El llamado de los Obama y Hillary Clinton en la "batalla cuesta arriba" por la Casa Blanca
la convención demócrata sin duda han capturado la renovada energía del partido. Al mismo tiempo, estuvieron cargados sin sutilezas de llamados a evitar "complacencias" en una carrera en la que será "cuesta arriba" mantenerse en la Casa Blanca.
Lo hizo Hillary Clinton el lunes cuando en el primer día de la convención en Chicago recordó las burlas que recibió en 2016 de su entonces contendor, el republicano Donald Trump, y cómo ahora es la candidata demócrata, Kamala Harris, el nuevo blanco de las ofensas del expresidente.
"Se mofa de su nombre y de su risa. ¿Les suena familiar?", dijo Clinton. "Pero ahora lo pusimos a correr. Así que no importa lo que digan las encuestas, no podemos bajar la guardia", espetó.
Si hay alguien que puede hablar en carne propia sobre esto es Hillary Clinton. Trump le ganó la presidencia hace ocho años tras una campaña que en sus inicios muchos daban por perdida. Un empresario convertido en candidato sin experiencia alguna en el sector público derrotó en los votos del Colegio Electoral a una ex secretaria de Estado y exsenadora que antes de las elecciones apareció liderando encuestas en estados clave para hacerse con el sillón presidencial.
El contexto de la campaña actual es muy diferente. desistió de buscar la reelección tras un flojo debate que desató una imparable ola de dudas dentro de su propio partido.
Qué dicen las encuestas más allá de la nueva vibra en la campaña demócrata
La figura de Harris inyectó energía a una campaña demócrata hasta entonces apática. También sacudió la republicana. Pero es importante mirar los números y no centrarse únicamente en ese 'cambio de vibra'. Este gráfico ayuda a ponerlo en perspectiva.
El promedio de las encuestas más recientes elaborado por RealClearPolitics, un medio de análisis político y agregador de datos de encuestas, muestra cómo el apoyo a Trump superaba al de Biden en julio y cómo esas líneas se cruzaron cuando Harris tomó el mando del ticket demócrata. Al 21 de agosto, el promedio de las encuestas refleja a Harris con una leve ventaja de 1.5 punto porcentual por encima de Trump.
La pelea cerrada también se evidencia si hacemos zoom en los datos por estados. Hay lo que llaman 'estados péndulo' cruciales para ganar la pelea electoral. Son Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Con números supercercanos, Trump aparece a la cabeza en Arizona, Georgia, Nevada, Carolina del Norte y Pensilvania. Harris lidera, también por un margen ajustado, en Michigan y Wisconsin.
Ese telón de fondo ya está siendo tomado en cuenta al menos por el encargado de un comité político de la campaña de Harris. Chauncey McLean, presidente del comité (o 'Super PAC') Future Forward, dijo en un evento reciente en Chicago que sus encuestas reflejan un escenario "menos auspicioso" que el de las encuestas públicas.
McLean dijo que Harris parece estar impulsando a los votantes jóvenes negros y latinos, pero que todavía debe 'sellar' ese respaldo. Agregó que con Harris a la cabeza se abrió una puerta que habían dado por cerrada cuando Biden seguía en la contienda: la posibilidad de ganar los 'estados péndulo' de Nevada, Arizona, Georgia y Carolina del Norte, de acuerdo con un reporte de la agencia Reuters.
Pensilvania, detalló, aparece como el lugar más reñido en el análisis de Future Forward y Harris debe vencer al menos allí o en Carolina del Norte o Georgia para convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos.
"¡Hagan algo!", el llamado con el que Michelle Obama buscó calar en los demócratas
Ese contexto tan ajustado es del que Hillary Clinton y Michelle y Barack Obama tomaron nota cuando prepararon sus discursos para pedirle a los demócratas no ser "complacientes" y "hacer algo" en los menos de 80 días que quedan para los comicios del 5 de noviembre. Ninguno hizo una referencia explícita a la decepción demócrata del 2016, pero sus palabras trajeron al recuerdo lo que les sucedió ese año en las urnas.
De ellos tres fue Michelle Obama la que más pidió pasar a la acción.
Evocó la "esperanza" de la campaña que encumbró a su esposo en la presidencia y, al mismo tiempo, recordó la "desesperanza" que como demócratas han sentido ante la polarización en Estados Unidos.
Alabó la energía de Harris y su compañero de fórmula, el gobernador Tim Walz, y las masas que están llegando a sus mítines y, al mismo tiempo, advirtió no perder de vista que "todavía hay muchas personas desesperadas por un resultado diferente, listas para cuestionar y criticar cada movimiento de Kamala, deseosas de propagar mentiras".
"Así que no importa lo bien que nos sintamos esta noche o mañana o el día siguiente, esta será una batalla cuesta arriba. No podemos ser nuestros peores enemigos", agregó en un discurso en el que se escucharon algunos de los aplausos más fuertes de la convención. "No se sienten a simplemente quejarse. Hagan algo", urgió.
También lanzó una suerte de velada advertencia ante los conocidos esfuerzos republicanos por revertir resultados en algunos lugares cuando Biden venció a Trump en 2020.
"Estas elecciones van a ser peleadas. En algunos estados, apenas un puñado de votos en cada recinto de votación puede decidir al ganador. Así que necesitamos votar en números que despejen cualquier duda. Tenemos que abrumar cualquier esfuerzos por suprimir" nuestros votos, agregó.
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