El estrés de fin de año es un problema real para, aunque te parezca increíble, la mayoría de las personas cuando pasan por las fiestas. Una época muy ocupada: cocinar mucho (y controlarse al comer), planificar las reuniones familiares, pedir ayuda a otros, comprar regalos, limpiar, y, si tienes hijos, ser su entretenimiento, son tareas que pueden sobrepasarte y parecerte abrumadoras, cuando las tienes que hacer todas juntas y al mismo tiempo. También puede ser una época de mucho aislamiento, en la que recuerdas a personas que ya no están, en la que extrañas con nostalgia otros momentos, y en la que no te permites bajo ningún concepto estar triste: todo esto, además de desembocar en estrés, puede traer consigo también ansiedad y depresión.