Trump sigue siendo Trump, pero algunas cosas han cambiado
La primera semana del Donald Trump en la Presidencia dejó señales de cómo serán estos próximos cuatro años en la Casa Blanca. A las pocas horas de juramentar, el mandatario indultó a más de 1,500 personas condenadas o acusadas por el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio. Perdonó incluso a personas que golpearon a policías ese día, contradiciendo a su propio vicepresidente, JD Vance, y otros asesores que habían adelantado que no habría medidas para los que generaron violencia.
Los perdones fueron las primeras de muchas medidas que Trump tomó en los primeros días de su segundo mandato para recompensar a los aliados y castigar a los críticos, tanto de manera contundente en algunos casos como de forma sutil en otros.
Lo que ha sucedido hasta ahora parece indicar que, sin la necesidad de preocuparse por la reelección —la Constitución prohíbe un tercer mandato— o las consecuencias legales después de que la Corte Suprema concediera a los presidentes una inmunidad amplia, es poco lo que podría frenar al nuevo presidente, respaldado también por un Congreso republicano.
Trump puso fin a las medidas de protección federal que habían sido concedidas al doctor Anthony Fauci, su exasesor durante la pandemia. También retiró la seguridad a su exasesor de seguridad nacional John Bolton y a su exsecretario de Estado Mike Pompeo. La istración de Joe Biden había extendido periódicamente las protecciones de seguridad ante las amenazas creíbles sobre esos nombres.
Y, en materia migratoria, puso en marcha medidas duras. ciudadanía por derecho de nacimiento.
Trump conserva el modo en el que se conduce, pero algunas cosas parecen ser diferentes a su primer gobierno. Aquí algunas claves de la primera semana de su regreso a la Casa Blanca.
El gobierno 2.0 de Trump luce más organizado que el primero
En sus primeros días en el cargo, Trump demostró cuánto habían aprendido él y su equipo durante cuatro años, a menudo caóticos, en la Casa Blanca y cuatro más en el exilio político.
El recurso más valioso de un presidente es el tiempo y Trump se propuso en sus primeras horas dejar su huella en la nación con órdenes ejecutivas, memorandos políticos y reestructuraciones de personal gubernamental.
Reflejó un nivel de sofisticación que se le escapó en su primer mandato y superó a sus predecesores demócratas en su escala y alcance para sus primeros días en la Oficina Oval.
A diferencia de cuando en su primer mandato, cuando mantuvo a funcionarios de la istración demócrata de Barack Obama, esta vez Trump rápidamente despidió a a funcionarios del gobierno de Biden y tomó medidas para asegurarse de que los nuevo le sean leales.
En cuestión de días comenzó a desmantelar cuatro años de iniciativas de diversidad, equidad e inclusión en todo el gobierno federal, y borró las barreras que había impulsado Biden sobre la inteligencia artificial y el desarrollo de criptomonedas.
En su primer mandato, las primeras órdenes ejecutivas de Trump carecieron de sustancia y con frecuencia fueron bloqueadas por los tribunales federales. Esta vez, Trump todavía enfrenta los límites de sus autoridades constitucionales, pero también es mucho más hábil al abordar qué puede hacer dentro de ellas.
Los tribunales pueden frenar a Trump o ampliar sus poderes
Trump ha dado pasos para tratar de poner fin a las protecciones del servicio civil para muchos trabajadores federales y de distrito John Coughenour.
“Llevo más de cuatro décadas en los tribunales. No recuerdo otro caso en el que la pregunta presentada fuera tan clara como en este”, dijo Coughenour. "Esta es una orden sin duda inconstitucional", agregó.
La forma en que se desarrollen esos casos judiciales determinará el destino de algunas de las acciones más controvertidas de Trump y hasta qué punto puede llegar cualquier presidente a la hora de impulsar una agenda.
Trump apuesta a que el petróleo resuelva dolores de cabeza económicos
Al presidente le gusta llamarlo “oro líquido”. Su principal supuesto económico es que una mayor producción de petróleo en Estados Unidos, Arabia Saudita y el resto de países que integran el grupo de productores OPEP alivie la inflación y reduzca los ingresos de Rusia para financiar su guerra en Ucrania. No queda claro que los países productores acojan el pedido de bombear más crudo, pues al bajar los precios del barril también caerán los ingresos de esos países.
Pero para Trump, el petróleo es la respuesta. Apuesta a que los combustibles fósiles son el futuro, a pesar de los riesgos del cambio climático.
"Estados Unidos tiene la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país de la Tierra, y vamos a utilizarlo", dijo Trump en un discurso el jueves. Venezuela es el país que alberga las mayores reservas de petróleo del mundo.
"Esto no solo reducirá el costo de prácticamente todos los bienes y servicios, sino que también convertirá a Estados Unidos en una superpotencia manufacturera y en la capital mundial de la inteligencia artificial y las criptomonedas", agregó.
El problema de los multimillonarios es que son rivales
Trump tenía a los hombres más ricos del mundo detrás de él cuando prestó juramento el lunes. Elon Musk de Tesla, Jeff Bezos de Amazon, Mark Zuckerberg de Meta y Bernard Arnault de LVMH.
El multimillonario de SoftBank, Masayoshi Son, también estaba entre el público. Días después, Larry Ellison de Oracle y Sam Altman de OpenAI aparecieron con Son en la Casa Blanca para anunciar una enorme inversión en inteligencia artificial.
Musk, el aliado de Trump que lidera el esfuerzo del 'Departamento de Eficiencia Gubernamental' del presidente, publicó en X que esas empresas no tenía el dinero para sacar adelante semejante inversión. Altman, un rival de Musk en IA, respondió a través de X que sí tienen el dinero.
La cuestión es que, al rodearse de las personas más ricas del sector tecnológico, Trump también queda atrapado en su drama.
"Las personas en el acuerdo son personas muy, muy inteligentes", dijo Trump el jueves. “Pero resulta que odia a Elon, una de las personas. Pero también tengo cierto odio hacia la gente”, agregó.
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