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Aranceles

En medio de las celebraciones del Cinco de Mayo, se avecina un impuesto a los tomates mexicanos

Los defensores de la medida aseguran que el arancel ayudará a reconstruir la menguante industria del tomate en EEUU, pero los opositores afirman que encarecerá los tomates frescos para los consumidores estadounidenses.
Publicado 5 May 2025 – 04:47 AM EDT | Actualizado 5 May 2025 – 04:47 AM EDT
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Por ahora el guacamole se ha salvado de los aranceles. Pero la salsa puede no tener tanta suerte.

Aunque el presidente Donald Trump ha puesto en pausa los aranceles con que amenaza a los aguacates mexicanos, el gobierno de EEUU planea imponer una tarifa aduanera de casi el 21% sobre los tomates frescos mexicanos a partir del 14 de julio.

Un arancel, al igual que un impuesto, es una tasa sobre las importaciones, y este afectará los 4,000 millones de libras de tomates que EEUU importa de México cada año.

Los defensores de la medida afirman que el arancel ayudará a reconstruir la menguante industria del tomate en EEUU y garantizará que los productos que se consumen en el país también se cultiven en él. Actualmente, México suministra alrededor del 70% del mercado de tomates de EEUU, frente al 30 % hace dos décadas, según el Florida Tomato Exchange, un grupo comercial.

“A menos que igualemos las condiciones en términos de precios justos, no habrá una industria nacional de tomates frescos en un futuro cercano”, dijo Robert Guenther, vicepresidente ejecutivo del Florida Tomato Exchange.

Florida y California son los principales productores de tomates en EEUU, pero la mayoría de los cultivos californianos se utilizan para hacer salsas y otros productos procesados.

Aranceles al tomate mexicano: ¿qué dicen los críticos?

Los que se oponen afirman que el arancel encarecerá los tomates frescos para los consumidores estadounidenses. NatureSweet, una empresa con sede en San Antonio que cultiva tomates en México y EEUU, dijo que pagará millones de dólares cada mes en aranceles si la decisión no se revierte.

“Buscaremos formas de adaptarnos o agilizar nuestras operaciones, pero la verdad es que ya operamos de forma eficiente”, dijo Skip Hulett, director legal de NatureSweet. “El negocio de productos frescos no deja grandes márgenes de ganancia. Estamos evaluando qué parte del costo podríamos absorber, pero estos gastos añadidos con toda seguridad tendrán que trasladarse al consumidor”.

Tim Richards, profesor en la Escuela de Agronegocios Morrison de la Universidad Estatal de Arizona, estima que los precios al por menor de los tomates en EEUU aumentarán alrededor de un 10.5% si se aplican los aranceles.

La respuesta de México a los aranceles al tomate

El gobierno de México dijo el mes pasado que confiaba en poder negociar sobre los tomates. Pero si el arancel entra en vigor, la presidenta Claudia Sheinbaum ya insinuó que su país podría tomar medidas similares contra las importaciones de muslos de pollo y cerdo provenientes de EEUU.


El tira y afloja sobre los tomates tiene una larga historia. En 1996, poco después de que entrara en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Departamento de Comercio de EEUU investigó denuncias de que México exportaba tomates a precios artificialmente bajos, una práctica conocida como dumping.

El gobierno estadounidense accedió a suspender la investigación si México cumplía ciertas condiciones, como vender sus tomates a un precio mínimo. Desde entonces, el acuerdo ha sido objeto de revisiones periódicas, pero ambas partes siempre habían logrado evitar la imposición de aranceles.

Sin embargo, el mes pasado el Departamento de Comercio anunció su retiro del último acuerdo, alegando que ha sido “inundado de comentarios” por parte de productores estadounidenses de tomates que piden mayor protección frente a las importaciones mexicanas.

Guenther, del Florida Tomato Exchange, dijo que, aunque los exportadores mexicanos están obligados a cobrar un precio mínimo, las inspecciones son aleatorias, lo que permite evadir esa obligación. Más en general, asegura que México perjudica a la industria estadounidense porque cultivar tomates allí cuesta entre un 40 y un 50% menos. La tierra, la mano de obra y los insumos como las semillas y los fertilizantes son más baratos, explicó.

Cultivar tomates requiere mucha mano de obra, añadió Guenther, y la industria estadounidense suele depender de trabajadores migrantes con visado H-2A. Este programa exige pagar un promedio de 16.98 dólares por hora, una cifra que ha subido a medida que escasea la mano de obra. Richards estima que los trabajadores en los campos de tomate en México ganan aproximadamente una décima parte de esa cantidad.

NatureSweet reconoce que es más rentable cultivar tomates en México, pero asegura que el clima es uno de los mayores factores. Sus invernaderos en México no necesitan sistemas de iluminación, calefacción o refrigeración gracias a las condiciones durante todo el año.

“Algunas industrias se pueden reubicar, pero no puedes trasladar el clima agrícola”, dijo Hulett.

La alta demanda de tomates mexicanos en EEUU

Lance Jungmeyer, presidente de la Asociación de Productos Frescos de las Américas —que representa a importadores de tomates mexicanos—, dijo que Florida no produce los tomates de especialidad maduros en rama que cada vez prefieren más los consumidores estadounidenses. Los tomates de Florida se cosechan verdes y se maduran en almacenes, explicó.

“Florida no cultiva los tipos de tomates de especialidad que se han vuelto populares, pero quieren protección”, dijo Jungmeyer. “Su cuota de mercado está disminuyendo por decisiones propias”.

Guenther no está de acuerdo. “Si pones un tomate de Florida frente a uno mexicano, creo que en una prueba de sabor saldría muy bien parado”, afirmó.

Adrian Burciaga, copropietario del restaurante mexicano Don Artemio en Fort Worth, Texas, no quiere cambiar a un proveedor estadounidense. Lo compara con el vino de calidad: si quiere un buen cabernet sauvignon, lo compra de Napa, California, pero si quiere un buen tomate que le recuerde su infancia, lo compra de México.

“Sabemos los sabores que van a aportar a las salsas y los moles. No queremos comprometer el sabor”, dijo Burciaga.

Burciaga explicó que su restaurante utiliza entre 300 y 400 libras de tomates Roma de México cada semana. Actualmente, paga 19 dólares por una caja de 25 libras. No le gusta la idea de pagar más, pero siente que no tiene alternativa.

Burciaga dijo que el arancel al tomate y la amenaza de otros aranceles a México, implementados en febrero pero luego suspendidos, están dificultando la gestión de su negocio.

Lo que más nos preocupa es la incertidumbre. Un restaurante pequeño o mediano planifica su presupuesto. Sabemos con antelación que en seis meses algo subirá, así que nos ajustamos”, explicó. “Pero esto no lo sabemos con anticipación. ¿Cómo se planea o se reacciona así?”

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Preocupación y asombro entre comerciantes por los aranceles de casi el 21% a tomates mexicanos
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