"No más deportaciones médicas": piden que hospital no expulse a su país a una madre indocumentada en coma
Una madre dominicana está a punto de ser deportada por un hospital en Pennsylvania, luego de que su estado médico se complicara tras una cirugía por un aneurisma que le realizaron en diciembre. Una coalición de organizaciones está pidiendo que en lugar de expulsarla del país, el centro médico donde está internada, el Lehigh Valley Health Network -Cedar Crest Hospital, pueda atenderla hasta que pueda ser trasladada a otro hospital.
"Está postrada en cama y requiere un alto nivel de atención para poder recuperarse y sobrevivir", se lee en la petición avalada por organizaciones sin fines de lucro, como Free Migration Project y Pennsylvania Immigration and Citizenship Coalition.
Según cuentan estas organizaciones, el 28 de febrero pasado la familia de esta madre de dos niños, identificada como S.C., recibió una notificación del hospital en la que le informaban que ella sería trasladada a República Dominicana en un avión privado. La familia no estaba de acuerdo y comenzó a buscar a contrarreloj algún centro de salud que pudiera itirla.
Junior Rivas, esposo de S.C. y quien prefirió usar un pseudónimo, contó al medio Prism Reports que ella podría morir si la suben a un avión: "Ni siquiera le han vuelto a poner el pedazo de cráneo que le quitaron para aliviar la inflamación que tiene en el cerebro”, explicó.
El medio cuenta que la mujer de 46 años fue itida en el hospital el 29 de diciembre de 2022. Un día después le hicieron una cirugía, pero el resultado no fue el que esperaban y el 30 de diciembre los médicos tuvieron que inducirle un coma. Desde entonces, narra el medio, el personal del hospital le ha preguntado varias veces a Rivas si quiere desconectarla.
Él explicó a Prism Reports que, ante la negativa, el 27 de febrero le dieron tres opciones: correr con un gasto diario de 500 dólares por el uso de los equipos que mantienen respirando a su esposa; hallar otro hospital que pueda atenderla o aceptar la deportación a República Dominicana. Este jueves, el hospital le dio siete días más para elegir entre las tres opciones que le plantearon.
Univision Noticias consultó al hospital sobre este caso y su oficina de medios envió un comunicado en el que explican que por "obligaciones legales para la protección de la privacidad de nuestros pacientes, no podemos hacer comentarios sobre ninguna persona que pueda haber recibido tratamientos o servicios en LVHN". Agregaron que el centro "trabaja de forma incansable con los pacientes y sus familias para asegurar que reciban un cuidado apropiado".
Como respuesta al ultimátum del hospital dado a la familia de S.C., una veintena de activistas protestaron a las afueras para exigir que la madre no sea deportada: "¡No más deportaciones médicas!", gritaron. "Arriba a la atención médica. Abajo las deportaciones médicas", se les escuchó decir en múltiples videos publicados en las redes sociales de estas organizaciones.
Lo que está ocurriendo a S.C. no es una novedad en el país. El reporte 'Vuelos fatales: la deportación médica en Estados Unidos', publicado en 2021 de forma conjunta por Free Migration Project y la Escuela Legislativa de la Universidad de Pennsylvania, estimó que en los últimos años miles de pacientes con condiciones médicas crónicas han sido deportados por hospitales. Y en algunos casos, los migrantes han fallecido luego de ser enviados a hospitales en el extranjero.
Las deportaciones médicas en Estados Unidos
Una deportación médica ocurre cuando un hospital envía a su país de origen a un paciente migrante en condición crítica sin su consentimiento o el de su familia. La movilización no es hecha por la agencia federal responsable, el Servicio de Migración o Aduanas (ICE), sino por compañías de transporte aéreo contratadas por los hospitales con vuelos que pueden costar hasta 50,000 dólares, refiere el reporte.
