Las personas que todo el tiempo presumen de su belleza podrían sufrir pibonexia
Las revistas, la televisión, las redes sociales y la publicidad se han encargado de promover ciertos estándares de belleza.
Con esta presión, a algunas personas no les resulta sencillo mirarse al espejo y amarse tal y como son.
Por otro lado, hay personas que tienen un autoestima tan alta que su amor propio se sale de control y eso puede alterar la forma en que perciben su propia imagen.
En algunas situaciones crece tanto el ego, que las personas perciben la realidad de manera distorsionada y se creen más atractivas de lo que en realidad son.
¿Qué es la pibonexia?
La sociedad millennial es testigo de la pibonexia, término creado por la comediante española Susi Caramelo mientras desarrollaba uno de sus https://www.youtube.com/watch?v=dulufmrwuhw&t=311s">monólogos.
La pibonexia proviene de ‘pibón’, una palabra muy usada en España para referirse a una persona guapa.
Este 'trastorno de belleza' puede llegar a cambiar la perspectiva de quien la padece, al verse como la persona más atractiva del planeta sin que en realidad lo sea.
La comediante, quien se declaró como la primer persona en tener pibonexia, señala que los afectados sienten que tienen el mejor físico, a pesar de que sus familiares o amigos indiquen lo contrario.
Además de gozar exageradamente de su belleza natural, las personas que tienen este 'trastorno' creen que cualquier maquillaje, peinado o ropa lucirá muy bien en ellas.
Instagram: hogar de la pibonexia
Según Caramelo, podemos ver este padecimiento diariamente en Internet, en especial en Instagram.
Es en esta red social donde los s acostumbran a subir selfies o fotografías donde lucen bien, pero son los likes, los comentarios y la aprobación de los demás los que alimentan ese sentir.
Incluso algunos, para demostrar su belleza, recurren al uso excesivo de filtros y edición para verse mucho más atractivos.
La pibonexia no es más que vivir obsesionado con la apariencia de uno mismo.
Las redes sociales son una gran herramienta de comunicación, pero al mismo tiempo son un arma de doble filo.
Un poco de vanidad no está mal, pero recuerda que todo en exceso es malo. Si consideras que tu necesidad por lucir diferente a quien eres se está tornando obsesiva, no dudes en buscar a un profesional.
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