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El agente del FBI que apostó en Las Vegas $13,500 que recibió para un operativo encubierto

Una jueza federal le impuso a Scott Carpenter una sentencia a tres meses de prisión y le prohibió que durante un año consuma bebidas alcohólicas, realice apuestas y entre a cualquier casino.
Publicado 19 Ago 2022 – 03:09 PM EDT | Actualizado 19 Ago 2022 – 03:09 PM EDT
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Al final de una operación encubierta de cuatro días en julio de 2017 que estaba relacionada con “una investigación de alto perfil de corrupción en el baloncesto colegial”, cuatro agentes del FBI disfrutaron una suite de Las Vegas, Nevada, donde se reunieron con personas que tenían en la mira. Bebieron alrededor de la piscina, luego se cambiaron de ropa y fueron al casino Bellagio.

Con varias copas encima, el agente Scott Carpenter, de 40 años, abrió la caja fuerte de la cabaña y tomó frente a un compañero 10,000 dólares en efectivo, de un total de $135,000 que les dio el FBI para pagar sobornos, cubrir gastos y fingir su papel de “gastadores” en la llamada ‘Ciudad del Pecado’.

Carpenter compró $10,000 en fichas y luego se dirigió al salón de BlackJack para los apostadores fuertes. Pero en un par de horas perdió todo.

“Luego presionó a otro agente encubierto para que le diera dinero adicional del gobierno… que había traído consigo de la suite… Carpenter también jugó ese dinero”, describe un acuerdo de culpabilidad.

En promedio, cada apuesta que hizo fue de 721 dólares y perdió un total de 13,500 dólares durante un período de dos o tres horas, según los registros del Bellagio.

“Aunque Carpenter había estado bebiendo el sábado en la cabaña y en el Bellagio mientras jugaba, sabía que estaba jugando con dinero que pertenecía al gobierno de Estados Unidos”, señala el trato con la Fiscalía federal que el acusado firmó en febrero pasado.

“Como agente del FBI y agente principal del caso en la investigación, Carpenter ocupó un puesto de confianza del que abusó de una manera que le permitió robar el dinero del gobierno”, señala la acusación.

La versión del agente

Carpenter describe en un memorando de sentencia que en 2016 se unió a esa investigación, que incluyó escuchas telefónicas, la colaboración de informantes y vigilancia presencial. Era un caso en el que estaban varios agentes del FBI y del Departamento de Justicia en el Distrito Sur de Nueva York.

Este agente relata que hubo conflictos internos y que llegó a Las Vegas presionado por la muerte de un amigo de la familia. El sábado por la tarde, al finalizar el operativo encubierto en una suite del hotel The Cosmopolitan of Las Vegas que alquilaron por 1,500 dólares, él estaba “exhausto” y “ansioso”.

El 27 de julio de 2017 llegaron a esa ciudad y volvieron a Nueva York el día 31 de ese mes.

“A pesar de los obstáculos, todas las reuniones encubiertas fueron exitosas”, describe el memorando.

Fue por eso que Carpenter y sus compañeros decidieron aprovechar que la renta de la lujosa habitación incluía alimentos y bebidas. “Como resultado, los cuatro agentes pasaron el resto de la tarde comiendo y bebiendo en la cabaña y alrededor de la piscina”, afirma.

Solo Carpenter bebió casi una botella de vodka y al menos seis cervezas en The Cosmopolitan, y se tomó varios cocteles mientras apostaba como millonario en el Bellagio. Él asegura que sus compañeros se le acercaban cada cierto tiempo para verlo jugar en el BlackJack.

“Su conducta en Las Vegas surgió no de la intención de robarle al gobierno de Estados Unidos o quedarse el dinero, sino de una única falta de juicio por estar borracho”, señala el memorando.

Carpenter, un veterano de la Fuerza Aérea que en 2009 entró al FBI, afirmó que dos días después de regresar a la oficina de la agencia en Nueva York habló con su supervisor para confesarle lo que hizo.

Por una razón que no se explica en este proceso judicial, el FBI le permitió seguir participando en sus investigaciones y en octubre de 2020 lo asignaron a un equipo de contrainteligencia.

Le prohíben beber y apostar

En su defensa, Carpenter señala que su padre entregó un cheque de 15,000 dólares a un abogado contratado por de la Asociación de Agentes del Orden Federales (FLEOA), que representa a más de 30,000 agentes federales. Según él, ese abogado no lo envió al gobierno durante un año.

“Primero, el señor Carpenter fue completamente responsable de sus acciones desde el momento en que regresó a su oficina en Nueva York… Finalmente, él se declaró culpable por su conducta y reconoció públicamente que lo que hizo estuvo mal”, concluye el memorando.

A finales de febrero, Carpenter se declaró culpable de un cargo por robo al gobierno. El FBI lo suspendió sin paga y lo excluyó de todas sus investigaciones. Entonces, los fiscales advertían que enfrentaba una pena máxima de un año de prisión, libertad supervisada y devolver lo que gastó de manera indebida.

Pero meses después el Departamento de Justicia coincido con los abogados defensores en que solo debía cumplir libertad condicional.

Este jueves, la jueza de distrito Gloria Navarro lo condenó a tres meses de prisión y un año de libertad supervisada. En ese tiempo, ordenó la magistrada, tendrá prohibido beber alcohol, apostar y ni siquiera se le permitirá entrar a un casino o a cualquier otro lugar donde se realicen apuestas.

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