El piano de Jesse & Joy está decorado a mano por indígenas huicholes
Jesse y Joy caminan en medio del desierto californiano un día antes de tocar en RiseUp AS ONE, un concierto a favor de la unión de los seres humanos en la frontera entre México y Estados Unidos.
Joy se dentiene para tomar fotos de la luna menguante que apenas sube en un cielo todavía anaranjado. “¿Viste la luna?”, dice emocionada. “Qué lástima que me perdí el atardecer”, se lamenta después. Si algo se puede decir de los hermanos Huerta, es que son gente sensible.
Nos acomodamos en una esquina para poder platicar con la luna subiendo a nuestra derecha. Entonces le pregunto a Jesse sobre su piano de madera negra, decorado con motivos psicodélicos. “Está hecho a mano por indígenas huicholes”, me contesta. “Los diseños están basados en mis tatuajes, y cuando lo terminaron, lo bendijeron en un ritual. Es una pieza muy especial para mí. Tiene mucho de mí en ella”, dice con una mano en el pecho.
El piano de Jesse es como un amuleto lleno de significado para él; una artesanía que lo conecta con sus raíces mexicanas, que a su vez se fusiona con las historias que cuentan sus tatuajes. “Pero mi mayor amuleto es ella”, dice mirando a Joy. Definitivamente, los Huerta son los hermanos más tiernos de México.
El pasado sábado 15 de octubre Jesse y Joy se presentaron en RiseUp AS ONE, donde tocaron su éxito ‘Ecos de amor’ con la banda de la casa, quienes los acompañaron sobre el escenario giratorio del concierto. Más tarde, Alejandro Sanz se unió al dúo para cantar 'No soy una de esas'.
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