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RIP Martin Landau, legendario actor ganador del Oscar

Publicado 17 Jul 2017 – 05:00 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2018 – 08:43 AM EDT
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En abril de 2017, durante el Festival de cine de Tribeca, se estrenó una curiosa comedia dramática titulada The Last Poker Game (“El último juego de poker”), centrada en una pareja de ancianos que se mudan a un residencial y que explora, precisamente, ciertos temas propios de la tercera edad.

Fue el debut como director de Howard L. Weiner, un hombre de 72 años que hasta entonces había dedicado su vida a la neurología (es un neurólogo reconocido a nivel mundial) y que consideró que el cine podía servir como una nueva forma de expresión para sus inquietudes en el campo de estudio del cerebro humano y su sistema nervioso.

Martin Landau, de 89 años, protagonizó esta película, que terminó siendo su última aparición en la gran pantalla, 58 años después de su debut, y una despedida propicia para un actor que se mantuvo activo hasta pocos meses antes de su muerte.

Un debut de la mano de Hitchcock

Martin Landau, nacido en Nueva York en 1928, fue dibujante de tiras cómicas durante su juventud, antes de dedicarse a la actuación; trabajó en la popular tira The Gumps para el periódico Daily News por 5 años.

Sobre comienzos de los 50 luchaba por conseguir roles en teatro o cine, y se hizo muy amigo de otro joven aspirante a actor con el que compartía este afán por convertirse en actor y cumplir su sueño de actuar en Hollywood.

Ese otro joven se llamaba James Dean y se hizo famoso antes que él. También murió trágicamente antes que él.

En 1955, el año de la muerte de James Dean, Martin Landau, todavía sin haber logrado despegar su carrera, hizo una audición para ingresar al famoso Actors Studio y, de entre más de 500 aspirantes, él y otro joven fueron los únicos que fueron aceptados. Ese otro era Steve McQueen.

Ahora sí su carrera comenzaba a tomar forma. 

La obra de Middle of the Night fue su primer papel de importancia y se convirtió en una de las producciones más populares de Broadway, lo que la llevó a hacer una gira en teatros de todo el país.

La presentación de la obra en Los Angeles capturó la atención de, nada menos, que Alfred Hitchcock, que lo eligió para un rol crucial en su siguiente película. El actor tenía 30 años.

La película se llamó North by Northwest (conocida como Intriga Internacional en América Latina), se estrenó en 1959 y terminaría convertida en uno de los grandes clásicos de Hitchcock, considerada una de las mejores películas de la historia.

Nada mal para un debut.

Carrera en la TV

Con este precedente, y gracias a su carismática presencia y versatilidad, a comienzos de los 60 Landau se convirtió en un rostro casi ineludible de la pantalla, que uno podía encontrar en diversas películas — Stagecoach to Dancers’ Rock (1962), Cleopatra (1963), The Hallelujah Trail (1965), The Greatest Story Ever Told (1965)— pero sobre todo en series de televisión.

En la primera mitad de los 60, apareció como invitado en decenas de populares series de la época, lo que lo llevaría hacia su segundo rol más icónico en 1966: el de Rollin Hand en la serie Misión: Imposible, un personaje específicamente creado para él, un agente de IMF que se caracterizaba por sus habilidades actorales para hacerse pasar por otras personas y para disfrazarse, por lo que era conocido como “el hombre del millón de rostros”.

Un papel que daría origen a una memorable parodia en Get Smart ( Superagente 86), cuando mediante un procedimiento el protagonista recibe un nuevo rostro, y es el de Martin Landau.

Una década más tarde, Martin Landau volvería a protagonizar una serie de televisión, pero en este caso de la televisión británica: Space: 1999, que protagonizó junto a su esposa (y también coprotagonista en Misión: Imposible) Barbara Bain, en un esfuerzo de la producción de hacer la serie más llamativa para el público estadounidense, al elegir dos estrellas conocidas para éste.

La serie, en efecto, fue muy exitosa y se mantuvo durante 4 años al aire.

Regreso a la gran pantalla

Sobre la década del 80, Martin Landau siguió dando pruebas de su versatilidad, protagonizando tanto películas de horror y ciencia ficción de bajo presupuesto como prestigiosas producciones de grandes directores.

Entre estas últimas se destacan Tucker: un hombre y su sueño (1988), dirigida por Francis Ford Coppola, y Crímenes y pecados (1989), una de las más aclamadas de Woody Allen.

Finalmente, ya a mediados de los 90, interpretaría otro de sus roles más célebres y el que valdría el Premio Oscar a mejor actor de reparto.

El de Bela Lugosi en Ed Wood, la biopic dirigida por Tim Burton.

Donde protagonizó escenas como ésta:

Bela Lugosi había tenido un final un poco triste en su carrera como actor, habiendo quedado encasillado en cierto tipo de papeles por los personajes célebres que había interpretado (especialmente el Drácula original) y por su acento húngaro.

Martin Landau había tenido una experiencia en cierto modo similar, después del gran éxito de la serie Misión: Imposible, quedando encasillado como actor de televisión. Landau, sin embargo, de la mano de Francis Ford Coppola y Woody Allen, pudo salir de eso y hacer su regreso.

Cuando interpretó a Bela Lugosi investigó sus películas y su carrera, y más tarde declaró:

«Comencé a sentir un enorme respeto por él y también un poco de pena. Mi interpretación [en Ed Wood] fue como una carta de afecto hacia él, porque nunca tuvo la chance de salir de ese encasillamiento. Yo tuve la chance de hacer un regreso en mi carrera. Y así le dí una a él. Le di ese último papel que nunca obtuvo».

No es casual que su papel de Bela Lugosi sea uno de los más icónicos de su carrera, uno que va mucho más allá de la simple imitación y que prueba que, en efecto, Martin Landau era el actor del millón de rostros.

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