El oscuro legado de Henry Kissinger en América Latina: entre dictaduras y "guerras sucias"
Henry Kissinger, el secretario de Estado que selló como ningún otro la política exterior de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, murió a los 100 años. irado y detestado, Kissinger marcó el curso de las relaciones internacionales y quedó asociado para siempre -entre otras cosas- a las sangrientas dictaduras militares que en los años 70 gobernaron en países del Cono Sur del continente.
Kissinger fue asesor de seguridad nacional y luego jefe de la diplomacia estadounidense entre 1973 y 1977, bajo los mandatos de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford.
Un político sagaz, reconocido incluso por sus detractores, que ha sido un exponente de la 'realpolitik', como se llama al ejercicio orientado a fines prácticos, más que ideológicos o morales. El hecho de anteponer los intereses estadounidenses, sin incluir miramientos éticos, llevó a una serie de encarnizados eventos como el golpe militar en Chile en 1973, el apoyo a la última dictadura Argentina o bombardeos a civiles desarmados en Camboya.
Por ello, Kissinger es considerado por muchos un 'criminal de guerra' por su rol en la muerte de miles (o hasta millones) de personas en diferentes rincones del mundo.
Henry Kissinger comparado con un "criminal de guerra"
Tras conocerse la noticia de la muerte de Kissinger, la revista Rolling Stone publicó un obituario titulado sombríamente: “Henry Kissinger, criminal de guerra amado por la clase dominante estadounidense, finalmente muere”.
El artículo compara a Kissinger con un asesino en masa. Indica que, según estimaciones del historiador de la Universidad de Yale, Greg Grandin, autor de la biografía del fallecido político, Kissinger's Shadow, las acciones de Kissinger desde 1969 hasta 1976, (cuando Kissinger fue asesor de seguridad nacional y secretario de Estado), "significaron el fin de entre tres y cuatro millones de personas".
En Sudamérica, Kissinger es mayormente recordado como el hombre que ayudó a las dictaduras con el objetivo de frenar el comunismo. Poco después de conocerse la noticia de su muerte, el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, escribió en X, antes Twitter: "Ha muerto un hombre cuyo brillo histórico no consiguió jamás esconder su profunda miseria moral". El mensaje fue compartido por el presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric.
Documentos revelados en los últimos años han mostrado que Kissinger y Nixon apoyaron el golpe de 1973 en Chile. Además, el secretario de Estado dio 'luz verde' a violaciones de derechos humanos en Argentina y fue una pieza del rompecabezas llamado Plan Cóndor, que articuló las dictaduras del Cono Sur en la persecución, desaparición y muerte de activistas de izquierda.
¿Cuál fue el rol de Kissinger en la dictadura chilena?
Expertos observan que la 'obsesión' particular de Kissinger con Chile estaba vinculada a la llegada al poder del socialista Salvador Allende por vía democrática, ya que temía que tuviera éxito y se extendiera en la región.
Los registros de inteligencia desclasificados en los últimos años en EEUU han mostrado el papel que Kissinger cumplió en quitar del poder al mandatario socialista Salvador Allende, que había sido elegido democráticamente, y en apoyar la llegada al poder del general Augusto Pinochet.
Poco antes de esos comicios, Nixon se reunió con el empresario chileno de derecha, Agustín Edwards, propietario del conglomerado de medios de El Mercurio, para hablar sobre cómo truncar a Allende.
Luego, la transcripción de una charla entre Nixon y Kissinger al día siguiente de las elecciones en Chile del 4 de septiembre de 1970, Kissinger dice que "probablemente sea demasiado tarde" para impedir un gobierno de Allende.
Cuando Allende ganó la elección, Kissinger estuvo al tanto (y apoyó) acciones para evitar que asuma el poder, entre ellas el asesinato del comandante en jefe del Ejército de Chile, René Schneider.
"¿Qué está pasando en Chile?"
Documentos desclasificados muestran que dos generales chilenos, apoyados por EEUU, debían raptar al comandante en jefe para provocar un golpe que impidiera la aprobación de la victoria de Allende.
Kissinger estaba informado sobre la maniobra al punto de que al día siguiente de la emboscada mortal a Schneider, Nixon telefoneó a Kissinger y le consultó: "¿Qué está pasando en Chile?". Y Kissinger le informó sobre el fracaso de la operación. A partir de este incidente fallido, EEUU reconsideró su plan en Chile.