Según el documento de estas organizaciones, estas repatriaciones médicas —como son llamadas también— ocurren en todo Estados Unidos y sus casos casi nunca son reportados. Esa es la razón por la que no hay cifras totales actuales sino estimaciones que los activistas creen que incluso podrían ser mayores. La última vez que se midió el impacto de estas expulsiones fue en 2012. El Centro de Justicia Social de la Escuela de Derecho Seton Hall, en Nueva Jersey, contabilizó en un estudio más de 800 deportaciones o intentos de deportaciones en seis años.
Los casos que identificaron entonces ocurrieron en 15 estados: Arizona, California, Florida, Georgia, Illinois, Maryland, Michigan, Nebraska, Nevada, Nueva Jersey, Nueva York, Carolina del Norte, Ohio, Tennessee y Texas. Y los pacientes fueron trasladados a países como El Salvador, Guatemala, Honduras, Lituania, México, Filipinas y Corea del Sur.
"Hay más de 350 aviones ambulancias en operación con capacidad para deportar a personas por razones médicas", explica el reporte de Free Migration Project y la Universidad de Pennsylvania. Una de estas empresas es MedEscort, aseguran: "Han transportado a más de 6,000 pacientes hacia más de 100 países".
Desde aquel último estudio de 2012, son los medios los que han registrado los casos en sus páginas.
Por ley, los hospitales en Estados Unidos deben proveer atención médica a quien lo necesite, sin importar su estatus migratorio. El reporte de Seton Hall explica que esa obligación termina cuando el paciente es estabilizado y ya no requiere cuidados médicos. En esos casos, deben definir un plan para que el paciente sea transferido a otra instalación, como un centro de rehabilitación.
El reporte de las organizaciones asegura que esta política genera problema sobre todo a los pacientes sin seguro médico que requieren cuidados a largo plazo: "Sin seguro, los centros de atención a largo plazo a menudo no están dispuestos a aceptar a estos pacientes y asumir los gastos de un cuidado no reembolsado", explican.
Las deportaciones médicas y sus consecuencias
En agosto de 2017, Univision Noticias reportó el caso de Alejandro Martínez, un migrante mexicano de 62 años que sufrió un derrame cerebral mientras vivía en Nueva Jersey. Su familia en Ciudad de México recibió primero una llamada del hospital preguntándoles si querían desconectarlo del respirador que lo mantenía vivo. Ellos se negaron, dudaron de la explicación de la persona al teléfono y su hija, Yeimmy Martínez, solicitó rápidamente una visa para poder visitar a su papá cuanto antes.
Unos días después de aquella primera llamada, mientras Yeimmy buscaba vuelos para viajar a Estados Unidos, sonó de nuevo el teléfono.
"Me dicen que hablan de una empresa transportadora aérea médica y que querían saber a qué ciudad de México había que trasladar a mi papá porque sabían que nosotros queríamos que estuviera en México y que lo único que necesitaban era una identificación de mi papá que dijera que él era mexicano", contó entonces Yeimmy a la reportera Patricia Vélez.
—Me dijo: 'No te preocupes, el hospital lo paga'. Le dije: '¿El hospital lo paga?'. Y él dice: 'Sí, y además son 127,000 dólares'.
En este caso, la llegada de la hija a Estados Unidos frenó la deportación médica.
El reporte de 2021 elaborado por las dos organizaciones, revela más casos como estos. Cuentan que en 2020 otro hospital en Filadelfia intentó deportar a un inmigrante de Guatemala que tenía unos 20 años viviendo en Estados Unidos y era tratado por heridas graves tras un accidente en moto. El hospital intentó forzar el traslado, pero no lo lograron.
Y entre los casos fatales que cuenta el informe está en el Quelino Ojeda Jiménez, un trabajador mexicano de unos 20 años. En 2011, el hospital Advocate Christ Medical Center, en Chicago, lo deportó sin su consentimiento. Él había quedado cuadraplégico tras caer de un techo, lo atendieron pero luego, lo enviaron a México. El hospital en el que era atendido en su país no pudo pagar por los filtros para el aparato de ventilación y comenzó solo a limpiarlos. "El hombre murió poco más de un año después de su deportación médica desde Estados Unidos".
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