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Inmigrantes indocumentados

Costa Rica y Panamá coordinan el transporte a sus países de los migrantes que regresan tras no conseguir entrar a EEUU

Ambos países luchan para encontrar un equilibrio ante la nueva realidad de muchos migrantes que ahora se dirigen al sur, rechazados por las políticas en la frontera del presidente Donald Trump.
Publicado 4 Mar 2025 – 04:34 AM EST | Actualizado 4 Mar 2025 – 09:49 AM EST
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Costa Rica y Panamá se están coordinando para agilizar el tránsito a través de sus países de migrantes que regresan hacia el sur por la misma ruta que llevó a cientos de miles a la frontera de México y EEUU en los últimos años, dijeron funcionarios el lunes.

Ambos países han luchado para encontrar un equilibrio en las últimas semanas ante la nueva realidad de muchos migrantes que ahora se dirigen al sur, rechazados por las políticas de Donald Trump en la frontera.

Los ministros de seguridad de ambos países se reunieron el lunes en Peñas Blancas, un puesto fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica, donde los migrantes toman autobuses hacia una instalación del gobierno costarricense en la frontera con Panamá. Desde allí, Panamá los transporta en autobús a su provincia de Darién, que limita con Colombia.

El ministro de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora, dijo que el esfuerzo se centrará en los colombianos, venezolanos y ecuatorianos que intentan llegar a sus países y que al organizar el transporte esperan protegerlos de los traficantes de personas.

Su homólogo panameño, Frank Ábrego, declaró que la idea es ofrecer un tránsito más regulado a través de Costa Rica y Panamá.

El lunes, pequeños grupos de migrantes con mochilas cruzaron la frontera nicaragüense hacia Costa Rica, pasaron por inmigración y abordaron autobuses con destino al sur.

El flujo migratorio inverso

Los migrantes que se dirige al sur abordan botes en un puerto panameño en el mar Caribe para ser llevados a la frontera con Colombia, donde podrían continuar hacia el sur y evitar un peligroso cruce terrestre del tapón del Darién.

La semana pasada, por ejemplo, la venezolana Bárbara Somayor lamentó que no se les ofreciera transporte aéreo. “Los barcos representan un riesgo tanto para los adultos como para los niños”, dijo mientras compraba su boleto de autobús en el puesto fronterizo.

“Pero, bueno, uno tiene que correr el riesgo”.


Algunos migrantes que se dirigían al sur en las últimas semanas se habían quejado de haber sido detenidos por las autoridades de ambos países cuando intentaban abrirse camino por sus propios medios.

La migración inversa se produce al mismo tiempo que Panamá y Costa Rica acordaron recibir a varios cientos de migrantes, en su mayoría de naciones asiáticas, deportados por Estados Unidos. Aunque algunos aceptaron regresar a su país de origen, otros han sido detenidos mientras los países de acogida y las organizaciones humanitarias tratan de decidir qué hacer con ellos.

Algunos fueron enviados a un campamento en el Darién de Panamá que anteriormente había recibido a quienes se dirigían al norte. Los migrantes allí se quejan de las duras condiciones, la falta de información y la ausencia de a asistencia legal.

El sábado, un grupo de abogados presentó una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitando medidas de protección para salvaguardar los derechos de los migrantes detenidos.

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