El gobierno de Allende terminó con el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, y el presidente se suicidó en el palacio de La Moneda.
Pocos días después del golpe, otro archivo desclasificado revela una charla entre Nixon y Kissinger:
Kissinger: "Lo de Chile se está consolidando".
Nixon: "Nuestra mano no se nota en este caso, sin embargo".
Kissinger: "Nosotros no lo hicimos. Es decir, los ayudamos".
La dictadura en Chile, se extendió desde 1973 hasta 1990, y al mando de Pinochet violó los derechos humanos y mató a opositores políticos, además de suprimir comicios democráticos y disolver partidos. Al final del gobierno de facto, según cifras oficiales, en Chile unas 40,000 personas fueron víctimas de abusos y más de 3,000 fueron asesinadas o desaparecidas.
Kissinger y la "guerra sucia" en Argentina
Otros documentos desclasificados sobre la guerra sucia de Argentina, que se extendió entre 1976 y 1983, muestran que el Ejército Argentino creía que contaba con el visto bueno de EEUU para arrasar con la militancia de izquierda en nombre de la lucha contra el terrorismo.
La dictadura llegó al poder con el nombre de Proceso de Reorganización Nacional, luego de derrocar en marzo de 1976 al frágil gobierno de la presidenta Isabel Perón, quien era vicepresidenta al momento de la muerte del presidente Juan Domingo Perón.
Meses después, la propia Embajada estadounidense en Buenos Aires se quejó por la falta de consistencia de Washington al hablar de derechos humanos. El embajador Robert Hill informó en septiembre de 1976 (seis meses después del inicio de la dictadura), que los funcionarios argentinos estaban 'eufóricos' por las señales de Kissinger.
Guzzetti dijo que cuando vio a Kissinger, este le dijo "que 'esperaba que el gobierno argentino pudiera controlar el problema terrorista lo más rápido posible' y que su impresión era que la principal preocupación de EEUU no eran los derechos humanos, sino más bien que... Argentina 'lo resolviera rápidamente'", informó Hill el 20 de septiembre de 1976.
"Guzzetti fue a EEUU esperando escuchar algunas advertencias firmes y directas sobre las prácticas de derechos humanos de su gobierno, en lugar de eso, regresó en un estado de júbilo, convencido de que no hay ningún problema real con el gobierno de EEUU sobre ese tema", escribió Hill.
Kissinger dijo a los funcionarios de Argentina: "En EEUU tenemos fuertes presiones internas para hacer algo en materia de derechos humanos... Queremos que usted tenga éxito. No queremos acosarlo... Haré lo que pueda…".
En apenas los primeros 8 meses de dictadura, unos 10,000 argentinos habían sido desaparecidos o asesinados. El cálculo, hacia el final del gobierno de facto, es que unas 30,000 personas fueron desaparecidas o asesinadas en ese país.
Más tarde, en 1978, cuando Kissinger ya no era el líder de la diplomacia de EEUU, visitó la Argentina cuando se llevaba a cabo la Copa del Mundo y se reunió con el dictador y presidente Jorge Rafael Videla y otros altos cargos argentinos. Kissinger "continuó aplaudiendo los esfuerzos de Argentina en la lucha contra el terrorismo", pese a que para ese entonces ya iban más de dos años de dictadura y las denuncias de desapariciones forzadas de personas se multiplicaban en organismos de defensa de derechos humanos a nivel mundial.
El "plan cóndor"
En los documentos también se describe la coordinación entre Argentina y las dictaduras vecinas: "El problema terrorista es general en todo el Cono Sur... estamos fomentando esfuerzos conjuntos para integrarnos con... Chile, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil".
La cooperación entre las fuerzas del Cono Sur dejó a miles de personas desaparecidas, torturadas o muertas en Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil.
Esta alianza recibió el nombre de Operación Cóndor, o Plan Cóndor. Y Kissinger tuvo su rol en esta estrategia que vinculó a los regímenes militares para perseguir y matar a izquierdistas, dándole apoyos a otras dictaduras de América Latina, como a Anastasio Somoza, en Nicaragua.
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