entendiendo por este al que ocurre antes de la semana 20 de gestación según la organización March of Dimes. Si se toma en cuenta a aquellos embarazos de los que no se tiene conocimiento, la cifra llega hasta 50%.

Cuando la pérdida ocurre después de la semana 20 se habla de nacimiento sin vida o muerte fetal ( stillbirth en inglés). En Estados Unidos, esta última ocurre en 1 de cada 100 embarazos por año según los Centros para Prevención y Control de Enfermedades.

Fue lo que le ocurrió a Ileana García Mora, periodista venezolana radicada en México que, a raíz de ello, creó @LaMamáDeMatías, un espacio en Instagram para “transformar el dolor de la pérdida del bebé en algo útil” y servir de espacio de acompañamiento a las mujeres que sufren una pérdida gestacional.

En esos casos en los que el embarazo es evidente y por tanto, la pérdida es inocultable, las madres “tienen miedo de afrontar a la sociedad, sean vecinos, parientes, colegas porque no saben cómo ellos van a reaccionar o qué decir si les preguntan”, explica Cecilia Aragón, terapeuta del Instituto Irma, que en México brinda apoyo psicológico a madres en proceso de duelo.

“Muchas veces nadie les dice nada, ni siquiera se les dan el pésame y esto les crea conflicto y sienten mucho enojo de que no se le dé a su bebé la importancia que merece por el simple hecho de que no nació. Ese es otro tabú: si no nació o no lo conociste, no existió o no debe doler. No se le da el valor de persona”.

Algo con lo que se identifica García Mora. “Lo primeros días de regreso a mi trabajo me sorprendió que muchas personas - que ya sabían lo que había pasado con mi bebé- me recibieron con muchísimo cariño, pero no me decían ni una palabra sobre mi bebé, que creció dentro de mí en esos mismos pasillos. Eso me puso peor: me dolía mucho que ignoraran a mi bebé”, relata en un post de @LaMamaDeMatías.

Allí, aclara que es falso aquello de que “si le menciono algo de su bebé, voy a recordarle o removerle su dolor”. “Siempre tenemos presentes a nuestros bebés, aún y cuando nadie los nombre (…). Simplemente nunca los olvidamos”, insiste.

Fue en sesiones con terapeutas del Instituto Irma que ella encontró las herramientas no para borrar el dolor, porque es imposible, pero sí para sentirse acompañada, para comprender que hay un duelo que vivir y manejar las emociones. “Me ayudaron a entender que la reconciliación con la vida es posible después de vivir ese dolor que no tiene nombre”, dice.

“Al perder un hijo, las mamás podemos experimentar la pérdida del sentido de nuestra vida, una pérdida del propósito. Es como si de pronto nos quedáramos sin rumbo, e incluso, sin razones para seguir en este mundo. Eso fue lo que viví yo, y sé que es la misma sensación que muchas mamás tienen, porque he estado muy cerca de ellas en la comunidad que se ha creado alrededor de la cuenta de Instagram de @LaMamáDeMatias”, afirma. Su perfil en Instagram supera los 6,600 seguidores.

Luto poco aceptado

El dolor por la pérdida de un hijo no es menos intenso por el simple hecho de que ocurra más temprano en el embarazo, aunque las dificultades sean otras.

“Por no ser reconocida la pérdida, el proceso suele vivirse en soledad con poco apoyo y acompañamiento de las personas más cercanas y con una exigencia a la recuperación lo más pronto posible”, explica Matiza Gómez, del Instituto Irma.

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Para Ileana García Mora, “ a veces pareciera que, para la sociedad, el dolor por la muerte de un hijo debería ser proporcional al tiempo que haya durado su vida, es decir, de la edad que tenía al momento de morir”.

"A veces pareciera que, para la sociedad, el dolor por la muerte de un hijo debería ser proporcional al tiempo que haya durado su vida".


“Si ese hijo no ‘estuvo’, es decir, si la gente no lo conoció, no lo vio crecer, entonces no existió. Y en función de esa percepción errada nos empujan a los papás a que ‘pasemos la página rapidito’, a que ‘avancemos’ y dejemos ‘el pasado atrás’, como si un hijo pudiera simplemente dejarse a un lado, así como así”, agrega.

Una regla que “demoniza el duelo”

Reglas como las de las 12 semanas, según las cuales muchas parejas deciden ocultar la noticia del embarazo por temor a sufrir un aborto espontáneo durante las primeras semanas son “anticuadas” y “hacen más daño en vez de ayudar”, subraya la psicóloga Jessica Zucker.

“Lo que hacen es estigmatizar más a quienes sufren una pérdida y crea esencialmente un constructo que demoniza el duelo (…) Eso envía el mensaje de que la pérdida es algo de lo que no se debe hablar, lo que contribuye a que las mujeres se sientan aisladas y confundidas sobre a quién pueden hablar y cómo buscar apoyo si sienten que lo necesitan”.

Hablar de ese dolor, honrar el duelo y darse el tiempo para llorar es necesario para sanar. La buena noticia es que cada vez más muchas mujeres se animan a romper con el silencio.


A principios de noviembre, la influencer e instructora de fitness, Hilaria Baldwin, compartió con todos sus seguidores en Instagram que había perdido a su bebé de 16 semanas, a horas de enterarse de lo ocurrido. “Hoy las cosas no marcharon como planeaba. Estoy muy triste”, publicó en sus stories la esposa del actor Alec Baldwin.

Siete meses antes, ya había contado a sus fans sobre una pérdida anterior. “Siempre me prometí a mí misma que si quedaba embarazada de nuevo compartiría la noticia con ustedes muy temprano, incluso si implicaba sufrir una pérdida públicamente”, escribió.

“No siento vergüenza por esta experiencia y quiero ser parte del esfuerzo por normalizar las pérdidas gestacionales y eliminar el estigma que les rodea”, insistió.

Qué quieren (y no quieren) escuchar

¿Cómo ayudar a mujeres como Baldwin, Zucker o García Mora, que han sufrido una pérdida gestacional, independiente de cuál sea la etapa del embarazo?

“El mejor consejo que puedo dar es simplemente escuchen. Que estén presentes, disponibles, que tengan empatía y sean gentiles. Alejarse de las presunciones y preguntarles a las mujeres cómo se sienten”, responde Zucker y aconseja evitar los clichés que pueden “interponerse entre el ser querido y la persona en duelo”.

Mejor alejarse de expresiones -bienintencionadas pero dolorosas- como “la naturaleza es muy sabia”, “Dios sabe lo que hace” o “Dios sabe a quién le pone las pruebas más duras”, señala García Mora.

“Un sincero “lo siento”, “lamento tu pérdida”, “siento tu dolor”, “comparto tu dolor”, “te acompaño con amor en tu dolor” son frases de mucho poder y valor para una mamá en duelo. Lo más importante es decirlas con verdadera honestidad, sinceridad y verdadera empatía”, dice.

Mucho ha cambiado para ella desde que hace año y medio cuando, con un post en su cuenta privada en las redes sociales, se atrevió a dar “oficialmente la noticia” de que su bebé, Matías, había muerto.

“Fue tan duro escribirlo, pero también muy terapéutico. Ese post fue uno de los primeros pasos que di para reconocer mi maternidad, aunque mi hijo no estuviera conmigo, y también fue una forma de decirle al mundo que yo había cambiado”.

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