El ejercicio mental quema calorías, pero deberías pensar MUCHO para bajar de peso
¿Conoces ese sentimiento de salir de un examen, o de un día particularmente difícil en el trabajo, y estar completamente agotado, de llegar a dormirte en el sofá o sobre el plato de la cena? No has hecho ninguna actividad física, pero has salido exhausto. ¿Es tu cerebro el culpable de este cansancio?
¿Pensar quema calorías?
La primera respuesta es sí: el cerebro, a pesar de representar solo el 2 % del peso corporal (con un peso de 1,4 kg), usa el 20 % de la energía de la que disponemos durante todo el día. A menos que seas un atleta profesional, tu cerebro quema más calorías que los entrenamientos físicos que haces. Pero esto no significa que la actividad específica de pensar sea la raíz de este gasto energético.
Según TIME, este gasto significa unas 320 calorías en un día promedio (pero todo depende de la complexión de cada uno). Y los cambios en la actividad cerebral solo representan un aumento del 5 % en la quema de energía en contraste con el resto de los procesos del cerebro. Resolver un complejo problema matemático gastará más energía que ver un reality show, pero la diferencia es mínima.
Gran parte de la energía que tu cerebro usa va para mantener tu estado de alerta, monitorear tu entorno para recoger información y otras actividades que no son pensamientos individuales. En términos de lo que demanda el cerebro, «un pensamiento es bastante barato, pero la maquinaria que se requiere para hacerlo barato es costosa», explica para la revista Marcus Raichle, profesor de medicina en la Universidad de Washington en St. Louis.
Obviamente, el cerebro activa distintas áreas según la tarea que esté llevando a cabo. Pero nuestros cerebros no queman muchas más calorías haciendo algo complicado: 8 horas de trabajo cognitivo altamente exigente quemarían aproximadamente 100 calorías más que 8 horas de soñar despierto, explica Ewan McNay, profesor de psicología y de neurociencia conductual en la Universidad de Albany. Para una actividad multisensorial, como aprender a tocar la guitarra, podría llegar a 200 calorías. Aun así, son 8 horas de extenuarse mentalmente.
Aún si hipotéticamente pudiéramos pasar tantas horas en la misma tarea, el cerebro no podría mantener la misma concentración durante todo el tiempo, ya que los niveles de glucosa (la fuente de energía del cerebro) disminuirían, y te darían ganas de comer algo, en particular con algún aporte de glucosa; allí volverías a ganar todas las calorías que perdiste.
De todos modos, los estudios que demuestran que el azúcar tiene algún efecto en el rendimiento mental tienen evidencias contradictorias, de acuerdo a Scientific American. Tampoco se sabe muy bien si tener más talento en una tarea cognitiva (es decir, poner menos esfuerzo en ella) quema más o menos calorías, según los estudios que se han realizado sobre el tema.
¿De dónde viene el cansancio?
Bueno, si no quemé calorías pensando durante ese examen, o haciendo uso de mi creatividad en el trabajo… ¿por qué me siento tan cansado? El agotamiento mental, temporal o crónico, es un problema real enfrentado a diario para muchas personas. Pero quizá sea creer que estamos agotados lo que nos hace sentirnos así en primer lugar.
De hecho, muchas personas hacen actividades que ejercitan su cerebro para mantener su agilidad mental. Piensa en hacer un crucigrama, jugar al ajedrez o completar un sudoku. No se suele sufrir agotamiento mental luego de eso.
En el caso específico de un examen o del trabajo, la respuesta no viene en el gasto de energía, sino que está en nuestra actitud hacia esas actividades. El estrés juega un rol importante en el sentimiento de cansancio, pero no tiene nada que ver con las calorías que quemas. Algunos estudios confirman que la falta de motivación para hacer las tareas que debes hacer (y las ganas de distraerte con tu celular en lugar de eso) es lo que causa la fatiga en situaciones en las que no te agotas físicamente. Claude Messier, de la Universidad de Ottawa, habló con Scientific American sobre el tema:
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