Por qué los políticos estadounidenses son generalmente tan ancianos (y por qué se aferran a seguir en el poder)
Cuando el expresidente Bill Clinton apareció en la Casa Blanca a principios de 2023, estaba allí junto al presidente Joe Biden para celebrar el 30 aniversario de la ley de licencia familiar y médica. Resultaba difícil ignorar el hecho de que habían pasado tres décadas desde que Clinton ocupó el cargo y, sin embargo, a sus 77 años, es tres años más joven que Biden.
Biden, que ahora tiene 80 años, es el primer octogenario que ocupa el Despacho Oval, y su principal rival, el expresidente Donald Trump, tiene 77 años. Una encuesta de la Universidad de Monmouth realizada en octubre de 2023 mostró que aproximadamente tres cuartas partes de los votantes piensan que Biden es demasiado viejo para el cargo, y casi la mitad cree que Trump es demasiado viejo para ocupar el cargo.
El expresidente George H. W. Bush, decidió felizmente no volver a desafiar a Clinton en las elecciones de 1996. Si se hubiera postulado y hubiera ganado, habría tenido 72 años en la toma de posesión de 1997.
En su lugar, disfrutó del resto de su vida lleno de causas humanitarias, paracaidismo y nietos. La vida postpresidencial de Bush, y los ideales estadounidenses de jubilación, en general, plantean la cuestión de por qué estos dos hombres, Biden y Trump -que superan en más de década y media la edad media de jubilación de los estadounidenses- se presentan de nuevo para uno de los trabajos más difíciles del mundo.
Una tendencia de las personas mayores en la política
Trump y Biden son dos de los tres hombres de mayor edad que han ocupado la presidencia de Estados Unidos. Durante 140 años, William Henry Harrison ostentó el récord como la persona de mayor edad elegida presidente, hasta que llegó Ronald Reagan. Harrison tenía 68 años cuando asumió el cargo en 1841, y Reagan tenía 69 en su primera toma de posesión en 1981.
Cuando Reagan dejó el cargo a los 77 años, era la persona de más edad que había ocupado la presidencia. Trump dejó el cargo a los 74 años, lo que le convierte en la tercera persona más vieja, por detrás de Reagan y Biden.
Según la Oficina del Censo, la edad media en EEUU es de 38.9 años. Sin embargo, las edades medias en la Cámara y el Senado están entre los 58 y 64 años.
Hay una palabra que se utiliza a menudo para describir la clase gobernante de la nación: "gerontocracia." La revista Teen Vogue, publicó recientemente un artículo explicando la palabra a los votantes más jóvenes, en el texto define el término como "gobierno de los ancianos".
Las gerontocracias son más comunes entre los líderes religiosos, como el Vaticano o los ayatolás de Irán. También eran comunes en los comités gobernantes comunistas, como el buró político soviético durante la Guerra Fría. En las democracias, los líderes ancianos son menos comunes.
Más allá de la Casa Blanca
Biden y Trump no son los únicos líderes que envejecen en la política estadounidense, es una tendencia bipartidista. El líder de la mayoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer, tiene 72 años, y el líder de la minoría, el republicano Mitch McConnell, tiene 81 años.
El senador republicano Chuck Grassley acaba de ser reelegido y cumplió 90 años, aún no tiene planes de retirarse, mientras que el senador independiente Bernie Sanders tiene 81 años y no ha mencionado la jubilación en absoluto.
En la Cámara de Representantes, la demócrata californiana y expresidenta Nancy Pelosi, de 83 años, acaba de anunciar que se presenta a la reelección para su 19º mandato. Bill Pascrell Jr., demócrata de Nueva Jersey, y Eleanor Holmes Norton, demócrata que ejerce como delegada sin voto de Washington D.C., tienen 86 años. El republicano de Kentucky Harold Rogers y la demócrata de California Maxine Waters tienen 85 años. El demócrata de Maryland Steny Hoyer tiene 84. La lista continúa, y ninguno de estos políticos ha expresado sus intenciones de jubilarse.
