¿Es bueno darles nalgadas a los niños?
Cuando los padres echamos una mirada hacia nuestra infancia, es probable que recordemos aquellas frases tan típicas de nuestras madres: “Ya verás cuándo llegue tu padre”, “espera a llegar a la casa y verás”. Estas simples frases eran la antesala que muchas veces nos conducían a un castigo, al más recurrente, las nalgadas. Ahora que nosotros somos padres es momento de preguntarnos: ¿es bueno darles nalgadas a los niños?
La educación y la disciplina nada tienen que ver con aplicar la violencia; de hecho, la violencia física y doméstica es un acto que repudiamos. Pero una nalgada, ¿puede considerarse como una actitud violenta de un padre hacia un hijo?, ¿hasta qué punto es bueno o malo dar nalgadas a los hijos?
¿Una lección para que aprenda?
Supongamos que vas al supermercado con tu hijo de dos años y él hace un berrinche porque tú no le compras algo que desea. Los primeros segundos piensas que ya se le pasará, pero ocurre todo lo contrario, tu hijo comienza a llorar y gritar más fuerte mientras se retuerce en el suelo y te dice “eres mala”. Tu piensas: “le doy una nalgada y aprenderá que cuando se dice 'no' es no”.
¿Qué te hace pensar que el darle una cachetada a las nalgas de tu hijo le hará aprender la lección? Lo único que va a guardar en su memoria es el gesto de rechazo que le diste, y que tú -su linda mamita que antes le dijo que lo quiere- le demuestra su “cariño” con nalgadas.
Una de las peores consecuencias que traen consigo las nalgadas son las huellas psicológicos, además del sentimiento de miedo. No te creas que la próxima vez que vayan al supermercado tu hijo no hará un berrinche (cuando te niegues a comprarle algo) porque aprendió la lección de que “no” es no; no lo hará por temor de repetir la experiencia de recibir un nalgada tuya.
¿Tiene algo de positivo dar nalgadas?
En décadas pasadas si les hubiéramos hecho esta pregunta a nuestros padres, ellos hubieran respondido inmediatamente que sí, ya que para muchos una nalgada a tiempo era sinónimo de disciplina para un buen comportamiento del niño. Sin embargo, las cosas hoy en día son distintas, y los padres ya no repetimos los modelos de enseñanza de nuestros padres.
La sociedad en la que vivimos hoy en día reconsidera los valores y enseñanzas de los ascendentes, tratando de encontrar siempre aquellas cosas que pueden afectar o incidir negativamente en la formación psicológica de las personas para tratarlas y evitarlas. De modo que no se trata de que los padres de ahora no saben disciplinar a sus hijos por no darles una nalgada, ni que los niños gobiernen a sus padres, sino que se trata de fomentar las conductas disciplinarias que sí cumplen la función de enseñar una lección o favorecer el aprendizaje del niño.
Ver también: Errores comunes al disciplinar a nuestros hijos
Procuremos buscar nuevas formas de educar a nuestros niños; por ejemplo, si estamos muy enojados con nuestro hijo por algo que hizo, lo mejor será decirle que hablaremos con él más tarde sobre lo mal que se comportó, y nos retiramos a otro lugar para pensar sobre lo sucedido y cómo fomentar la buena conducta sin recurrir a un comportamiento agresivo.