La Corte Suprema de Texas mantiene la pausa de la ejecución de Robert Roberson que había rechazado tribunal de apelaciones
La Corte Suprema de Texas suspendió este jueves por la noche la ejecución de Robert Roberson, un hombre en el espectro del autismo acusado de matar a su hija de dos años, quien murió por 'síndrome del bebé sacudido'.
La resolución de la Corte Suprema de Texas, que llegó a poco más de una hora de la hora fijada para la ejecución, es una de las numerosas decisiones tomadas en las horas previas a la inyección letal programada para Roberson.
“Con posterioridad a esa resolución en los tribunales, un comité de la legislatura ha citado al recluso sujeto a una sentencia de muerte a comparecer como testigo. Si la sentencia se ejecuta, el testigo obviamente no puede comparecer”, explicó la Corte Suprema de Texas en su decisión.
Según la ONG Centro de Información de la Pena de Muerte, citada por EFE, la audiencia debe tener lugar el lunes.
Fue la segunda vez en el día que se pospuso la ejecución de Roberson. Más temprano el jueves, una jueza estatal de Austin dictaba una orden de restricción temporal. Al mismo tiempo, la Corte Suprema de EEUU se negó a detener la ejecución, aunque la magistrada Sonia Sotomayor, en una declaración de 10 páginas sobre el caso, instó a Abbott a conceder un aplazamiento de 30 días.
Luego, una corte de apelaciones de Texas echó atrás la suspensión de la jueza estatal de Austin, pero más tarde la Corte Suprema de Texas detuvo la ejecución.
Texas tenía planificado ejecutar a Roberson este jueves a las 6:00 pm (CET) por un crimen relacionado con el polémico síndrome del bebé sacudido, una teoría que han rebatido con los años las nuevas evidencias científicas. Horas después de que se cumpliera en Texas la hora original de ejecución, Roberson permanecía en una celda de la prisión, a pocos metros de la cámara de la muerte, en la Unidad Walls de Hunstville.
Tras el rechazo el miércoles por parte de la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas de la petición de clemencia, solo quedaba la opción de que Abbott le otorgara al reo un indulto único de 30 días.
En sus cerca de 10 años en el cargo, Abbott solo ha detenido una ejecución inminente una vez, en 2018.
El caso de Robert Roberson y el síndrome del bebé sacudido
Robert Roberson fue condenado a muerte en 2003 tras ser declarado culpable del asesinato de su pequeña hija Nikki, de 2 años, en la ciudad de Palestine, en el este de Texas.
El hombre llevó a la niña a urgencias prácticamente en coma, alegando que estaba enferma y se había caído de la cama. Nikki murió poco después. Los médicos decidieron que estaban frente a un caso del síndrome del bebé sacudido, "una lesión cerebral grave que se produce como consecuencia de sacudir con fuerza a un bebé o un niño de uno a dos años", según lo define la Clínica Mayo.
Pero los abogados de Roberson alegan que su condena se basó en un diagnóstico erróneo de un síndrome que además está bastante desacreditado como evidencia forense.
La causa a favor de la inocencia de Roberson, que juntó a políticos de ambos partidos, activistas y organizaciones, alega que la condena contra él se cimentó sobre tres errores clave.
El primero fue que el personal médico concluyó que la niña había sido sacudida violentamente, sin haber consultado su historial médico real, solo por presentar la tríada de síntomas que en la década de los 70 sustentaron la existencia del síndrome: hemorragia subdural, inflamación del cerebro y hemorragia retiniana. Sin embargo, actualmente se han identificado decenas de causas alternativas para que puedan darse estos síntomas sin que medie la violencia.
Una vez los médicos determinaron que se cumplían los síntomas del síndrome del bebé sacudido, se detuvo la investigación y ni policías ni médicos siguieron ahondando en el caso. Obviaron otros síntomas que presentaba la niña como neumonía, fiebre alta, diarreas, o incluso, que estaba tomando unos medicamentos que le habían recetado entonces y que ahora se consideran potencialmente mortales para los niños.
Finalmente, el tercer error es que los médicos y los detectives que acudieron al hospital e interactuaron con Roberson tomaron su actitud como una agravante, alegando que su comportamiento inexpresivo y distante era una prueba de su culpabilidad. Sin embargo, años después, en 2018, un profesional calificado diagnosticó a Roberson con trastorno del espectro autista, lo cual explica su respuesta ante la gravedad y muerte de su hija, según alega la defensa.
Mira también: