Las claves del rol de Kamala Harris en la frontera sur para que no termine siendo un desastre de gestión pública
La designación de la vicepresidenta Kamala Harris para liderar los esfuerzos del gobierno tanto con México como con los países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) en asuntos migratorios, se ha convertido en pieza clave en la gestión pública de una crisis. Y no solo para encontrar una solución a corto o mediano plazo a un problema grave que no cede, sino que por el contrario amenaza con convertirse en un problema aún mayor.
En febrero la The Washington Post.
Mientras, en Centroamérica las caravanas siguen organizándose para iniciar la peligrosa travesía hacia el norte para pedir asilo en se originó en el 2013 y que, a pesar de las advertencias, sigue creciendo y los gobiernos son incapaces de revertirla.
Desde el comienzo de su gobierno, el presidente Joe Biden se ha referido al tema migratorio como uno de los problemas más serios de su gobierno. Y ha señalado que tiene dos componentes que deben ser tratados simultáneamente para reparar una política heredada que define como deficiente.
El primero, la presencia en el país de 11 millones de reforma migratoria. El segundo, el flujo migratorio de quienes salen de sus países de origen en busca de nuevas oportunidades en Estados Unidos, un tema que según Biden, se resolverá atacando las causas que lo originan.
Aquí entra Harris al escenario de una crisis que la Casa Blanca se resiste a mencionarla y a cambio le sigue llamando “problema” sabiendo que en el corto plazo le puede significar un alto costo político.
Estas con las claves del papel de la vicepresidenta en la búsqueda de una solución uno de los escenarios más complejos y delicados que enfrenta el gobierno de Biden.