¿Por qué los videojuegos son tan caros?
Si nos pusiéramos a repasar los valores de los videojuegos a lo largo de la historia encontraríamos que siempre fueron caros. A finales de los 80 los cartuchos de las consolas de 8 bits de reciente estreno rondaban los 50 dólares. Para las de 16 bits no fue muy diferente ya que rondaban los 60 dólares (con algunos casos particulares de 70 a 80 dólares).
La quinta generación ( 32 bits y alguna de 64) fue la que generó una importante variación en cuanto a los valores. Por un lado, las consolas pasaron a ser un tanto más costosas (la NES y SNES costaban 200 dólares, mientras que Playstation valía 300 dólares y Saturn 400 dólares, por citar algunos ejemplos) y por el otro algunas generaron una revolución tecnológica que permitió el abaratamiento en los costos de los juegos.
La utilización de discos ópticos benefició notablemente a consolas como la de Sony y dejó rezagada a otras como la N64 cuyos cartuchos superaban los 80 dólares.
Para la sexta y séptima generación de consolas, las descargas de los juegos por internet se transformaron en moneda corriente pasando a segundo término las ventas en tiendas. Juegos de renombre pueden superar los 100 dólares.
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En las computadoras la historia fue diferente. Los juegos inicialmente se distribuían mediante diskettes (los siguieron los medios ópticos y las descargas) y la variación de precios es más notoria.
La llegada de los artefactos portátiles permitió el desarrollo masivo de videojuegos y su posterior venta prácticamente en forma directa a un precio muy inferior en comparación con el circuito regular de las consolas.
La pregunta disparadora —y más obvia— que surge es si los precios realmente son elevados. 60 dólares es un número relativamente alto para el mercado norteamericano y lo es mucho más para la mayoría de los países del mundo. Además, el solo hecho de plantear que con el dinero que se paga por 4 a 5 juegos se podía comprar la consola ( NES, SNES, Mega Drive, etc.) era llamativo.
El haber migrado a discos ópticos resultó aún más provocativo ya que los costos por producir el medio disminuyeron, pero la verdadera irracionalidad llegó con las descargas directas ya que estas permitieron ahorrar millones de dólares en distribución, impuestos, logística y materiales. Incluso el cliente compra un producto del cual además pagará por conseguirlo (se debe considerar el costo del tráfico por la descarga).
El problema es más complicado de lo que se plantea y posee muchas aristas.
Lo primero que debemos aclarar es que, si bien los juegos de las primeras generaciones de consolas y PC no eran tan costosos a comparación de la actualidad, pasaron más de 20 años y que si los ajustamos por inflación nos dan valores similares.
Otro factor a resaltar es que los costos de producción (materiales) son los menores y que en realidad la mayoría lo lleva el desarrollo y marketing del juego. El multiplataformas Destiny (2014) de Activision devoró cerca de 500 millones de dólares, siendo 140 millones su desarrollo. Call of Duty: Modern Warfare 2 (2009) —también multiplataformas y de Activision— requirió de 50 millones para su desarrollo y 250 en marketing, totalizando unos 280 millones de dólares (sumando otros costos menores). GTA V (2013) de Rockstar unos 260 millones, siendo 200 en marketing.
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Las cifras son terroríficas y hacen temblar hasta a la mayoría de las productoras de Hollywood. Más asombroso aún resulta contemplar que hasta se triplican los costos de marketing por sobre los de desarrollo.
Es cierto que los juegos de antaño tenían costos muy inferiores (juegos como el Crash Bandicoot, Mortal Kombat II o Resident Evil 2 costaron de 1 a 10 millones de dólares) pero el avance tecnológico debió ser acompañado. ¿Por qué arriesgan tanto las productoras de videojuegos? Porque saben que pueden recuperar el dinero. El factor fundamental que poseen a favor es el amplio espectro de plataformas y posibles clientes que hay en el mundo, además de vender inscripciones y “atar” al jugador por más tiempo. También saben que en contra tienen la dura competencia, lo que los lleva a invertir más en marketing.
Aunque resulte extraño mencionarlo y según un estudio de Forbes, de cada 60 dólares pagados por un juego solo 1 dólar es ganancia y, para considerar que el negocio fue rentable, se deben vender un mínimo de 500 a 1 millón de copias como para comenzar a sacar un saldo a favor. En cuanto al costo de fabricación y packaging, no supera el 5%.
Escalofriante, ¿verdad? Y el tema empeora en Latinoamérica ya que una serie de impuestos, logística y conversión de monedas pueden hacer que el precio sea aún más alarmante.
En definitiva, ¿tienen que ser tan caros los videojuegos? Según toda la información recolectada, no queda otra alternativa.
¿Cuánto gastaste por el último juego que compraste? ¿Valió la pena? Cuéntanos.