The Girl With The Dragon Tattoo según Noomi Rapace y Rooney Mara
Así reza la descripción inicial de Stieg Larsson sobre Lisbeth Salander en el primer libro de la serie Millenium. Con el paso de la historia, poco a poco se desvelan las dimensiones de este personaje.
Larsson, aunque había planificado 10 volúmenes sobre esta historia, sólo pudo completar tres debido a su repentina muerte. Sin embargo, la trama sería lo suficientemente intrigante y poderosa para llevarla a la gran pantalla.
Primera aparición de Lisbeth Salander en el cine
En el 2009 se proyecta en las salas de cine Los hombres que no amaban a las mujeres, film de Niels Arden Oplev basado en el libro de Larsson. Es allí en donde podemos ver materializada a la enigmática Lisbeth Salander interpretada por Noomi Rapace.
Casi podemos ver el retrato físico de Lisbeth. Oscura, brillante, con las palabras justas, adicta al café pero con una historia turbulenta.
Rapace interpretó a un personaje sometido a años de abusos y llega a un punto en el que decide tomar el rumbo y ajustar las cuentas. De hecho, es el rostro de estadísticas alarmantes sobre el maltrato a las mujeres en Escandinavia (y en el mundo). Mismas cifras que utilizó Larsson para construir esta historia.
Dos años más tarde, veríamos el remake de Hollywood en manos de David Fincher: The Girl With the Dragon Tattoo. Esta vez, Rooney Mara sería el rostro de Lisbeth Salander.
Una difícil decisión
La experiencia, generalmente, nos dice que las versiones originales son mejores. Pero en este caso, es diferente.
Mara ofreció una actuación estelar, tanto que le valió una nominación al Oscar. Es entonces en este punto nos preguntamos: ¿quién es mejor que quién?
Una pregunta complicada de responder, ya que cada una interpretó el personaje y le dio la fuerza que le correspondía. Más que una caracterización, también dieron conocer una realidad que es más perturbadora de la que queremos itir.
Si buscamos un punto de comparación, podemos tomar una de las escenas más crudas del film (y el libro): el momento en donde Lisbeth enfrenta a su tutor legal, pero este toma el control de la situación y la viola. Fría y calculadora, piensa en su próximo paso. No se desmorona porque ya es alguien que conoce el sistema y sabe que no las tiene de ganar.
La venganza viene y con una fuerza que ni nosotros mismos hubiésemos pensado. Ella le deja bien claro a su abusador que, esté en donde esté, haga lo que haga; ella lo observará y lo volverá añicos.
Una escena que desgarra pero que también indica un punto de quiebre en el personaje hasta que toma la solución en sus manos. Tanto Rapace como Mara no se quedaron atrás al asumir el reto.
Pequeñas diferencias
La ventaja de Rapace y de esta interpretación es que podemos ver una evolución y que todo lo que representa Lisbeth tiene una razón de ser y en las dos películas posteriores nos lo explican un poco.
Lamentablemente, no sucede lo mismo en la producción de Fincher. Es más, quedamos con la expectativa de lo que sería del futuro de la protagonista.
¿Y tú?, ¿con cuál te quedas?