null: nullpx
Cultos

La iglesia se llamaba 'Buenas Nuevas', pero cientos de fieles murieron de hambre, incluyendo niños

Una de las masacres más letales relacionadas con sectas, en la que se han recuperado al menos 436 cuerpos desde que la policía allanó la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas en un bosque en Kenia. 17 meses después, muchos siguen conmocionados por lo que sucedió.
Publicado 15 Sep 2024 – 12:41 PM EDT | Actualizado 15 Sep 2024 – 01:48 PM EDT
Comparte
Cargando Video...

Shukran Karisa Mangi solía llegar borracho al trabajo, en donde le tocó desenterrar los cadáveres de de sectas apocalípticas enterrados en tumbas poco profundas. Pero el alcohol no pudo apaciguar su conmoción la mañana en que encontró el cuerpo de un amigo cercano, cuyo cuello había sido torcido tan severamente que su cabeza y torso estaban orientados en direcciones opuestas.

Esta muerte violenta perturbó a Mangi, quien ya había desenterrado cuerpos de niños. El número de cadáveres siguió aumentando en esta comunidad frente a la costa de Kenia, donde el líder evangélico extremista Paul Mackenzie está acusado de instruir a sus seguidores a morir de hambre para tener la oportunidad de conocer a Jesús.

Aunque a veces, mientras intenta dormir, le vienen a la mente las imágenes de los cadáveres de otras personas, la del cuerpo mutilado de su amigo es recurrente y lo atormenta incluso cuando está despierto.

“Murió de una manera muy cruel”, declaró Mangi, uno de los varios sepultureros cuyo trabajo se suspendió a principios de año mientras los cuerpos se amontonaban en la morgue. “La mayor parte del tiempo todavía pienso en cómo murió”.

Mangi cree que aún quedan fosas comunes por descubrir en Shakahola. Al menos 600 personas están desaparecidas, según la Cruz Roja de Kenia.

En una de las masacres más letales relacionadas con sectas, se han recuperado al menos 436 cuerpos desde que la policía allanó la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas en un bosque unas 40 millas tierra adentro de la ciudad costera de Malindi. 17 meses después, muchos en la zona todavía están conmocionados por lo que sucedió a pesar de las repetidas advertencias sobre el líder de la iglesia.

Paul Mackenzie y el poder de las sectas evangélicas de Kenia

Mackenzie se declaró inocente de los cargos por el asesinato de 191 niños, varios cargos de homicidio y otros delitos. Si es declarado culpable, pasará el resto de su vida en prisión.

Algunos habitantes de Malindi que hablaron con la agencia AP dijeron que la confianza de Mackenzie mientras estaba detenido mostraba el amplio poder que proyectan algunos evangelistas, incluso cuando sus enseñanzas socavan la autoridad del gobierno, violan la ley o dañan a seguidores desesperados por la sanación y otros milagros.

No se trata solo de Mackenzie, dijo Thomas Kakala, un autodenominado obispo del Ministerio Jesús Cuida Internacional con sede en Malindi, refiriéndose a los cuestionables pastores que conoció en la capital, Nairobi.

“Si los miras, si estás sobrio y quieres escuchar la palabra de Dios, no irías a su iglesia”, dijo. “Pero el lugar está lleno”.

Un hombre como Mackenzie, que se negó a unirse a la comunidad de pastores en Malindi y rara vez citaba las Escrituras, puede prosperar en un país como Kenia, dijo Kakala. Seis detectives han sido suspendidos por ignorar múltiples advertencias sobre las actividades ilegales de Mackenzie.

Kakala dijo que se sintió desanimado en sus intentos de desacreditar a Mackenzie hace años. El evangelista puso una cinta de Kakala en su estación de televisión y lo había declarado enemigo. Kakala se sintió amenazado.

“Esos eran algunos de sus poderes, y los estaba usando”, dijo Kakala.

Kenia, como gran parte de África Oriental, está dominada por cristianos. Si bien muchos son anglicanos o católicos, el cristianismo evangélico se ha extendido ampliamente desde la década de 1980. Muchos pastores diseñan sus ministerios siguiendo las pautas de los evangelistas exitosos de la televisión estadounidense, invirtiendo en radiodifusión y publicidad.

Muchas de las Iglesias evangélicas de África funcionan como si fueran empresas unipersonales, sin la guía de juntas directivas ni laicos. Los pastores no suelen rendir cuentas a nadie y su autoridad se basa en su aparente capacidad para realizar milagros o hacer profecías. Algunos, como Mackenzie, pueden parecer todopoderosos.

Quién es Paul Mackenzie, el pastor evangelista acusado por la muerte de cientos de fieles

Mackenzie, un exvendedor ambulante y taxista con estudios secundarios, hizo de aprendiz con un predicador de Malindi a finales de los años 90. Allí, en la tranquila ciudad turística, abrió su propia iglesia en 2003.

Era un predicador carismático, se decía que hacía milagros y exorcismos, y que podía ser generoso con su dinero. Entre sus seguidores había profesores y agentes de policía. Llegaron a Malindi desde todo Kenia, lo que le dio a Mackenzie una prominencia nacional que difundió el dolor de las muertes por todo el país.

