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Ciencia y Tecnología

Un satélite casi se estrella contra la Tierra, pero se destruyó: de la que nos salvamos

Publicado 3 Sep 2020 – 06:17 PM EDT | Actualizado 3 Sep 2020 – 06:17 PM EDT
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Un satélite que estuvo en el espacio durante 56 años regresó a la Tierra, pero no tuvo un aterrizaje agradable: casi impacta como si fuera un asteroide.

En 1964, la NASA envió al espacio el Orbiting Geophysics Observatory 1, mejor conocido como OGO-1, un satélite de casi media tonelada que formaba parte de una misión de recolección de datos.

Entre 1964 y 1969, la Agencia Espacial envió seis satélites a estudiar el campo magnético de la Tierra, la atmósfera y la meteorología del espacio. Cinco de ellos volvieron, pero OGO-1 se mantuvo en órbita.

La misión del satélite duró cinco años, hasta noviembre de 1969, y fue retirado de servicio en 1971. Desde entonces, perdió altura y se acercó lentamente a la Tierra.

El sábado 29 de agosto de 2020, el viaje de 56 años del satélite llegó a su fin pues realizó su reingreso a la Tierra y aterrizó en el océano Pacífico cerca de Tahití.

El satélite fue detectado gracias al Sistema de alerta de impacto terrestre de asteroides del observatorio de la Universidad de Hawái, en donde dos adolescentes alertaron de un objeto con ruta en colisión hacia la Tierra.

Después del reporte, el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) y la Agencia Espacial Europea (ESA) descartaron la posibilidad de que fuera un asteroide o un cuerpo espacial potencialmente peligroso y confirmaron que se trataba de OGO-1.

De acuerdo con la NASA, la caída del satélite ocurrió como una ‘bola de fuego', pero no representaba un peligro para la Tierra ya que perdió velocidad gracias a las capas menos densas y más altas de la atmósfera.

Además, el cruce con la atmósfera destruyó el satélite y colisionó de manera segura en el océano otorgando un espectáculo visual que quedó registrado por el fotógrafo Bruno Levionnois.

Aunque la caída del objeto fue registrada por el observatorio que vigila asteroides, OGO-1 era más peligroso en el espacio que colisionando contra la Tierra.

Después de terminar su servicio, los satélites se convierten en basura espacial que pueden poner en riesgo otras misiones, por lo tanto deben regresar a la Tierra.

El reingreso de los dispositivos o naves en órbita es un procedimiento habitual de las agencias espaciales, pero no siempre es visible.

Es por eso que la caída de OGO-1 fue un evento especial, pues incluso quedó registrada en video y no representaba peligro alguno para la Tierra.

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