No ‘les hace falta aprender inglés’, son ‘bilingües en potencia’: cómo los métodos de educación alternativos hacen la diferencia

Cuando Eric comenzó a estudiar música hace dos años, se ponía muy nervioso y se le hacía difícil tocar la guitarra. Al principio, dijo su maestro, sus dedos eran "como plastilina".
"Pero ahora, ya los dedos están más firmes y puedes tocar esto, y ya sabes dónde están algunas notas", le dijo su maestro de música, Christian Rodríguez, a Eric. "Es una diferencia enorme".
Eric asintió y continúo ensayando las notas de 'Rudolph, el reno'. "(Del señor Rodríguez) he aprendido que uno debe tomar las cosas con calma", le dijo Eric a Univision Noticias, "yo solía hacer las cosas rápido, pero desde que él me dijo, 'cogelo suave, cálmate, da lo mejor de ti', eso me cambió, y ahora puedo volverme mejor y calmarme y concentrarme".
Muchas veces, las escuelas tradicionales no nos enseñan cómo aprender. En el sistema público lo usual es usar un currículo estándar, donde los intereses individuales se pasan por alto.
Pero un ‘aprendizaje más profundo’ puede yacer en potenciar las fortalezas y los intereses del estudiante, en cultivar la curiosidad innata de los niños, en conectarlos con sus comunidades, y en usar sus pasiones y entusiasmo por diferentes temas como plataforma para enseñarles las habilidades que necesitan para triunfar.
Estas habilidades pueden ser concretas como las matemáticas y la lectura, pero también pueden ser destrezas claves como la paciencia, la disciplina y la perseverancia. Esto es lo que Rodríguez enseña a sus alumnos hispanos a través de la música en Brooklyn, Nueva York.
Esto puede ayudar sobre todo a los estudiantes latinos del país, que muchas veces luchan por mantenerse a flote.
La música es la clave
Rodríguez nació en Tolima, Colombia, y de pequeño se mudó a Nueva York. Creció en una familia musical, donde su padre fue su maestro más importante y el idioma que se hablaba en casa era la música. Los fines de semana tocaban y cantaban en fiestas con su papá, su hermano y su hermana, y los domingos tocaban en la iglesia.
Pero su infancia no fue solo música y celebración. Rodríguez sabe lo que es crecer como un joven latino en una ciudad tan áspera como Nueva York. Su atención no estaba en sus estudios y en el décimo grado tuvo que suspender su educación.
"Claro que el camino se me hizo mucho más difícil”, le dijo Rodríguez a Univision Noticias. “Todo se me complicó, y hasta hoy en día uno está pagando esas deudas”.
Pero luego, cuando Rodríguez empezó a dar clases de música, vio que de hecho sí le gustaba aprender y enseñar. Fue así, a partir de lo que más le apasionaba, que se dio cuenta de lo valiosa que es la educación. Rodríguez luego completó un GED, fue a la universidad de Hunter College a aprender música formalmente, y ahora está trabajando por conseguir una maestría.
Hoy él devuelve con creces a su comunidad el regalo que fue entender el valor de la educación, enseñándole a los niños latinos de Sunset Park las canciones de sus familias con su programa S.P.A.R.K. o Sunset Park Artistic Revolution for Kids, en inglés. Les enseña a tocar tambores como las congas y los bongos, y ritmos como la cumbia de Colombia, la salsa de Cuba, y la bomba y la plena de Puerto Rico, entre otros.
“Mis programas de música se tratan de enseñarle a los jóvenes nuestras tradiciones musicales, así sean de diferentes países, y también de ofrecerles otras oportunidades, otras avenidas, para desarrollar un talento”, dijo Rodríguez. Muchas veces estos talentos son lo que puede abrirles las puertas a los estudiantes a becas, o darles ese algo extra que buscan los programas de isiones en las universidades.
Una brecha, ¿o una fractura en el sistema?
Pero lo que le ocurrió a Rodríguez en la escuela no es único. De hecho ilustra uno de los problemas más graves que afligen a la comunidad latina: la brecha académica.
Según el Centro de Investigación Pew, los estudiantes latinos son el grupo étnico que más abandona la escuela: su tasa de deserción es la más alta de todos los grupos étnicos y raciales, 14%, casi tres veces más alta que la tasa de los estudiantes blancos, 5%.
