Por qué no deberías gritarles a tus hijos (salvo en contadísimas ocasiones)
La crianza de los hijos es un camino pleno de gratificaciones, pero también encierra momentos que pueden abrumarte. Entonces, tus emociones toman el control e, incluso antes de darte cuenta, te encuentras gritando a todo pulmón.
Pero gritar no supone ninguna solución: promoverá que tus hijos te teman, antes que entiendan las consecuencias de sus acciones, tal como lo explica Healthline. Por este motivo, es una práctica que debe reservarse para situaciones de emergencia.
Por qué no deberías gritarles a tus hijos
Un régimen del terror
Una investigación publicada en Current Biology concluyó que los gritos activan el circuito de miedo en el cerebro y son interpretados por el cerebro como una señal de alerta.
Los investigadores midieron las propiedades del sonido comparando una conversación a los gritos con una a un volumen normal. Luego, observaron las imágenes cerebrales de las personas implicadas y la respuesta cerebral fue muy diferente al oír los gritos.
David Poeppel, profesor de psicología y ciencias neurológicas en la Universidad de Nueva York, asegura que las señales de los gritos se envían desde el oído a la amígdala. Allí se almacenan y se procesan cuando la persona tiene miedo. «En las imágenes del cerebro, los gritos activan los circuitos de miedo [...] La amígdala es un núcleo en el cerebro especialmente sensible a la información sobre el miedo», asegura el científico.
En definitiva, escuchar gritos o conversaciones en voz más alta de lo normal representa un disparador de miedo. Según la investigación, gritar sirve no solo para transmitir el peligro, sino también para inducir temor en el oyente, como también concluye Time.
Efectos en los niños
Varios estudios han confirmado que gritarles a los hijos de forma sistemática los torna más agresivos verbal y físicamente, como recoge Healthline. Asimismo, daña su autoestima y los hace más vulnerables a la depresión, como confirma un estudio publicado en Journal of Child Development Studies.
Cuáles son las excepciones
Dado que el grito activa una señal de alerta inmediata, es muy útil para impedir que tus hijos se expongan a situaciones de peligro. Por tanto, gritar puede ser necesario para protegerlo de factores que puedan lastimarlo.
Las mejores alternativas al grito
Salvo estas excepciones, es recomendable que adoptes otras estrategias para comunicarte con tus hijos cuando te sientas abrumada:
Distánciate de la situación y respira. Antes de que tus emociones te hagan perder el control, aléjate del problema y conéctate con tu respiración; que sea lo más profunda posible. Cuando te sientas más tranquila, podrás evaluar el problema con más perspectiva.
- Habla de cómo te sientes. En lugar de canalizar tu enojo mediante gritos, usa tus palabras para compartir tu estado interior con tus hijos de forma serena. Este hábito los estimulará a reconocer diferentes emociones y a respetar cada una de ellas.
- Sé firme. Asegúrate de que tus ojos estén a la altura de los de tu pequeño y habla con seguridad. Recuerda que no necesitas gritar para transmitir una opinión sólida.
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