Bogotá quiere transformar los viajes de los escolares

Manuela Olarte se levanta todos los días a las 4:30 am. De trece años, tiene que prepararse y partir al colegio, el que en Bogotá comienza pasadas las 7:00 am. Su casa queda en el oeste de la ciudad y su colegio a las afueras, por lo que el trayecto que debe recorrer es de más de una hora.
Esta es la realidad de muchos niños bogotanos. En el caso de Olarte, su escuela está ubicada en Guaymaral, una zona campestre en donde quedan varios de los centros educativos privados más costosos de la capital y en la que, ante el caos vehicular de la Autopista Norte, los planteles decidieron organizar un plan de movilidad en donde unos entran más tarde que otros para facilitar el tránsito.
A sus trece años, Manuela asegura que se siente cansada. “Uno siempre va como muy rápido, no queda tiempo de hacer nada. Sería muy chévere que me quedara más tiempo más tiempo para hacer deporte, pero mi prioridad es el colegio”. Su cansancio es el de un millón y medio de niños bogotanos que a diario deben someterse a largos trayectos entre sus casas y sus sitios de estudio.
Fernando Rey, experto en movilidad, considera que se debería modificar el horario de los colegios para que la hora pico no afecte a los niños. “Se debe dar un debate público de por qué los colegios se han ido al extramuro de la ciudad. Eso genera un problema de calidad de vida para los niños gravísimo”, señala.
Casos como el de Manuela se repiten en esta zona con frecuencia. Juan José Bonilla apenas empezó este año a ir al colegio, tiene tres años y pasó de ir a un jardín que quedaba a la vuelta de su casa a un colegio que queda también en la zona de Guaymaral.
“Nunca había hecho trayectos tan largos dentro de un carro. Su jardín quedaba a tres cuadras de la casa y ahora ha sido todo un reto porque dura más de una hora cada trayecto y llega cansado, de mal genio y desesperado”, afirma María Fernanda Martínez, madre del pequeño.
Esta realidad no se da solo en los colegios privados, también afecta a los centros educativos públicos que están ubicados en las zonas sur y el centro de la ciudad, en donde la demanda es demasiado alta y en muchas ocasiones los niños deben tomar transporte público y exponerse a largos recorridos sin vigilancia o seguridad alguna.
Para que los pequeños de la capital colombiana puedan acortar estas distancias y tener mejor calidad de vida, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, postuló el proyecto “La hora de los niños” al Reto de los Alcaldes. Este es un concurso organizado por la fundación Bloomberg Philantropies que entregará cinco millones en fondos para fomentar la innovación. La idea de Bogotá es una de las veinte finalistas de la iniciativa.
El proyecto de la capital colombiana consiste en aprovechar para que el tiempo de viaje de los estudiantes sea menor y de mejor calidad. Oscar Díaz, asesor de movilidad de la alcaldía afirmó que pretenden crear carriles exclusivos para buses escolares, así como impulsar el uso de la bicicleta y de carriles peatonales seguros para que los niños se desplacen a sus colegios.
En Bogotá, más de un 50% del millón y medio de estudiantes utilizan los buses para ir al colegio. Tomando en cuenta que, de acuerdo a un estudio del BID, el tiempo de viaje promedio en Bogotá entre la casa y el trabajo o la escuela es de 93.9 minutos, este proyecto podría tener un fuerte impacto en la población estudiantil de la capital.
Pero, aparte de reducir el tiempo, Díaz asegura que es prioritario que el tiempo que pasen los niños en sus rutas escolares sea útil para su formación académica. “Queremos ver qué actividades se pueden hacer con los niños mientras están en los buses. Puede ser, por ejemplo, aprendizaje de idiomas, para que aprovechen el tiempo del desplazamiento”, aseguró.
A Manuela le emociona la idea porque reconoce que no le va bien en francés y reforzar los temas que ve en el colegio le parece una buena alternativa para aprovechar el tiempo que pasa en su ruta.
“Podríamos ver películas o hacer actividades de refuerzo para no perder tanto tiempo y hacer algo útil. Yo salgo del colegio a las 3:20 y llego muchas veces a las 5 a mi casa, no me alcanza el tiempo”, señala.
Según la alcaldía de Bogotá, se hicieron mediciones de la duración de viaje en todas las zonas de la ciudad y se revisaron estudios en los que se demuestra un nexo entre el aprendizaje y el cansancio, por lo que se espera que con “La hora de los niños” los más pequeños de la capital colombiana puedan aprovechar mejor los trayectos entre sus casas y sus colegios.