Los factores que contribuyen a esta brecha son complejos. Uno de ellos es la falta de maestros latinos como Rodríguez, a quienes los niños puedan tener como modelo. Aunque un cuarto de la población estudiantil es hispana, tan solo 7% de los maestros son latinos.
Para algunos, el sistema mismo es de culpar por esta brecha.
“El sistema (educativo) es el mismo de hace 100 años y todavía se ven a los latinos y los negros como algo menor”, le dijo a Univision Noticias Frankie Bonilla, subdirector de El Centro de Estudiantes en Philadelphia, Pennsylvania, parte de Big Picture Philadelphia, de la red de 'aprendizaje más profundo'. “Nuestra historia no se cuenta. Nuestra historia no es celebrada”.
Bonilla, quien es maestro bilingüe desde hace años, creció entre Puerto Rico y Pennsylvania, en una familia donde la necesidad alimentaba la creatividad. Esa creatividad innata, y que los jóvenes en comunidades urbanas deben utilizar para sobrevivir, es lo que Bonilla quiere que sus estudiantes aprovechen.
Este es un tema que apasiona a Bonilla de manera personal. El subdirector critica “un sistema (educacional) que te discrimina, que es racista”, pero que paradójicamente “está diseñado para gente como nosotros, que vinimos a una cultura completamente distinta y logramos crear algo nuevo y diferente”.
Tanto para Bonilla como para Rodríguez, la clave está en enseñarle a nuestros chicos, en especial a los estudiantes en áreas urbanas, habilidades que los conecten con sus tradiciones. Así, explica Bonilla, ellos caerán en cuenta de que ya tienen lo necesario para crear, triunfar y continuar aprendiendo. Es importante que tanto estudiantes, padres y maestros se enfoquen en lo que pueden ofrecer los estudiantes para potenciar su éxito y no ensañarse en lo que les hace falta.
'Bilingües en potencia'
Esto ocurre en un momento crucial, cuando los estudiantes de comunidades inmigrantes entran al sistema escolar o universitario. Muchas veces su idioma materno es el español u otro idioma que no es el inglés. Entonces se les etiqueta como "estudiantes que están aprendiendo inglés" o "English Language Learners", en inglés, o ELLs. Para los adeptos del aprendizaje dinámico y profundo, a estos estudiantes no 'les hace falta aprender inglés', sino que son 'bilingües en potencia', conocidos como emergent bilinguals, en inglés.
"No se trata de decir, ‘ah, solo hablabas español cuando llegaste, lo siento, ahora tenemos que enseñarte inglés’”, le dijo Renae Iversen, especialista en aprendizaje, a Univision Noticias. "No, más bien debería ser: ‘Llegaste hablando un idioma completamente distinto, eso es increíble, celebremos eso, y ahora pensemos cómo podemos ayudarte a aprender lo que quieres aprender’”.
Iversen es parte del Distrito de Servicios Educativos Regional del Noroeste (NWRESD por sus siglas en inglés), en Hillsboro, Oregon. Ellos facilitan programas y metodologías enfocadas en un aprendizaje más profundo y equitativo en las escuelas.
Lo que se busca es formar "pedagogías culturalmente sostenibles”, dijo Iversen, lo que “significa que cuando llegan nuestros estudiantes (a la escuela) vemos todo lo que traen, en vez de ver si no tienen algo, si tienen algún déficit. Tenemos que cambiar eso”.
Ese era el caso de Rodríguez, quien aunque no lo había notado, desde pequeño estaba sentado en una mina de oro que era el talento musical que construyó con su padre y sus hermanos, con quienes toca hasta hoy en día. Además de enseñar en varias escuelas y de dictar sus talleres de música y tambor, Rodríguez también es músico y percusionista en varios grupos colombianos en Nueva York, como Cumbia River Band y Los Mochuelos.
La historia de este maestro ilustra uno de las conceptos clave del aprendizaje profundo: cómo el aprender y enseñar a partir de las pasiones del estudiante, conectándolo con su cultura y su comunidad, convierte a la educación en "algo personal", como dice Frankie Bonilla, algo que puede ayudar a un estudiante y a su comunidad a salir adelante. El truco es mirar a nuestro alrededor y en lugar de ver brechas, ver minas de oro.