Las víctimas de huracanes no deberían quedarse sin minutos de telefonía celular

Las filas en la Plaza del Sol, un centro comercial justo en las afueras de San Juan, Puerto Rico, probablemente daban la vuelta alrededor del edificio. Por horas, una multitud de personas se reunió alrededor de un pequeño milagro tecnológico: dos teléfonos celulares que funcionaban y un tomacorriente para mantenerlos cargados.
Los teléfonos se los pidieron prestados unos buenos samaritanos anónimos y las llamadas eran cortas —un minuto, dos minutos, simplemente para ar a sus seres queridos en todo el mundo— pero sumaron cientos y cientos de minutos de uso continuo.
"Tuvimos consumidores que se encontraban fuera del centro comercial, conectándose a donde encontraban energía, y l a gente hacía fila para utilizar sus teléfonos, los teléfonos de nuestros clientes para realizar llamadas", dice Issa Asad, director general de Q-Link, una compañía proveedora de telefonía celular.
Cuando Q-Link se dio cuenta del aumento en el uso hace tres días, los empleados de la empresa llamaron a los clientes para averiguar qué estaba sucediendo. Habían descubierto que aún tenían servicio celular tras el paso del huracán María. Y eso significaba que sus teléfonos pertenecían a toda la comunidad. "Llamamos a los teléfonos para saber qué estaban haciendo y les permitimos hacerlo", dice Asad.
Q-Link extendió los mensajes de texto y los minutos ilimitados por lo menos durante el próximo mes, no sólo para esos teléfonos, sino para todos sus clientes en Puerto Rico. La compañía hizo lo mismo para los clientes en Texas y Louisiana afectados por el huracán Harvey. Es lo correcto, dice Asad. De hecho, como le ha dicho a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), Asad piensa que el gobierno debería exigirles a las compañías telefónicas que hagan esto después de una tormenta.
Q-Link es el tercer mayor proveedor estadounidense de Lifeline, un programa de la FCC que proporciona teléfonos y servicio a s de bajos ingresos (mucha gente en Puerto Rico los llama ‘los teléfonos de Obama’ porque se instauraron durante su presidencia), lo que significa que la compañía está extendiendo un servicio vital hacia algunas de las víctimas más vulnerables de estos huracanes. Una propuesta para hacer obligatorio este acto de beneficencia corporativa podría marcar una verdadera diferencia durante los desastres.
Perder la señal podría no ser una crisis tan urgente como encontrar agua potable y electricidad, pero se acerca bastante. La falta de servicio de teléfono celular en Puerto Rico ha contribuido a la agravación de la crisis humanitaria en la isla. El jueves 28 de septiembre, la FCC dijo que un 90% de los emplazamientos celulares en Puerto Rico están fuera de servicio. En 29 de los 78 condados, el servicio de telefonía celular está totalmente arruinado. La interrupción de las comunicaciones ha afectado los esfuerzos de socorro en Puerto Rico, donde las autoridades portuarias no pueden ar a los conductores de camiones para que transporten alimentos, agua y combustible. Ése es un problema mayor para Puerto Rico que todo lo relacionado con la Ley Jones .
Cuando alguien descubre que todavía tiene servicio después de un desastre natural, se convierte en un crucial nodo de comunicaciones para cualquiera que esté cercano y no tenga servicio. Lo último que alguien quiere es que ese cliente se quede sin minutos de tiempo aire, especialmente cuando representa a las poblaciones vulnerables. Eso es Lifeline, un programa que ofrece grandes descuentos en servicio telefónico a los hogares cuyo ingreso es igual o inferior a un 135% de la línea de pobreza (Q-Link es parte del programa Lifeline en 28 estados y territorios; la compañía está a la espera de la aprobación de la FCC para extender la cobertura a 10 estados más, incluyendo Florida).