“Como líder religioso, veo a Mackenzie como un hombre muy misterioso porque no puedo comprender cómo pudo matar a todas esas personas en un solo lugar”, dijo Famau Mohamed, un jeque de Malindi. “Pero algo que sigue siendo desconcertante, incluso en este momento, es que todavía habla con tanto coraje (…) Siente que no hizo nada malo”.


Las primeras quejas contra Mackenzie se referían a su oposición a la educación formal y la vacunación. Fue detenido brevemente en 2019 por oponerse a los esfuerzos del gobierno para asignar números de identificación nacional a los kenianos, diciendo que los números eran satánicos.

Cerró las instalaciones de su iglesia en Malindi más tarde ese año e instó a su congregación a seguirlo a Shakahola, donde arrendó 800 acres de bosque habitado por elefantes y grandes felinos.

Los de la iglesia pagaron pequeñas sumas para poseer parcelas en Shakahola y se les exigió que construyeran casas y vivieran en aldeas con nombres bíblicos como Nazaret, según los sobrevivientes. Mackenzie se volvió más exigente y a la gente de diferentes aldeas se le prohibió comunicarse o reunirse, dijo el antiguo miembro de la iglesia Salama Masha.

La casa con techo de paja y un solar donde vivía Mackenzie era conocida como 'ikulu', o 'casa del Estado'. La policía encontró leche y pan en el refrigerador de Mackenzie mientras sus seguidores morían de hambre cerca. Tenía guardaespaldas, informantes y, sobre todo, su aura de autoproclamado 'paapa' profético para miles de seguidores obedientes.


“Es como un jefe, porque tenían una pequeña aldea y mi hermano es el alcalde de esa aldea en particular”, dijo Robert Mbatha Mackenzie, hablando de la autoridad de su hermano mayor en Shakahola. “Fue allí y, en solo dos años, hizo una gran aldea. Y mucha gente lo siguió hasta allí”.

Mbatha Mackenzie, un albañil que vive con su familia y cabras en una choza de hojalata en Malindi, dijo que si bien Mackenzie era generoso con sus seguidores, nunca trató a su familia extendida con la misma amabilidad.

“Mi hermano parecía un político”, dijo. “Tienen una lengua dulce y cuando le dice algo a la gente, la gente le cree”.

Maltrato, violaciones, inanición: algunas de las prácticas de la aldea creada por el culto

Una antiguo miembro de la iglesia que escapó de Shakahola dijo que perdió la fe en Mackenzie cuando vio cómo sus hombres trataban a las personas al borde de morir de hambre. Los guardaespaldas de Mackenzie se llevaban a la persona hambrienta y nunca más la volvían a ver.

La mujer dijo que era “como una rutina” que los guardaespaldas violaran a las mujeres en los pueblos. Afirma que ella también fue agredida sexualmente por cuatro hombres cuando estaba embarazada de su cuarto hijo.

Según antiguos de la iglesia, quienes intentaron abandonar el bosque sin el permiso de Mackenzie se enfrentaron a palizas, al igual que quienes fueron sorprendidos rompiendo el ayuno.

“Lo que me hizo darme cuenta de que Mackenzie no era una buena persona fue cuando dijo que los niños debían ayunar para morir”, contó Salama Masha, quien escapó después de presenciar la muerte por inanición de dos niños. “Fue entonces cuando supe que no era algo que yo pudiera hacer”.

Las autopsias de más de 100 cuerpos mostraron muertes por inanición, estrangulamiento, asfixia y heridas sufridas con objetos contundentes.

Priscillar Riziki, que abandonó la iglesia de Mackenzie en 2017 pero perdió a su hija y tres nietos en Shakahola, se derrumbó al recordar a Mackenzie como "bueno al principio", pero cada vez más déspota con sus seguidores. A su hija Lorine no se le permitía llevar a sus hijos a visitas familiares sin la aprobación de Mackenzie, dijo Riziki.

Uno de los nietos de Riziki fue identificado a través de un análisis de ADN y recibió un entierro apropiado. Se presume que Lorine y dos de sus hijos están muertos.


Durante la pandemia del covid-19, que según los testigos fortaleció la visión de Mackenzie sobre el fin de los tiempos, el líder ordenó un ayuno más riguroso que se volvió todavía más estricto a fines de 2022. Los padres tenían prohibido alimentar a sus hijos, dijeron los testigos.

Algunos de la iglesia que escaparon de Shakahola difundieron la noticia del sufrimiento que había allí y en una ocasión provocaron una pelea dentro del bosque cuando unos forasteros en motocicletas intentaron una misión de rescate, dijo el anciano de la aldea, Changawa Mangi Yaah.

Al grupo de rescate le quemaron dos de sus motocicletas en Shakahola, pero la policía no actuó más allá de realizar breves arrestos, dijo Yaah, y agregó que entonces se dio cuenta de que "Mackenzie era más poderoso de lo que pensaba".

Mira también:

Cargando Video...
Encuentran a 73 personas sin vida: eran parte de un culto y creían que irían al cielo si morían de hambre
Comparte
RELACIONADOS:Censura y Represión