El dilema de Finlandia: buscar refugio en la OTAN pese a las amenazas rusas o arriesgarse a seguir siendo neutral
Además de para “desmilitarizar y desnazificar” el país, Vladimir Putin invadió Ucrania, dijo, para acabar con el sentimiento antirruso y mantener al país fuera de la OTAN.
Si definitivamente no ha conseguido lo primero, en su objetivo de frenar las ampliaciones de la OTAN parece estar cerca también de fracasar. No por Ucrania, sino por la posible entrada en la alianza de Suecia (con el que no tiene frontera terrestre) y sobre todo Finlandia: 800 millas.
La idea había sido ya respondida con vagas advertencias desde el Kremlin. Hasta esta semana que Moscú puso sobre la mesa una amenaza algo más concreta: despliegue de armas nucleares en el Báltico.
Eso dijo el expresidente y ex primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, quien resaltó en Telegram recientemente que "en ese caso, ya no se podría considerar un Báltico no nuclear".
"Nadie en su sano juicio (...) puede querer un incremento de la tensión en sus fronteras y tener al lado de su casa (a misiles) Iskander, (misiles) hipersónicos y navíos con armas nucleares", agregó el actual número dos del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa.
La larga historia entre Rusia y Finlandia
Lo cierto es que la neutralidad es algo que hasta ahora le había funcionado a Finlandia, que comparte 800 millas (1,300 km) de frontera con Rusia.
De hecho, Rusia es, o era hasta la imposición de las sanciones occidentales, un importante socio comercial de Finlandia, hasta el punto que provee el 97% del gas que consume el país nórdico, algo que de momento no se ha sido afectado por las sanciones.
Pero las imágenes de los tanques rusos entrando en Ucrania captadas por las cámaras de seguridad de los puestos fronterizos hicieron revivir en Finlandia el recuerdo del año 1939, cuando los soldados de Josef Stalin invadieron el país.
Supuestamente preocupado por un ataque de la Alemania nazi, Stalin había demandado mover 16 millas una porción de la frontera. Al no obtener lo que exigía, decidió invadir el país.
Entonces, los finlandenses pelearon solos. La Liga de Naciones, antecesor de la ONU, expulsó a Rusia. Hubo denuncias de la ilegalidad del ataque. Pero los finlandeses pelearon solos.
Pese a su férrea resistencia y su inteligente estrategia de guerra de guerrillas en los bosques nevados, en la Guerra de Invierno murieron más de 48,000 finlandeses (un tercio de las bajas en los soviéticos). Tuvieron que ceder el 11% de su territorio, lo que hizo que 400,000 personas perdieran su hogar.
En el marco de la II Guerra Mundial, finlandeses y soviéticos volvieron a las armas. Y poco después firmaron un tratado que fue el pilar de las relaciones de ambos países entre 1948 y 1992: el Acuerdo de Amistad, Cooperación y Asistencia Militar Mutua Fino-Soviético.
Desde entonces, la política de seguridad finlandesa se ha basado en dos pilares: las mejores relaciones con Moscú y una fuerte defensa.
Pero con el final de la Guerra Fría y el desmantelamiento de la Unión Soviética, Helsinki comenzó a alejarse de Moscú y emprendió un acercamiento a Occidente que de alguna manera había culminado con la integración en la Unión Europea en 1995.
Pero la guerra en Ucrania sirvió para abrir la puerta a la consumación del completo acercamiento finlandés a Occidente. Antes de la invasión era anecdótico el apoyo a romper la tradición de no alineamiento militar, rondando entre el 20% y 30% en los sondeos. Pero ahora el apoyo a la adhesión a superar el 60%.
Los de la Unión Europea tienen una cláusula de defensa mutua pero los finlandeses parecen cada vez más conscientes de que eso no es suficiente, que la verdadera disuasión está en la OTAN.
"No hay otra forma de tener garantías de seguridad que en el marco de la defensa conjunta y la disuasión, tal y como garantiza el artículo 5 de la OTAN", dijo la primera ministra Sanna Marin esta semana.
Finlandia a la OTAN, probablemente sí
Pronto sabremos si en Finlandia no están en su sano juicio, como llama Medveved a la entrada en la OTAN del país nórdico.
Y es que el país decidirá "en unas semanas, no meses" si presenta su candidatura a la alianza atlántica, según dijo Marin.
La OTAN asegura que no tiene socios más cercanos que Suecia y Finlandia. Pero no son , así que no cuentan con la protección del artículo 5.
El gobierno de Marin presentó ante el Parlamento un libro blanco que analiza en profunidad los efectos de la invasión rusa de Ucrania en la política exterior, de seguridad y de defensa del país.
Sin pronunciarse a favor o en contra de la entrada en la OTAN, el estudio señala como efecto más significativo que el país nórdico pasaría a formar parte de la defensa colectiva de la alianza y contaría con las garantías de seguridad de la defensa conjunta.
" El efecto preventivo de la defensa de Finlandia sería considerablemente mayor que en la actualidad, ya que detrás estarían las capacidades de toda la alianza", señala el texto.
Sobre los riesgos de mantener el actual statu quo, advierte que "en una situación en la que Rusia está tratando de construir su esfera de influencia mediante acuerdos y medios militares, la falta de reacción ante el cambio en el entorno de seguridad podría provocar un cambio en la posición internacional de Finlandia y una reducción de su margen de maniobra".
Y al mismo tiempo advierte de que una solicitud de ingreso podría tener consecuencias "a gran escala y difíciles de predecir", entre ellas el aumento de las tensiones en la frontera entre Finlandia y Rusia, para las que el país debería prepararse.
O, en palabras de Medvedev, el fin del Báltico sin armas nucleares.
En todo caso, el objetivo, según la primera ministra, es tomar una decisión lo más consensuada posible antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid a finales de junio.