La cantidad de mujeres que afirman que están 100% conformes con su cuerpo y que no cambiarían nada, lamentablemente es muy poca. En parte, por el bombardeo de estándares de belleza que recibimos de afuera, y otra parte porque somos muy perfeccionistas y siempre encontramos algún defecto que a nuestro criterio podríamos cambiar o mejorar sobre nuestro aspecto físico. Porque ni siquiera cuando logramos cambiar aquello que no nos gustaba, como bajar esos ''molestos'' 3 kilos de más o fortalecer nuestros brazos nos conformamos, siempre nos las ingeniaremos para encontrar el siguiente defecto.