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Nayib Bukele

En qué consiste el acuerdo entre Rubio y Bukele para encarcelar criminales en prisiones de El Salvador

El Secretario de Estado dijo que el plan acordado entre ambos países es el “más extraordinario en cualquier parte del mundo”. El presidente salvadoreño, por su parte, dijo que busca afianzar la relación de su gobierno con Trump.
Publicado 4 Feb 2025 – 10:18 AM EST | Actualizado 4 Feb 2025 – 11:14 AM EST
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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ofreció a Estados Unidos aceptar a personas deportadas de cualquier nacionalidad, así como criminales estadounidenses violentos que actualmente están encarcelados en EEUU.

El secretario de Estado, Marco Rubio, dijo que Bukele accedió “al acuerdo migratorio más extraordinario en cualquier parte del mundo”.

Rubio hizo el anuncio tras una reunión con Bukele en la residencia de campo del mandatario.

El funcionario estadounidense reveló algunos detalles del esquema durante una ceremonia en la que se firmó un acuerdo no relacionado en energía nuclear civil con el ministro de Relaciones Exteriores salvadoreño.

“También se ha ofrecido a hacer lo mismo con los criminales peligrosos actualmente bajo custodia y cumpliendo su condena en Estados Unidos, aunque sean ciudadanos estadounidenses o residentes legales”, añadió Rubio.

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Después de las declaraciones de Rubio, un funcionario estadounidense dijo que el gobierno de Trump actualmente no tiene planes para tratar de expulsar a ciudadanos estadounidenses, pero señaló que la oferta de Bukele fue significativa.

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Bukele decidió "aceptar para deportación de cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal de cualquier nacionalidad", como los de la pandilla MS-13 (de El Salvador, Honduras y Guatemala) y el Tren de Aragua de Venezuela, afirmó Rubio.

"Ha ofrecido alojar en sus cárceles a peligrosos criminales estadounidenses detenidos en nuestro país, incluidos aquellos con ciudadanía estadounidense y residencia legal", agregó en declaraciones a la prensa, tras reunirse con Bukele.

El gobierno federal no puede deportar a ciudadanos estadounidenses y una medida de ese tipo enfrentaría importantes impugnaciones legales.

No existe prácticamente ningún precedente en la época contemporánea de que un país democrático envíe a sus propios ciudadanos a cárceles extranjeras, y cualquier intento de hacerlo será impugnado seguramente ante los tribunales estadounidenses.

Rubio visitó El Salvador el lunes para presionar a la nación centroamericana para que haga más para satisfacer las demandas del gobierno de Trump de combatir la migración.

Llegó a San Salvador poco después de presenciar un vuelo financiado por Estados Unidos con 43 migrantes deportados de Panamá a Colombia.

Esto ocurrió un día después de que Rubio entregó una advertencia a Panamá de que, a menos que el gobierno panameño tome medidas para reducir o eliminar la presencia de China en el Canal de Panamá, Estados Unidos actuaría para hacerlo.

Sin embargo, la migración fue el tema principal del día, como lo será para las próximas paradas en su gira por cinco naciones de Centroamérica, que incluirá Costa Rica, Guatemala y la República Dominicana, después de Panamá y El Salvador.

El gobierno de Trump pretende impedir que las personas se desplacen a Estados Unidos para ingresar irregularmente, y ha trabajado con otros países para controlar la migración, así como para que acepten deportados de Estados Unidos.

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El acuerdo que describió Rubio con El Salvador para aceptar a extranjeros detenidos en Estados Unidos por violaciones a las leyes de inmigración es conocido como un acuerdo de “tercer país seguro”, el cual le permitiría a Washington deportar a migrantes no salvadoreños de Estados Unidos a El Salvador.

Bukele goza de gran popularidad por su ofensiva contra las pandillas, basada en un régimen de excepción que, desde 2022, ha dejado a unos 83,000 detenidos, sin orden judicial, muchos de ellos inocentes, por lo que es criticada por grupos de derechos humanos.

Emblema de esa guerra antipandillas, el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), considerada la cárcel más grande de América Latina, fue inaugurado por Bukele hace dos años en las afueras de Tecoluca, 75 km al sureste de San Salvador.

"Estamos dispuestos a acoger únicamente a delincuentes convictos (incluidos ciudadanos estadounidenses) en nuestra megaprisión (Cecot) a cambio de una cuota", anunció Bukele en la red social X.

