Que los medios de comunicación con credibilidad proyecten un vencedor NO es desinformación

Llegó el día. Millones de ciudadanos están llamados a las urnas en el país para escoger a quien será el próximo presidente de Estados Unidos para los siguientes 4 años. Una jornada en la que todos esperan los resultados de los centros de votación y cómo los votos de los colegios electorales van inclinando la balanza en favor del candidato republicano, Donald Trump, o de la demócrata, Kamala Harris. Sin embargo, es muy posible que hoy no se sepa quién es el vencedor, ya que las encuestas apuntan a un resultado muy ajustado que puede dar lugar a reclamaciones y recuentos de boletas en algunos puntos del país.
En Estados Unidos no existe un organismo electoral centralizado que cuente los votos, por los que son los estados quienes definen tanto la forma de votación, como el conteo y dan los resultados. En uno Nevada, el voto por correo puede llegar hasta antes del 9 de noviembre.
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Barry Burden, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Wisconsin, explica vía email a elDetector que “a diferencia de la mayoría de las demás democracias, Estados Unidos no tiene un sistema electoral centralizado istrado por una única oficina en Washington”. Esto hace que “cada estado” gestione las elecciones “de forma algo separada” y “los medios de comunicación recogen los resultados de todos los estados para ofrecer al público patrones de todo el país”.
Así, el público puede acceder a proyecciones de resultados en medios de comunicación a través del National Election Pool (NEP), un consorcio que incluye a ABC, CBS, NBC News y CNN y, sobre todo, al resultado que la agencia de noticias Associated Press (AP) facilita y que es tomado como referencia por múltiples medios de comunicación, entre ellos Univision Noticias.
Eso sí, como recuerda Robert Shapiro, también por email a elDetector, catedrático y exdirector del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia, “los estados certifican los resultados finales y determinan los ganadores en las elecciones a la Cámara de Representantes, al Senado y a nivel estatal”. Veamos algunos ejemplos.
¿Cómo hacen la AP y el NEP?
La AP se basa en el recuento de reporteros locales que “recogen los resultados de las votaciones en la fuente: los colegios electorales y las oficinas electorales de los condados”, como explica la agencia de noticias en su página web. Posteriormente los cotejan “con los datos publicados en los sitios web de los condados” para “garantizar” que las cifras publicadas “son infaliblemente exactas”.
La AP lleva haciendo este trabajo desde 1848, dos años después de su fundación. En cuanto a sus resultados, presume que en 2020 las proclamaciones “fueron correctas” en el “99.9% de los casos” en las elecciones a presidente, gobernador, Senado y Cámara de Representantes.
Sobre los estados muy disputados, la AP no declara un vencedor “si el margen entre los dos primeros candidatos es inferior a 0.5 puntos porcentuales”. En cuanto a las que tienen votos por contarse, como puede ser el mencionado caso de Nevada, AP las considera como “demasiado pronto para pronunciarse”.
Sin embargo, puede declarar un vencedor en uno de esos estados si el margen es suficiente para que el otro ya no pueda ganar ni siquiera en caso de un recuento. Un ejemplo es Wisconsin en las presidenciales de 2020: la AP proclamó vencedor a Joe Biden a pesar de tener una ventaja de unos 20,000 votos. La revisión solicitada por ley por Donald Trump no revirtió ese resultado.
En el caso del National Election Pool, la empresa especializada en datos electorales Edison Research lleva a cabo sondeos a pie de urna con los recursos facilitados por las cadenas que lo integran. En el caso de NBC News, por ejemplo, “ analizan e informan de forma independiente” esos datos.
NBC News explica en su web que “la mayoría de los resultados se basan en el análisis de los resultados de los distritos electorales y los condados” y también examinan “las diferencias entre los votos anticipados y los del día de las elecciones”.
“En las contiendas reñidas, un análisis minucioso del porcentaje de votos que aún no se ha escrutado es una parte crucial del proceso. No se proyecta ninguna contienda hasta que la Mesa de Decisión esté segura del ganador”, afirman.
Este medio califica cómo se encuentra la contienda electoral en cada estado en tres grados:
- Demasiado pronto: esto significa que uno de los candidatos podría tener un “margen significativo” de ventaja, pero que, según sus estándares estadísticos, no es suficiente para nombrarlo vencedor. También puede ser porque todavía no cuentan con suficientes datos.
- Demasiado cerca para saberlo: la diferencia entre los dos candidatos en contienda es “inferior a 5 puntos porcentuales”. No se califica de esta forma, añaden, “hasta que no tengamos la certeza estadística de que la carrera será así de reñida”.
- Ganador previsto: la proyección da un vencedor claro.
Cálculos confiables
Tanto Shapiro como Burden coinciden en que los anuncios de los medios son fiables y que pronunciar un vencedor en tal o cual estado de forma interesada no les conviene.
Para Burden, quien también es el director del Elections Research Center de la Universidad de Wisconsin, los medios ”reputados”, como son la AP y los integrantes del NEP, “sólo están interesados en informar de resultados exactos y hacerlo lo más rápidamente posible”. Recuerda que, como en el caso de la AP, “tienen un largo historial de información sobre los resultados electorales y quieren ser precisos para mantener su reputación”.
Shapiro, profesor en la Universidad de Columbia desde 1982, asegura que los medios tienen un “incentivo” a la hora de anunciar datos fiables y este no es otro que, como dice Burden, la reputación.
Reconoce que en alguna ocasión los medios pueden fallar, pero que ese error “lo corrigen más tarde y, definitivamente, los resultados oficiales los determinan los estados”. Recordar que los datos de los medios no son oficiales, aunque, como vemos, su grado de acierto basado en datos es altísimo.
Ambos, tampoco consideran que la postura editorial del medio les lleve a proclamar victorias de forma interesada. “Los medios de comunicación pueden tener sus propias posiciones ideológicas y preferir y respaldar a determinados candidatos”, señala Shapiro, lo cual no significa que vayan a dar un resultado no apegado a la realidad.
Burden, por su parte, apunta más hacia el ruido en las redes sociales y “otras plataformas” como foco de difusión de desinformación sobre los resultados electorales “intencionadamente”.
“Aparte de los del público que creen en teorías conspirativas, los actores que difunden información incorrecta serán revelados rápidamente cuando los principales medios de comunicación informen de la información correcta”, sentencia.
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