Las llamadas de emergencia al 911 en la red de Houston de Q-Link se dispararon en un 900% después de Harvey, dice Asad. Por supuesto, proporcionar todo ese ancho de banda gratuito tiene un costo para Q-Link. Ésa es una de las razones por las que Asad ha propuesto que la FCC obligue a los proveedores de Lifeline a extender la cobertura gratuita después de los desastres y que la FCC ayude con los costos.
"Aunque Q-Link ha realizado estos esfuerzos voluntariamente, instamos a la Comisión a considerar si una asignación suplementaria de apoyo a Lifeline para que le conceda minutos adicionales a los consumidores ubicados en zonas de desastre o emergencia declaradas por las autoridades federales debe ser parte de la respuesta de la Comisión a los futuros desastres", dice la presentación de Asad ante la FCC, fechada el 6 de septiembre.
Sin embargo, hasta ahora, la agencia se ha enfocado en otras prioridades. El presidente de la FCC Ajit Pai ha estado aplicando presión pública sobre Apple para que active los chips de radio FM en sus iPhones después de los huracanes, haciéndole un llamado a la compañía para que "asuma sus responsabilidades y priorice la seguridad del pueblo estadounidense". Lástima que eso no funcionará: Apple le dijo a MacRumors que sus nuevos teléfonos no tienen chips de radio FM. Los modelos más antiguos, según el diseñador de interfaz de John Gruber, utilizan chips de radio FM, pero no están conectados a las antenas (ni la FCC ni Apple respondieron a solicitudes de comentarios para este artículo).
Tras el paso de tres tormentas consecutivas de categoría 4 que azotaron el territorio de Estados Unidos, la FCC tiene algunas preguntas que responder acerca de su preparación para casos de desastre. Una comisionada demócrata de la FCC criticó a la agencia por no haber realizado aún audiencias sobre las fallas de las comunicaciones en Texas, Florida y Puerto Rico. "No nos engañemos, esto no es suficiente", dijo Jessica Rosenworcel en un comunicado. Ella le hizo un llamado a la FCC para que saliera al terreno: "Creo que no pueden armar un informe sólo con la información que acumulan sentados frente a una computadora".
Sin embargo, incluso desde la comodidad de sus oficinas en Washington DC, los comisionados de la FCC podrían abordar la propuesta de Asad de exigirles a él y a otros operadores que abran sus servicios a los pobres durante los desastres. Hasta ahora, no ha recibido ninguna respuesta.
"Fuimos a la FCC y les dijimos que tiene que haber un mecanismo para hacer que los operadores como nosotros hagan lo correcto", dice Asad. "Lo correcto es abrir las líneas, dejar que las personas hablen y envíen mensajes de texto y en a los socorristas sin ponerles ningún tipo de tope o limitaciones".
Lifeline ya tiene su historia relacionada con las tormentas. El programa se financia a través del Fondo de Servicio Universal, una subvención que se lanzó en 1934 para extender las telecomunicaciones a todo el país (revise su cuenta de teléfono: el Fondo de Servicio Universal está ahí). Lifeline se lanzó por primera vez en 1986; estos teléfonos del gobierno estuvieron restringidos a los teléfonos fijos hasta 2008, cuando el programa se amplió para incluir los teléfonos celulares (hay quienes se burlan de los ‘teléfonos de Obama’ para criticar el gasto en el bienestar social). La expansión fue una reforma: los teléfonos fijos fueron inútiles en los hogares inundados en Nueva Orleans durante el huracán Katrina.
Q-Link les presta servicio a unos 120,000 clientes en Puerto Rico, pero hay un total de 300,000 s de Lifeline en la isla, lo que significa que muchas otras familias en dificultades necesitarían unos minutos extra de tiempo aire cuando reciben el servicio. TracFone y Assurance, los otros grandes operadores en el mercado de los teléfonos del gobierno, bien podrían dar un paso al frente. No hay nada que los detenga, pero tampoco nada que los obligue.
"Consideramos que la FCC debería establecer un plan de recuperación ante desastres que nos permita ayudar a los consumidores", dice Asad. "Porque ahora mismo, eso no existe".
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.