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"La tarifa sería relativamente baja para Estados Unidos pero significativa para nosotros, lo que haría sostenible todo nuestro sistema penitenciario", escribió en inglés.

La prisión, rodeada de enormes muros de concreto, está diseñada para 40,000 detenidos, pero actualmente hay unos 15,000 de las pandillas MS-13 y Barrio 18, que por décadas aterrorizaron a la población salvadoreña.

Grupos defensores de los derechos humanos han advertido que El Salvador carece de una política consistente en cuanto a la atención de solicitantes de asilo y refugiados y que tal acuerdo podría no limitarse a criminales violentos.

Manuel Flores, el secretario general del partido de oposición izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, criticó cualquier plan de este tipo, declarando: “O sea que nosotros ¿qué somos, patios traseros, patios delanteros, terrazas para que vayan a botar la basura?”.

El vuelo de deportación que Rubio observó en Panamá transportaba a migrantes detenidos por las autoridades panameñas después de cruzar ilegalmente el Tapón del Darién desde Colombia.

El Departamento de Estado dice que tales deportaciones envían un fuerte mensaje de disuasión.

Estados Unidos ha proporcionado a Panamá asistencia financiera por una suma de casi 2.7 millones de dólares para vuelos y boletos desde que se firmó un acuerdo para financiarlos.

Rubio estuvo en la pista para la salida del vuelo, que transportaba a 32 hombres y 11 mujeres de regreso a Colombia.

Es inusual que un secretario de Estado presencie en persona una operación policial de este tipo, especialmente frente a las cámaras.

“La migración masiva es una de las grandes tragedias de la era moderna”, dijo Rubio, hablando después en un edificio cercano. “Afecta a países de todo el mundo. Reconocemos que muchas de las personas que buscan una migración masiva a menudo son víctimas y victimizados en el camino, y eso no es bueno para nadie”.

Trump ha estado amenazando con tomar medidas contra las naciones que no acepten a sus ciudadanos deportados por Estados Unidos, y la semana pasada castigó brevemente a Colombia con sanciones por negarse inicialmente a aceptar dos vuelos.

Panamá ha sido más cooperativo y ha permitido el aterrizaje de vuelos de deportados de terceros países y ha devuelto a los migrantes antes de que lleguen a Estados Unidos.

“Esta es una forma efectiva de detener el flujo de migración ilegal, de migración masiva, que es destructiva y desestabilizadora”, dijo Rubio. “Y hubiera sido imposible hacerlo sin la sólida asociación que tenemos aquí con nuestros amigos y aliados en Panamá. Y vamos a seguir haciéndolo”.

Su viaje se produce en medio de un congelamiento de la asistencia exterior de Estados Unidos y de órdenes que han cerrado programas financiados por Estados Unidos que apuntaban a la migración ilegal y el crimen en países centroamericanos.

Rubio acogió con satisfacción la propuesta y dijo estar "profundamente" agradecido con Bukele, cuya guerra contra las pandillas disparó su popularidad en El Salvador y en otros países, incluso en Estados Unidos entre simpatizantes del presidente Donald Trump.

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Bukele dijo que estaba ansioso por tener relaciones sólidas con el gobierno de Trump. Estados Unidos es "nuestro mayor socio, con el que debemos fortalecer las relaciones", aseguró.

En buena relación con Bukele, el gobierno de Trump no ha tocado hasta ahora el estatus que protege de la deportación a unos 232,000 salvadoreños en Estados Unidos.

En vísperas de la visita de Rubio, Bukele elogió el esfuerzo de Trump de desmantelar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), señalando que financia grupos de oposición, incluidas oenegés.

Como muestra de la sintonía de Bukele con el gobierno del magnate republicano, a su toma de posesión hace un año, tras ganar la reelección con un 80% de votos, asistió Donald Trump Jr., el hijo del presidente estadounidense.

Rubio realizó en El Salvador su segunda escala de su primer viaje como jefe de la diplomacia estadounidense, tras visitar Panamá, donde discutió sobre la advertencia de Trump de que retomará el control del canal de Panamá porque está bajo "influencia china".

El martes visitará Costa Rica y luego Guatemala y República Dominicana en el cierre de su gira el jueves.

Con información de The Associated Press y AFP.

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