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Jimmy Carter

El complejo legado de Carter en América Latina: de los derechos humanos a duras decisiones políticas

La América Latina que el expresidente Jimmy Carter encontró a su llegada a la Casa Blanca en enero de 1977 era una región aquejada por sangrientas guerras civiles y crueles dictaduras de extrema derecha, que Estados Unidos toleraba y apoyaba por considerarlas aliadas estratégicas en su guerra fría con la Unión Soviética. Carter cambió esa política radicalmente.
Publicado 30 Dic 2024 – 04:57 PM EST | Actualizado 31 Dic 2024 – 02:44 AM EST
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El control de armas estratégicas con la Unión Soviética o su papel determinante en la firma de los Acuerdos de Paz de Camp David de 1978 entre Israel y Egipto.

En América Latina, las políticas de Carter también tuvieron una influencia determinante, tanto durante su Presidencia como en sus gestiones en la región después de que dejó la Casa Blanca.

La América Latina que Carter encontró a su llegada a la Casa Blanca en enero de 1977 era una región aquejada por sangrientas guerras civiles y crueles dictaduras de extrema derecha, que Estados Unidos toleraba y apoyaba por considerarlas aliadas estratégicas en su Guerra Fría con la Unión Soviética.

Gobiernos democráticos como el de Alfonso López Michelsen en Colombia, en sí misma sumida en un largo y sangriento conflicto armado interno con guerrillas auspiciadas por Cuba, y el de Carlos Andrés Pérez en Venezuela, eran la excepción en la caótica región.

La llegada de Carter marcó el fin del apoyo estadounidense a las dictaduras militares y el inicio de una era de auspicio a la democracia en la región.

"América Latina era fundamental y su política global estaba orientada hacia los derechos humanos, los valores democráticos y la cooperación multilateral", dijo a la agencia AFP el analista político Michael Shifter, del Diálogo Interamericano, un centro de estudios de Washington.

Estas fueron algunas de sus acciones más importantes en la región.

Cuba: un intento infructuoso por normalizar relaciones

Quince años después de la crisis de los misiles, Carter relajó las sanciones vigentes desde 1962, apoyó conversaciones secretas y permitió una representación diplomática limitada en ambos países. Estos esfuerzos, sin embargo, fueron saboteados por Cuba misma en 1980, cuando fomentó un éxodo masivo de 125,000 cubanos a Estados Unidos, con la bendición del gobernante cubano Fidel Castro y se desató una crisis inesperada.

Castro siguió apoyando a los gobiernos africanos respaldados por los soviéticos e incluso desplegó tropas contra los deseos de Washington, dando fin al proceso de normalización.

Más de dos décadas después de su mandato, Carter hizo una visita histórica a La Habana, convirtiéndose en ese momento en el político estadounidense de más alto perfil en pisar suelo cubano desde 1959.

Carter hizo un "un audaz llamado a Estados Unidos para que levantara su embargo, pero también pidió a Castro que abrazara la apertura democrática", dijo la profesora de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Georgia Jennifer McCoy, quien formó parte de la delegación estadounidense en ese viaje.

Panamá: la devolución de la soberanía del canal

Un símbolo importante de la estrategia de Carter fue la firma de los tratados en 1977 para entregar oficialmente el canal de Panamá al control de ese país centroamericano en 1999.

"Jimmy Carter comprendió que si no devolvía el canal a Panamá, la relación entre Estados Unidos y Panamá podría conducir a una nueva crisis en un país donde Washington no podía darse el lujo de la inestabilidad", dijo politólogo y expresidente de Costa Rica Luis Guillermo Solís.

Al ser condecorado en 2016 con la orden Manuel Amador Guerrero, el máximo honor concedido por Panamá, Carter calificó la entrega del canal, que fue tremendamente impopular en su país, como "el desafío político más difícil que he enfrentado" y "la decisión más valiente que el gobierno de Estados Unidos ha tomado".

El domingo, el presidente panameño, José Mulino, elogió a Carter por ayudar a su país a lograr la "soberanía plena", justo en momentos en que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha arremetido contra el acuerdo y sugerido que buscará retomar el control de la vía interoceánica, sin que se sepa muy bien qué tan en serio está hablando o cómo haría para lograrlo, pues por la vía pacífica las probabilidades de lograrlo son sumamente escasas.

Aunque Trump escribió un comunicado tras la muerte del expresidente elogiándolo por su trabajo en favor de Estados Unidos, siempre ha calificado la entrega del canal de Panamá como una “tontería”.

Centroamérica: Nicaragua y El Salvador

Durante su mandato, Carter optó por no apoyar al dictador nicaragüense Anastasio Somoza, lo que según Solís "fue un factor decisivo" en su derrota ante el marxista Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1979, algo que le generó duras críticas desde algunos sectores estadounidenses.

