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Ben Affleck

La historia del hombre que estafó a McDonald's jugando al Monopoly y se robó millones

Publicado 14 Ago 2018 – 03:01 PM EDT | Actualizado 14 Ago 2018 – 03:32 PM EDT
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En 1987 McDonald’s se asoció con la compañía Hasbro para lanzar su propia versión del Monopoly, el popular juego de mesa de compra y venta de propiedades.

El McDonald’s Monopoly rápidamente se convirtió en una de las estrategias de marketing más exitosas de la compañía, detrás de la Happy Meal (Cajita Feliz).

Un monopolio de hamburguesas

Los clientes se obsesionaron con la recolección de las piezas del juego que venían con la compra de bebidas, de papas fritas o que podían conseguirse en las publicidades de revistas y periódicos, y que les permitían obtener premios ya sea a través de tarjetas que anunciaban un «premio instantáneo» o reuniendo un grupo de propiedades del tablero de Monopoly.

Los premios iban desde un Game Gear de Sega, pasando por productos del menú de McDonald’s (unas papas fritas medianas o un McFlurry pequeño), hasta unas vacaciones en Jamaica. Y también varios premios de dinero en efectivo.

Como en todos los juegos con premios, las probabilidades estaban predispuestas en contra de los participantes.

El juego anunciaba un Gran Premio que se otorgaba una vez por año: un millón de dólares.

La probabilidad de ganar este premio era la misma que la de ganar la lotería: una en 250 millones.

La probabilidad de ganar un coche de lujo Chrysler PT Cruiser era una en 150 millones.

Cada año había un «Premio Principal» que consistía en una buena suma de dinero en efectivo, y para ganarlo se necesitaba obtener la pieza que contenía dicho «premio instantáneo» o conseguir reunir todas las propiedades de un mismo color (por ejemplo, los 4 ferrocarriles).

El diseño del juego, para reducir las chances de que mucha gente obtuviera estos grandes premios, era hacer excepcionalmente escasas determinadas piezas. Mientras miles de personas podían tener tres de los cuatro ferrocarriles, las chances de conseguir la otra pieza restante eran muy muy lejanas. Se fabricaban millones de ciertas piezas por cada pieza de las «difíciles».

Pero un hombre llamado Jerome Jacobson, un expolicía convertido en guardia de seguridad, aprovechó su posición para acceder a las piezas difíciles del juego que aseguraban los grandes premios, y terminó por estafar a McDonald’s por una suma estimada de 24 millones.

La gran estafa

Por ley, McDonald’s no puede istrar sus propios concursos. Irónicamente, para prevenir fraudes.

Así que la empresa del payaso tercerizó la istración de su Monopoly a una empresa llamada Simon Worldwide que se encargaba de producir y distribuir las piezas del juego y entregar los premios.

Jerome Jacobson era director de seguridad de Simon Worldwide y desde su posición tuvo a la planta de impresión donde se fabricaban y se almacenaban las tarjetas, para luego ser distribuidas. Jacobson comenzó viendo cómo los técnicos creaban estas tarjetas excepcionales a las que se le estampaba la inscripción «¡GANADOR INSTANTÁNEO!» y se les ponía las marcas de agua que evitaban las falsificaciones.

Era él quien luego tenía que distribuir estas tarjetas a los locales de McDonald’s de todo el país.

Un día de 1989, la tentación fue demasiado irresistible para Jacobson, que había vislumbrado su gran oportunidad, tan simple como ordenar una Bic Mac: podía recortar las tarjetas que aseguran los grandes premios y guardárselas.

Como empleado de la compañía que istraba el juego no podía reclamar los premios, pero su pasado como policía le había dejado una buena red de os que incluia mafiosos locales, dueños de clubes de strippers, psíquicos, convictos, narcotraficantes y hasta una familia de mormones, con los que hizo negocios. Les pasaba sus valiosas tarjetas robadas para que cobraran el premio, a cambio de una buena tajada.

A algunos incluso les cobró la comisión por adelantado, por lo que hubo quienes hipotecaron su casa para pagarle y después ir a recolectar el premio.

En total se cree que los favorecidos por las tarjetas del «Tío Jerry» (así se dio en llamar cuando se convirtió en la misteriosa figura detrás del fraude) llegaron a recolectar 24 millones de dólares en premios.

Entre 1995 y 2000 todos los Grandes Premios anuales fueron cobrados por uno de los asociados al Tío Jerry, y dependiendo de cuánto fue la comisión que cobró, se puede calcular que en estos años Jacobson llegó a amasar también una buena cantidad de millones.

La estafa fue descubierta en el año 2000.

Alguien de su extensa red de os lo delató, y McDonald’s se asoció con el FBI para investigar el asunto, lo que hicieron por un buen tiempo encubiertos para evitar que Jacobson y sus asociados supieran que estaban tras él y destruyeran evidencias.

En definitiva, una historia excepcional y curiosa, de esas que resultan ideales para adaptar en Hollywood.

Cosa que finalmente harán Ben Affleck y Matt Damon, la dupla ganadora del Oscar por Good Will Hunting que volverá a colaborar en una película después de mucho tiempo.

Una historia basada en hechos reales

Un recuento detallado de la historia de la estafa, de la investigación que permitió sacarla a la luz y de los principales involucrados fue publicado recientemente por el sitio The Daily Beast.

Y aparentemente esta nota causó un gran impacto ya que fue la que motivó dos proyectos en Hollywood de alto perfil, casi simultáneos pese a que los eventos ya tienen casi dos décadas de conocidos.

Un proyecto es una película basada en la nota de The Daily Beast escrita por el reportero policial Jeff Maysh, cuyos derechos de adaptación fueron adquiridos por 20th Century Fox luego de una gran batalla con otros estudios ( Universal quería hacer la película protagonizada por Kevin Hart; Warner Bros. con Steve Carrell y escrita por John Requa y Glenn Ficarra; y Netflix con una producción de Robert Downey Jr. y Todd Phillips).

La adaptación de la historia será escrita para la pantalla por la dupla de guionistas Paul Wernick y Rhett Reese, que juntos ya escribieron éxitos como Zombieland, Deadpool y Deadpool 2.

Ben Affleck será el director, un rol que ha desempeñado con sorprendente solvencia, más allá de la más reciente Live By Night (sus créditos anteriores como director incluyen Argo, The Town y Gone Baby Gone). Su viejo amigo Matt Damon será protagonista y productor.

Otro proyecto basado en la nota de The Daily Beast optará por sumarse a la popular tendencia de series documentales true crime, y fue anunciado por la productora Unrealistic Ideas, de Mark Wahlberg.

La serie llevará por título McMillions, y pretende repasar la historia con los testimonios de los involucrados, incluyendo a los ganadores de los premios y los agentes del FBI que llevaron a cabo la investigación.

Se anunció que también obtendrán imágenes de archivo grabadas por los propios agentes del FBI que menciona la nota de The Daily Beast, entre otras una entrevista a uno de los ganadores del premio del millón en la que los investigadores se hacen pasar por empleados de McDonald’s y lo entrevistan con la excusa de hacer un video promocional del concurso.

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