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Obesidad

El aire condicionado y la calefacción 'engordan': necesitas una dieta variada en temperatura

La generalización del aire acondicionado en casas y centros de trabajo en las últimas décadas ha coincidido con la expansión de la obesidad. Nuestro cuerpo ya no tiene que adaptarse a las temperaturas, es lo que denominan el sedentarismo térmico.
Publicado 23 Jul 2022 – 11:14 AM EDT | Actualizado 23 Jul 2022 – 11:14 AM EDT
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Los nutricionistas recomiendan una dieta variada de alimentos. La ciencia hace lo mismo con las condiciones térmicas: nuestro cuerpo necesita el frío y el calor para gastar energía en mantener una temperatura constante.

Esa es la conclusión de varios estudios científicos que se han centrado en explorar la relación entre el uso del aire acondicionado y la calefacción y la ganancia de peso.

La generalización del aire acondicionado en las casas y centros de trabajo de Estados Unidos desde los años ochenta ha coincidido con la explosión de lo que los científicos llaman epidemia de obesidad.

Aunque los dos factores principales tras la ganancia de peso son el exceso de calorías y la falta de actividad física, la ciencia busca otros elementos que pueden contribuir, como la falta de sueño, el estrés y, en este caso, lo que denominan "sedentarismo térmico".

"Es cada vez más evidente que la temperatura ambiental puede tener un impacto significativo en nuestro gasto energético, en nuestra ingesta de energía y, por tanto, en el saldo energético", indica un estudio de la UAB y que recoge la publicación especializada International Journal of Obesity.

La "termoneutralidad" engorda

Otro estudio de la misma universidad explica que las comodidades térmicas, como las de desplazamiento o a los alimentos, contribuyen a que el cuerpo humano no tenga que hacer ese esfuerzo que antes sí hacía.

"Con la adopción generalizada del control del clima, los humanos en la sociedad moderna están protegidos de las temperaturas extremas y pasan una cantidad cada vez mayor de tiempo en un estado térmicamente cómodo donde se minimizan las demandas energéticas", señala.

Es decir, que como estamos menos expuestos al frío y al calor, nuestro cuerpo necesita gastar menos energía para mantener su temperatura constante.

"Sin una compensación adecuada de la ingesta de energía (reducción) para compensar la menor demanda metabólica en la termoneutralidad, debería producirse un desequilibrio energético que contribuya al aumento de peso", dice el estudio.

Una dieta variada también de temperatura

La ganancia de peso se debe, sobre todo, a un consumo de calorías superior al gasto energético. Estar siempre a la misma temperatura, a una temperatura neutra, aunque sea invierno o verano, contribuye a minimizar ese gasto.

En el caso de poner el aire acondicionado a una temperatura muy fría el efecto es el siguiente: la energía que el cuerpo gasta para mantener la temperatura corporal neutra, se compensa con el aumento del apetito y la consiguiente ingesta de calorías.

La recomendación de los científicos es prescindir, en la medida de lo posible, de la comodidad moderna de la temperatura constante y permanecer en rangos naturales y variados.

"Igual que se propone una vuelta a la dieta natural y variada, también una exposición a temperaturas ambiente variadas dentro de un rango natural puede ser lo que necesitemos", escribe en su estudio el bioestadístico David Allison.

La dificultad está en que el rango natural de la temperatura está alterado por el cambio climático y por ejemplo ahora estar sin aire acondicionado durante la ola de calor en buena parte del mundo es peligroso.

Aire acondicionado en los restaurantes para mayor consumo

La influencia de la temperatura ambiente en lo que comemos es algo estudiado también por la industria hostelera: se ha comprobado que en establecimientos con aire acondicionado las personas ordenan más platos.

“Está probada científicamente la relación entre la temperatura y el apetito. A mayor temperatura, menos apetito. Así que parece obvio que si vivimos, y comemos, con aire acondicionado, comeremos más y engordaremos más”, dijo a El País Javier Sánchez Perona, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.

Y añade en una publicación de su blog Malnutridos: “El aire acondicionado engorda porque estando fresquitos se nos despierta el apetito”.

Ya en los años noventa, una encuesta estadounidense indicó que las ventas en restaurantes caían cuando se apagaba el aire acondicionado en temporada cálida.

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