Nos guste o no, algunas series terminan muy mal. Durante años acumulan expectativas, misterios y preguntas, sólo para terminar de una forma insatisfactoria, dividiendo a los seguidores entre los que intentan justificar la aberración, o minimizarla, y los que aceptan que, por muchos méritos que haya tenido la serie, no está libre de tener un pésimo final.