Te sientas frente a una computadora todo el día, y cuando llegas a tu casa, te cae de encima la fatiga. Lo único que quieres es sentarte frente al televisor para acabar aquella serie que vienes mirando todos los demás días al llegar a casa, y lo último que tienes es motivación para hacer ejercicio. Piensas que no tienes tiempo, ni energía, para gastar en una rutina de ejercicios, pero probablemente no sea así.