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Descubre la historia de una mujer que renace y ahora inspira a el mundo entero

Publicado 18 Dic 2019 – 02:47 PM EST | Actualizado 18 Dic 2019 – 02:48 PM EST
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Desde niños, escuchamos que nos dicen una y otra vez que hay un camino trazado para nosotros y que es imposible renunciar a él, pero esto no es cierto y eso nos lo demuestra la marca Torres 10 con su nueva campaña: Renacido.

La idea detrás de esta campaña española se centra en presentar la fortaleza que se necesita para superar obstáculos y tener una segunda oportunidad en la vida. Es así como conocimos algunas historias realmente impactantes que cuentan la vivencia de tres personas reales.

Y una de estas historias es la de Mariah Oliver, una expandillera que ahora se dedica al activismo.

¿Quién es Mariah “La Madrina” Oliver?

Como a muchas personas les sucede, es en la adolescencia cuando la vulnerabilidad puede encaminarnos a un futuro incierto, triste o altamente problemático.

Así le ocurrió a María Torres Oliver (hoy Mariah Oliver), quien prácticamente creció sola y cerca de las pandillas, un peligro que le cambiaría la vida para siempre.

Ya que los padres de Mariah estaban separados y su madre trabajaba a todas horas, encontró la atención y el cariño que buscaba con Eric Javier Jara Velastegui, jefe de los Latin Kings; una de las pandillas más peligrosas y violentas de España.

Como en cualquier pandilla, Mariah entró como “novata”, pero aún así, tuvo más esperanzas de atención y gloria luego de sus primeros altercados con sus compañeros, delitos menores y unos cuantos golpes de “carácter”, como le aseguraban.

La “gloria” de Mariah llegó cuando fue distinguida con el apodo de “La Madrina” dentro de los Latin Kings. Con los años la joven adquirió “trayectoria” y comenzó a ser más respetada por todos. En un mundo dominado por la influencia masculina, ese reconocimiento la hizo sentir poderosa e invencible.

No lo era, Mariah pasó varios años en la cárcel bajo cargos de asociación ilícita, coacciones y amenazas. Cuando ingresó a la cárcel, solo encontró consuelo en los libros y en la amistad que forjó con otras reas.

En su celda, cada noche Mariah tenía tiempo para reflexionar: con 25 años cumplidos al momento de su aprehensión en 2007, le costaba sentirse culpable, pero llegó a lamentar su reclusión gracias al arrepentimiento que vio en su madre.

El remordimiento y las ganas de superarse no tardaron en llegar para Mariah y en su búsqueda notó que había escasez de trabajadores sociales en su propio círculo, y es ahí cuando decidió que ella sería la encargada de guiar a quienes alguna vez se sintieran tentados a unirse a una pandilla.

Es así como Mariah tras romper sus propias cadenas, ahora ayuda a otros a hacer lo mismo, y hoy está interesada en hacer un doctorado para seguir con esta noble tarea.

Historias como esta nos inspiran a vivir sin etiquetas, a ver a las personas hoy y no a su pasado. ¡Una gran lección para todos nosotros!

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