El PRI, debilitado y fragmentado por la corrupción, cumple 90 años como partido político en México

CIUDAD DE MÉXICO.- Fragmentado y debilitado como la tercera fuerza política en México, el Enrique Peña Nieto.
El PRI, fundado en 1929 y que por décadas fue el partido hegemónico construido sobre una sólida estructura corporativista con gremios de campesinos, de obreros y sindicatos, actualmente tiene una cifra reducida de militantes, sólo tiene 11 de 32 gobernadores y no alcanza ni el 25% de poder dentro del Congreso de la Unión.
Además, a esta serie de derrotas, se suman las pugnas internas, pues la celebración del aniversario se da justo cuando un grupo del mismo partido ha exigido la expulsión del expresidente Enrique Peña Nieto, quienes lo señalan como responsable de la derrota electoral del año pasado, en la que Andrés Manuel López Obrador resultó ganador.
A través de una carta, reclamaron a la presidenta nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, que el mandatario pretenda convertirse en consejero político del partido y señalaron que “no sólo no puede ser consejero político, sino que debe ser expulsado por el inmenso daño que le causó, llevándolo del triunfo del 2012 a la peor derrota de su historia en el 2018”.
Una desgastada trayectoria
De acuerdo con Salvador Mora, experto en política mexicana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, existen diversas razones que impulsaron el desgaste y pérdida de confianza del electorado hacia este partido y una de ellas tiene que ver precisamente con escándalos de corrupción que se documentaron en los últimos años por parte de exgobernadores y del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
“Casos como los de Veracruz y Chihuahua, donde sus entonces gobernadores Javier y César Duarte, respectivamente, realizaron actos de corrupción y usaron recursos federales en su beneficio, han contribuido a ensombrecer al partido y generarle una serie de problemas de credibilidad. En el gobierno federal, casos como el escándalo de la casa blanca van mostrándonos factores negativos de las gestiones de gobierno del PRI”, señaló.
Mora señala, sin embargo, que Peña le hizo el mismo daño que le hicieron al partido otros expresidentes, pero Peña Nieto siguió la fórmula de utilizar al PRI como correa de transmisión de su proyecto político con un discurso que no empataba con esas acciones.
“Peña Nieto trató de borrar toda relación con la forma de hacer política autoritaria del PRI, al presentarse como liberal, pero su discurso no empataba porque hizo uso del partido en su beneficio para poder impulsar la serie de reformas que demandaba su proyecto político”, detalla.
Mora señala que hay muchos acontecimientos que sucedieron en los últimos seis años que pudieron contribuir a posicionar al PRI como un partido mal visto por los mexicanos, pero también es un rechazo por parte del electorado de su forma de hacer política.
Gustavo López Montiel, politólogo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), el PRI siempre ha estado envuelto en escándalos de corrupción, pero no existía una fuerza política de oposición tan hábil que lograra derrotarlo con ese discurso.
De esto da cuenta el resultado de una encuesta de la compañía Enkoll, realizada en febrero de este año, que señala que los militantes del PRI se identifican más con el partido Morena.
La encuesta sobre afinidad partidista reveló que solo un 10% de los mexicanos se declaró afín al PRI, de los cuales solo el 48% votó por José Antonio Meade, quien en las elecciones pasadas obtuvo la menor cantidad de votos en su historia al alcanzar apenas 9 .2 millones de votos frente a los 30.1 que recibió Andrés Manuel López Obrador.
Una ideología tambaleante: ¿izquierda, derecha o centro?
Para Mora, a 90 años de su fundación, el PRI está pasando por el momento más severo pues además de los conflictos por credibilidad, electorado y representación, se suma el de la pérdida de identidad que se ve reflejada en torno a sus propuestas ideológicas.
“90 años evidencian un desgaje ideológico, una serie de fracturas internas. No se puede colocar como una izquierda social, pero tampoco puede colocarse netamente favorable a un libre mercado, con lo que resulta necesario la ocupación del centro, pero por su disminuido número de representación, n o tiene la fuerza electoral para realizar este papel. Es un partido que no tiene una propuesta fresca o que invite y el electorado está castigando en todo momento este tipo de postura”, detalla.
De acuerdo con los datos, las derrotas del PRI comenzaron a aparecer en 1997 justo con el nacimiento de una oposición más sólida, cuando dejó de ser un partido hegemónico al perder la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
En el 2000 perdió la Presidencia de la República y en 2006 perdió la mayoría en el Senado por primera vez. Pero no fue hasta este 2018, cuando registró su tercera derrota en las elecciones presidenciales y retrocedió prácticamente en todo.
Mora señala que, ante este panorama, el reto del PRI será reconstruirse y redefinir sus alcances a partir de la estrategia política que puedan tener desde las elites locales y luego saltar a nivel nacional con una dirigencia más acorde con la necesidad de ser un actor mediador.
Por su parte, López Montiel asegura que aunque el PRI tiene una fortaleza notablemente disminuida, tienen claro que son una fuerza política con capacidad de influencia en el Congreso, aunque, asegura, gran parte del poder del PRI era gracias a los recursos que obtenían de los espacios políticos que controlaban.
“Con una capacidad financiera muy disminuida va a ser poco lo que se pueda hacer en los siguientes años. Su principal estrategia va a ser mantener su influencia en el congreso con los diputados y senadores que tiene, porque es lo que está haciendo la diferencia para obtener la mayoría que Morena necesita”, detalla.