Trump elogia a los camioneros por su labor en la pandemia, pero el 33% no tiene seguro médico

“Los camioneros son el alma de nuestra economía”, dijo el presidente Donald Trump durante un evento en la Casa Blanca el jueves en el que honró a 3.5 millones de choferes que en medio de la emergencia por el coronavirus siguen moviendo alimentos, productos, insumos médicos, incluso cadáveres.
Entre dos vehículos de carga, Trump los describió como “soldados que nos llevan a la victoria” durante “la guerra contra el coronavirus”. En su cuenta de Twitter, el presidente siguió elogiando al gremio: “¡Gracias a Dios por los camioneros!”.
Unos días antes de que Trump aplaudiera el trabajo de estos choferes, el salvadoreño Alex Mejía, quien desde hace 14 años mueve contenedores en el puerto de Los Ángeles, el más grande del país, fue a una clínica temiendo estar enfermo de covid-19. “Tenía mucha fiebre, me faltaba la respiración y me asusté porque creí que eran síntomas del coronavirus”, contó.
Afortunadamente, los análisis arrojaron que tenía influenza, pero Mejía salió del consultorio médico con una cuenta de 870 dólares que pagó de su bolsillo porque lleva varios años sin seguro médico. Ese gasto no le permitió pagar a tiempo el coche de su esposa, ni el seguro vehicular.
“Me dieron ganas de sentarme a llorar, de pensar cómo iba a reponer ese dinero”, dijo Mejía en una entrevista con Univision Noticias. Este chofer señala que la última semana movió tan pocas cargas que ganó 177 dólares y el cheque anterior fue de apenas 48 dólares.
“Aunque te sientas mal te da miedo ir al hospital porque no tenemos seguro médico”, lamentó.
En la misma situación están 1.1 millones de camioneros en este país o el 33.5% del total, de acuerdo con una investigación que académicos de cinco universidades estadounidenses publicaron en 2015.
Entre quienes sí tienen planes médicos, el 56.5% lo paga de su sueldo y el 22.3% comparte los costos con sus empleadores. Antes de que llegara el coronavirus, los choferes ya se enfrentaban a factores estresantes constantes (entregas bajo presión, largas jornadas en la carretera, peligros tras el volante, turnos irregulares y riesgos económicos) y una amplia gama de problemas de salud, como obesidad, trastornos de sueño, fatiga, así como daños musculoesqueléticos y respiratorios.
Sueldos por debajo del salario mínimo
Dichos males “están asociados con expectativas de vida más cortas” que el resto de la población y se agravan para los traileros que recorren distancias más largas, advierte el reporte.
Todo está ligado a sus bajos ingresos económicos. Varias empresas transportistas prefieren ofrecerles empleo como contratistas independientes, pagándoles solo por cada carga que mueven y ahorrándose gastos por el mantenimiento de los camiones, distintos impuestos y prestaciones laborales, incluyendo cobertura médica. Es un problema añejo en los puertos estadounidenses.
“Los conductores de camiones bajo contrato mal clasificados obtienen ingresos extremadamente bajos después de los gastos de préstamos o renta de camiones, combustible, mantenimiento, reparaciones y pago de impuestos por trabajar por cuenta propia”, así como beneficios laborales, señala un estudio que en agosto pasado publicó el Centro Laboral de la Universidad de California en Berkeley.
En promedio, los camioneros independientes que trabajan en los puertos obtienen un ingreso anual de 28,783 dólares, esto es 4,784 dólares más comparado a lo que gana una persona con salario mínimo en California (12 dólares por hora). Mientras que los choferes que por su cuenta hacen entregas a otros estados obtienen un promedio de 44,520 dólares, de acuerdo con este análisis.
Estas cifras no incluyen los costos del equipo, combustible, mantenimiento, primas médicas y el pago de varios impuestos, que suman alrededor de 10,000 dólares anuales que deben salir de sus bolsillos.
“Los conductores de camiones trabajan significativamente más de 40 horas por semana y los salarios por hora netos en estos casos están por debajo del salario mínimo de California”, advierte el estudio.
Se cree que el 80% de los choferes en el complejo portuario Los Ángeles-Long Beach están mal clasificados como contratistas independientes.
A principios de este mes, la Asociación de Conductores Propietarios Independientes (OOIDA), que representa a 160,000 camioneros de pequeñas empresas y choferes profesionales, envió una carta al Congreso pidiendo que facilitaran su trabajo durante la pandemia.
Aliviar las restricciones de estacionamiento, ampliar las horas que pueden manejar y reducir los tiempos de espera incentivando a los trabajadores que realizan las cargas y descargas, son algunos pedidos que incluye el documento.
“En este momento, los conductores profesionales se están rompiendo el trasero para cuidar al país”, dijo en un comunicado Todd Spencer, presidente y director ejecutivo de OOIDA. “Su arduo trabajo y sacrificio personal no debe incluir su salud o incluso sus vidas”, agregó.
“La industria se olvida de nuestra salud”
Alex Mejía, de 43 años, dice que se preparó para obtener una licencia ‘Clase A’ creyendo que era un empleo bien remunerado. Catorce años de que comenzó en este oficio, asegura que no es verdad.
“Me vine a encontrar con un sistema quebrado. Caí en las redes de un sistema que no me ha dejado salir”, lamenta Mejía, quien vive en Los Ángeles. “La industria se ha olvidado de nuestra salud y la de nuestras familias”.
Como Mejía hay 262,500 camioneros hispanos en Estados Unidos, constituyendo el 7.5% del total.
El coronavirus ha venido a empeorar su crisis. Desde que comenzó la pandemia su trabajo se redujo a cuatro o cinco cargas diarias, alrededor del 50% menos que en sus jornadas regulares. Hace entregas desde el puerto de Los Ángeles a varias bodegas y compañías en el sur de California. Por los viajes más largos le pagan 120 dólares. Pero a esa cantidad le debe restar varios gastos, como las visitas al doctor.
Afirma que las primas mensuales llegan a valer hasta 800 dólares, un “lujo” que no puede darse en estos momentos. Pero las visitas médicas de emergencia se vuelven golpes financieros incluso más duros. En enero fue a un hospital privado por otro malestar y le cobraron 2,800 dólares. Por eso ha ido acumulando recibos sin pagar.
“Debo una cuenta de 3,900 dólares de un hospital de Oklahoma, esa de 2,800 dólares de Kaiser (la red de hospitales privados en California), tengo dos deudas del Hospital General (de Los Ángeles). Yo creo que en total estamos hablando de 15,000 o 20,000 dólares”, señala.
“Sé que cada vez que voy al hospital voy a quedar endeudado. Otras veces nos curamos con analgésicos o con remedios caseros. Pero, o tengo seguro médico o pongo comida en la mesa de mi familia”, dice el centroamericano, quien cree que la solución es que las empresas transportistas los contraten con un sueldo bien remunerado y un buen paquete de prestaciones laborales.
No enfermar en cada flete, ni llevar el virus a casa, son otros retos que enfrentan ahora los traileros. Mejía se desinfecta con lo poco que alcanzó a comprar en la tienda y se protege con un tapabocas. Cada día se pone tras el volante pensando que está ayudando al país que lo recibió en 1995.
“Si yo no salgo a trabajar muchos no van a comer, esta industria se detendría”, subraya.