Hace unos años, un farmacéutico del Capitolio saltó a los titulares al revelar que recetaba medicamentos contra el Alzheimer a los congresistas. Esta es la tercera Cámara de Representantes y el Senado más viejos desde 1789.
Retraso en la jubilación ¿Qué ocurre aquí?
La mayoría de los baby boomers que retrasan su jubilación lo hacen porque no pueden permitirse dejar de trabajar, debido a la inflación o a la falta de ahorros, pero todos estos líderes políticos tienen mucho dinero en el banco: muchos son millonarios. Si se jubilaran, disfrutarían de pensiones públicas y prestaciones médicas, además de Medicare. Así que para ellos no es probable que sea un tema financiero lo que los detiene.
Una teoría es que se trata de negación. A nadie le gusta que le recuerden su propia mortalidad.
Conozco a gente que equipara la jubilación con la muerte, a menudo debido a otras personas que han fallecido justo después de dejar el cargo, lo que puede explicar por qué tanto la senadora Dianne Feinstein como la jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg permanecieron tanto tiempo en el puesto, muriendo mientras seguían en el cargo a los 90 y 87 años, respectivamente.
Para otros, es una cuestión de identidad. Muchos de los altos mandos que conozco han trabajado tanto durante tanto tiempo que toda su identidad está ligada a su trabajo. Además, debido a tantos años de duro trabajo, no tienen aficiones de las que disfrutar en el tiempo que les queda.
Otra teoría es el ego. Algunos legisladores se creen imprescindibles, que son los únicos que pueden hacer el trabajo. No son precisamente humildes.
En el mundo de la política, a menudo también les interesa mantener el poder. Son los se dicen a sí mismos: "¿Por qué no voy a querer seguir decidiendo los votos en una Cámara o un Senado muy divididos, o seguir dando discursos y volando en el Air Force One como presidente, o diciéndome a mí mismo que estoy salvando la democracia?”. Es fácil ver por qué solo algunos de ellos dejan el poder.
¿Límites de edad?
Se han hecho llamamientos para imponer límites de edad a los cargos electos federales. Al fin y al cabo, los agentes del orden se jubilan a los 57 años. Lo mismo ocurre con los guardaparques nacionales. Sin embargo, el trabajo más estresante del mundo no tiene límite de edad.
Para quienes piensen que la jubilación obligatoria es discriminatoria y arbitraria, hay otras opciones: La candidata republicana Nikki Haley ha pedido que se realicen pruebas de aptitud mental obligatorias a los líderes electos mayores de 75 años, aunque ha dicho que aprobarlas no sería un requisito para ocupar el cargo, y que suspenderlas no sería motivo de destitución.
Una encuesta de septiembre de 2023 muestra que una gran mayoría de los estadounidenses apoya las pruebas de competencia. De ese modo, el público sabría quién es listo y quién no. Me parece una buena idea.
También lo es tener la generosidad de hacerse a un lado y pensar en los demás. Y tener la sabiduría de darse cuenta de que la vida es corta y de que se trata de algo más que de ir a trabajar. Y tener la gracia de hacer lo que John F. Kennedy, el segundo presidente más joven del país, dijo una vez: pasar la antorcha a una nueva generación de estadounidenses.
Mi colega, el profesor Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, lo expresa muy bien: "Tengo 70 años, así que siento una gran simpatía por esta gente. 80 años parecen muchos menos que antes, por lo que a mí respecta, pero es ridículo. Tenemos que volver a elegir a gente de entre 50 y 60 años". Y las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses dirían: "Amén, hermano".
*Mary Kate Cary es profesora Adjunta de Política y Directora de Think Again en la Universidad de Virginia.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Si quieres leer la versión en inglés, puedes hacerlo aquí.
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