Inicialmente, Carter criticó los abusos de Somoza, pero evitó cuidadosamente alentar al FSLN debido a sus vínculos con Cuba y la orientación marxista de sus líderes. Sin embargo, el rápido desarrollo de los acontecimientos en Nicaragua superaron los esfuerzos de Carter por controlarlos, especialmente después del asesinato en enero de 1978 del periodista Pedro Joaquín Chamorro, editor del periódico opositor La Prensa, que sirvió como catalizador de la guerra civil nicaragüense.

Las fuerzas sandinistas entraron en Managua el 19 de julio de 1979 e instalaron el Gobierno Provisional que había sido establecido en Costa Rica en junio, rebautizándolo como Gobierno de Reconstrucción Nacional con fuertes vínculos con el régimen de Fidel Castro.

Somoza, quien había partido hacia Estados Unidos el 17 de julio, fue asesinado en La Asunción en septiembre de 1980.

En la vecina El Salvador, Carter había restringido la ayuda militar por las violaciones de derechos humanos del régimen de Carlos Humberto Romero, pero la victoria sandinista de julio le hizo restablecer la ayuda militar no letal después de que el 15 de octubre una junta cívico militar depuso a Romero.

La caída de Romero, sin embargo, fue el preámbulo de una guerra civil entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), una coalición de grupos guerrilleros de izquierda respaldados por el régimen cubano de Fidel Castro y por la Unión Soviética.

En enero de 1981, durante los últimos días de su gobierno, Carter reinició la asistencia militar a El Salvador, algo que mantuvo su sucesor, Ronald Reagan. Al final de la guerra civil, 12 años más tarde, se estima que el régimen salvadoreño desapareció a cerca de 80,000 personas.

En El Salvador, Carter tuvo que "hacer un pacto muy incómodo con el gobierno", dijo Shifter.

Después de su Presidencia: la crisis en Haiti

En septiembre de 1991, el primer presidente de Haití elegido democráticamente en más de cuatro décadas, Jean-Bertrand Aristide, fue depuesto en un golpe militar. El fracaso de los esfuerzos multilaterales liderados por los presidentes George H.W. Bush inicialmente y, luego, por Bill Clinton llevaron a Estados Unidos a iniciar una intervención militar en la empobrecida isla caribeña.

Carter, acompañado del senador demócrata por Georgia Sam Nunn y del general Colin Powell, encabezaron una delegación a Haití en busca de un acuerdo negociado.

Llegaron hasta allí el 17 de septiembre con el consentimiento de Clinton quien, sin embargo, no detuvo los preparativos para la invasión en la fecha prevista, la cual se inició mientras las negociaciones estaban en curso.

Carter logró que los dirigentes haitianos capitularan a tiempo para evitar un derramamiento de sangre y lo que inicialmente se había constituido como una fuerza de asalto se convirtió una fuerza de paz, encargada de preparar una transición pacífica del poder. Aristide regresó a Haití el 15 de octubre de 1994.

Su trabajo desde el

Centro Carter

En 1982, Carter y su esposa Rosalynn fundaron el Centro Carter, una organización no gubernamental sin fines de lucro que se ha dedicado a la resolución de conflictos, la promoción de la democracia y los derechos humanos y la lucha contra las enfermedades.

Desde su fundación el Centro Carter ha monitoreado cerca de 125 elecciones en África, América y Asia, incluyendo la contienda presidencial de Estados Unidos en 2020, cuando la organización denunció un “retroceso” de la democracia estadounidense que “comenzó hace una década y se ha acelerado durante el gobierno de Trump”.

Sin embargo, en 2012, antes de la que sería la última elección de Hugo Chávez, Carter dió un gran voto de confianza al sistema electoral venezolano.

Tomando en cuenta “las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor en el mundo”, dijo Carter para consternación de quienes veían las elecciones de Venezuela como un proceso amañado para perpetuar al líder izquierdista en el poder.

Chávez ganó las elecciones celebradas el 7 de octubre de 2012 con el 55.07% de los votos, según el conteo oficial.

Un panorama muy distinto fue el vivido cuando el Centro Carter fue el único organismo internacional al que se le permitió monitorear las elecciones de julio en Venezuela, en las que el actual presidente, Nicolás Maduro, fue declarado ganador por el ente electoral de corte chavista y sin que presentara jamás las actas electorales que avalaran ese supuesto resultado.

El Centro Carter aseguró categóricamente que el proceso electoral de julio no había cumplido "con los estándares internacionales de integridad electoral y no puede considerarse democrático”.

“El Centro Carter no puede verificar o corroborar la autenticidad de los resultados de la elección presidencial declarados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela. El hecho que la autoridad electoral no haya anunciado resultados desglosados por mesa electoral constituye una grave violación de los principios electorales”, agregó el comunicado.

Días después, Jennie K. Lincoln, asesora principal del Centro Carter para América Latina y el Caribe, aseguró que los datos "demuestran que Edmundo González ganó más del 67% de los votos y Nicolás Maduro obtuvo el 31%". Pero "la responsabilidad" de proclamarlo recae sobre la autoridad electoral, declaró. Sin embargo, dijo que todas las partes saben quién ganó en las elecciones del 28 de julio.

Con información de AFP.

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