El 'efecto placebo' o la autosugestión podría explicar dos tercios de las reacciones adversas a la vacuna de covid-19

¿Sentiste dolor de cabeza, fatiga o escalofríos tras recibir la vacuna contra el covid-19? Quizá se trató de tu propia sugestión: como creíste que te iba a afectar, y escuchaste y leíste numerosos testimonios al respecto, efectivamente tuviste estas reacciones adversas.
Esto, al menos, es lo que sugiere un nuevo estudio sobre el “efecto nocebo”, que sostiene que podría ser responsable de cerca del 76% de todas las reacciones adversas más comunes, como dolores de cabeza, fatiga o dolor de brazos después de la primera dosis y de cerca del 52% después de la segunda.
Esto quiere decir que estos síntomas no se deberían al efecto de los componentes de la vacuna en sí mismos sino a los factores puramente mentales que se cree que genera la respuesta nocebo como la ansiedad, la expectativa y la atribución errónea de diversas dolencias a haber recibido la vacuna.
Informar mejor sobre efecto placebo y vacunas
Los investigadores sostienen que si el público estuviera mejor informado sobre este efecto, podría reducirse el rechazo de aquellos que no se deciden a vacunarse por miedo a estos síntomas.
"Decir a los pacientes que la intervención tiene efectos secundarios similares a los de los tratamientos con placebo para la enfermedad en los ensayos controlados aleatorios reduce realmente la ansiedad y hace que los pacientes se tomen un momento para considerar el efecto secundario", dijo en un comunicado Ted Kaptchuk, profesor de salud global y medicina social en la facultad de medicina de Harvard y autor principal del estudio, publicado en la revista Jama Network Open.
Kaptchuck y Julia Haas, del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston analizaron los efectos adversos notificados durante una docena de ensayos clínicos de las vacunas covid. En cada ensayo, un grupo de participantes recibió inyecciones de una solución salina inactiva en lugar de la vacuna. El estudio no analizó los efectos secundarios graves y poco frecuentes, como coágulos de sangre o inflamación del corazón.
Tras la primera inyección, más del 35% de los participantes en los grupos que recibieron un placebo experimentaron los denominados efectos secundarios "sistémicos", como dolor de cabeza y fatiga, y el 16% informó de dolencias específicas en el lugar de la inyección, como dolor en el brazo o enrojecimiento o hinchazón.
Como era de esperar, los que recibieron la primera inyección de la vacuna fueron más propensos a experimentar efectos secundarios. Alrededor del 46% informó de síntomas sistémicos y dos tercios experimentaron dolor en el brazo u otros síntomas localizados en el lugar de la inyección.
Cuando los investigadores analizaron los efectos secundarios tras la segunda inyección, descubrieron que la tasa de dolores de cabeza u otros síntomas sistémicos era casi el doble en el grupo de la vacuna en comparación con el grupo del placebo, con un 61% y un 32% respectivamente. La diferencia fue aún mayor en el caso de las dolencias locales: el 73% entre los que se vacunaron y el 12% en el grupo del placebo.
Honestidad es el camino a seguir
La información sobre los efectos secundarios puede hacer que la gente esté hiper alerta y atribuya erróneamente dolencias comunes a la vacuna, pero Kaptchuk aboga por más información sobre los efectos secundarios, en lugar de menos. "La mayoría de los investigadores sostienen que hay que informar menos a los pacientes sobre los efectos secundarios para reducir su ansiedad. Creo que esto es un error. La honestidad es el camino a seguir".
El trabajo se basa en un metanálisis sobre doce ensayos aleatorizados y controlados con placebo de diferentes vacunas contra la covid-19, con un total de 45,380 participantes.