La lámpara de escritorio de toda la vida creció (literalmente)

Si puedes narrar tu infancia haciendo referencia a las películas de Pixar que ibas viendo o si formas parte de las últimas generaciones que asistieron a una escuela en que se trabajaba en papel, sobre mesas y restiradores, y no en pantallas de computadora, lo más probable es que la silueta de una lámpara Anglepoise ocupe un lugar privilegiado en tu memoria afectiva.
Patentado en 1933 por el ingeniero automotriz George Carwardine, ese complejo juego de pesos y contrapesos que involucra resortes, bielas, palancas y muelles en tensión constante se convirtió en una herramienta insustituible en casas y escuelas a partir de 1935, cuando se logró, por fin, llegar a un prototipo que permitía su fabricación en serie y a escala doméstica.
Gracias a la versatilidad que le otorgaba su flexibilidad casi infinita, que permitía dirigir la luz con precisión, el Anglepoise Original 1227, nombre que recibió el modelo original, se convirtió pronto en un objeto de culto, dando inicio a una leyenda que hoy forma parte de las principales colecciones de diseño del mundo.
Durante toda la segunda mitad del siglo XX la Anglepoise se mantendría vigente sin la menor modificación, pero en 2005 la empresa decidió que había llegado el momento de actualizar el icono y encargó la tarea a uno de los diseñadores británicos más influyentes, Sir Kenneth Grange.
Este año y con motivo de su 84 cumpleaños, Grange decidió ampliar la familia con la línea Original 1227 Giant, que ofrece opciones para interiores y exteriores, en lámparas que triplican las dimensiones del modelo que salió al mercado en los años 30.
Con versiones de piso, empotrables en el muro o pantallas colgantes y 16 opciones de colores, la Original 1227 Giant es una línea que hace honor a la tradición de versatilidad de la Anglepoise original.
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