¿Cómo preparar a los niños hoy para las carreras del futuro? Estas escuelas usan un enfoque alternativo
¿Qué necesitan para triunfar los jóvenes que se están graduando hoy de la secundaria? Y ¿los que se graduarán en cinco años? ¿En 10? ¿En 26?
La respuesta solía ser más sencilla: estudiar, sacar buenas notas, conseguir un trabajo estable. Los chicos de hoy en cambio deben prosperar en un futuro incierto, de cambios tecnológicos vertiginosos, en el que escogerán entre carreras que aún no existen.
Sabemos que en los próximos 10 años, según el último reporte del Buró de Estadísticas de Trabajo de EEUU, los trabajos de mayor crecimiento serán los del cuidado de la salud, la energía renovable, código de computadora y estadísticas.
Pero compañías como Google y Apple (impensables hace solo tres décadas) ya no requieren un diploma de universidad para sus posiciones más altas. Al mismo tiempo, las escuelas de hoy deben navegar entre una abundancia histórica de información y recursos educativos. ¿Se están adaptando para preparar a los estudiantes para ese futuro?
Dejando atrás la prehistoria
“El sistema de educación de hoy en día es un dinosaurio”, le dijo a Univision Noticias Frankie Bonilla, subdirector de El Centro de Estudiantes en Philadelphia, Pennsylvania. “La evidencia muestra que no estamos preparando a los estudiantes para el próximo siglo. Ahora en la universidad les dan tiempo para desaprender lo que han aprendido. Para mí es un dilema bien grande”.
Bonilla trabaja hace tres años en El Centro, una secundaria del área de Kensington, donde los estudiantes reciben una educación “altamente personalizada, basada en la vida real” que “inspira y empodera a los estudiantes a hacerse cargo de su aprendizaje”, según su página web.
De pequeño Bonilla vivía entre Pennsylvania y Puerto Rico, 6 meses en inglés y 6 meses en español. Su madre no tenía dinero para comprarles ropa nueva a él y sus hermanos, así que ella compraba ropa de segunda y le cosía etiquetas de marcas para que la gente no supiera que les hacía falta dinero.
Esa ingeniosidad, la que nace de la necesidad, es la que Bonilla dice que quiere ayudar a florecer en sus estudiantes, algunas veces de familias de bajos recursos.
“Mi misión es que la gente entienda que la creatividad no es un superpoder que reciben cuando nacen”, dijo, “sino que si lo ponemos en práctica nos puede ayudar a superarnos, no solo económicamente sino intelectualmente también”.
Llevándolo al salón de clase
Bonilla dice que una manera de aterrizar esta filosofía es a través de algo muy concreto, la ingeniería.
Como proyecto, sus estudiantes construyeron un carrito de madera, completo con asiento, ruedas y volante. Pero el punto no era solamente enseñar la ciencia y matemática, dijo Bonilla, habilidades necesarias para triunfar en un mundo regido por la tecnología, sino algo mucho más profundo: “es para que vean que ahora mismo ellos ya son ingenieros”.
Este enfoque es el que utilizan las escuelas de la red de Big Picture Learning, o un aprendizaje que abarca ‘el panorama mayor’. Aquí se aprende haciendo y se asume que los estudiantes tienen intereses y fortalezas que al aprovecharse llevan a un aprendizaje más profundo.
“En vez de ver al ingeniero o inventor como algo (para lo) que necesito cuatro años de escuela superior, ocho años de universidad, para ser una persona creativa, pues... ya tú posees esa habilidad”, dijo Bonilla, quien antes de ser subdirector, era maestro. “Y lo que estamos haciendo es mostrándote que si tú puedes crear algo en el salón y lo podemos sacar del salón, entonces tú puedes crear el mundo que tu quieras y hacer esa diferencia a través de la creatividad y de la innovación”.
Bonilla aclara que ‘hacer un mundo diferente’ no se refiere solamente a lo físico, a construir mejores escuelas, carreteras y hospitales, sino también a construir la comunidad y, muy importante, la mentalidad que los ayudará a salir adelante.
“Muchos de ellos no pueden superarse porque la gente les ha dicho que no pueden”, dijo el subdirector. Para él, el aprendizaje por medio de proyectos, o PBL por sus siglas en inglés, se trata precisamente de darle "la oportunidad a los niños de crear algo nuevo", lo que él considera “el nivel de intelecto más alto”.
Creando una réplica a escala
Al enseñar a través de proyectos los maestros tratan de replicar las condiciones de trabajo que los chicos encontrarán en el futuro. Así ocurre en la secundaria nex+Gen en Albuquerque, Nuevo México, donde los estudiantes reciben computadores portátiles en los que trabajan en clase y que llevan a casa. Sus maestros les enseñan a usar programas profesionales como Google Docs para aprender sobre colaboración, o como Adobe Suite para aprender diseño.
“La mayoría de la gente solo obtiene esta experiencia cuando llega a la universidad o cuando entra al mercado laboral”, le dijo a Univision Noticias Marila Mancha-García, maestra de álgebra en nex+Gen. Aquí algunas materias se enseñan juntas, como las ciencias sociales y el lenguaje, o la biología y la educación física, tal como ocurre en el mundo real.
En esta magnet pública los estudiantes trabajan en un proyecto por dos a seis semanas, dijo Mancha-García, o en el caso de las matemáticas y el lenguaje, trabajan resolviendo un problema, una habilidad esencial en el Siglo XXI.
“Nosotros les damos un problema y luego dejamos que ellos luchen tratando de descifrar qué necesitan para encontrar la respuesta”, dijo la maestra, quien nació en Cuba y a los 5 meses se mudó a Albuquerque, donde se crió. Este es su quinto año enseñando y el primero enseñando a estudiantes de primer año, o freshmen.
En ellos ha podido ver los retos de implementar el aprendizaje profundo, ya que ellos llegan de escuelas tradicionales y ella debe "moldearlos", dijo.
Tumbando mitos
Muchos de sus alumnos llegan con sentimientos de desamparo e impotencia, dijo Mancha-García. Los maestros deben enseñarles que está bien pasar trabajo resolviendo un problema; de hecho es parte clave del aprendizaje.
Por eso en el primer año se enfocan en enseñar la mentalidad de crecimiento, que contempla que las personas no nacen con un set de características estáticas, sino que la inteligencia y la creatividad se entrenan como los músculos se entrenan en el gimnasio.
Muchos estudiantes de Mancha-García comienzan el año diciendo que "no son buenos para las matemáticas", dijo la maestra, aunque estas sean la base para muchos de los trabajos del Siglo XXI.
En esta escuela tratan no solo de tumbar ese mito, sino además de hacerlos caer en cuenta de que existe un mito en primer lugar, que este rige lo que piensan y cómo se comportan, y sobre todo, que tienen control para cambiarlo. “Eso en sí es una habilidad que les enseñamos”, dijo.
Ese cambio de mentalidad es el obstaculo más desafiante que enfrentan como maestros, dijo Mancha-García.
Los estándares del estado son muchos, y constringen el tiempo de instrucción, pero como las calificaciones de la escuela en los exámenes estandarizados son de las mejores, no los molestan. Los padres no han sido un problema tampoco, dijo la maestra, porque en la orientación y proceso de aplicación entienden bien cómo funciona la escuela y saben qué esperar.
Cómo enseñarles a nuestros estudiantes a triunfar en un mundo que solo podemos imaginar es un reto complejo. Por suerte la colaboración, la comunicación, la tenacidad, la creatividad y la ingeniosidad, las habilidades que enseñan estas escuelas, son las necesarias para resolver cualquier problema, incluso este. Allí están poniendo manos a la obra.