El país sudamericano que ha dado una lección sobre energías renovables a las grandes potencias
Mientras los líderes del mundo se reunen en París en búsqueda de una solución ante la inminente amenaza del cambio climático, un país latinoamericano surge como ejemplo.
En los últimos 15 años, Uruguay ha logrado reducir su dependencia de energías no renovables a poco más de un 5 %. Gracias a una serie de políticas simples, pero significativas, este pequeño país sudamericano logró depender en un 94,5 % de energías renovables, principalmente de fuentes hidroeléctricas y eólicas.
Metas grandes para un país pequeño
Los uruguayos tienen cierta tendencia a lograr metas que parecen impresionantes para una población tan pequeña. Con poco más de 3 millones de habitantes, son el país con más Copas América y han ganado dos mundiales de fútbol. Más allá del deporte, Uruguay ganó la atención internacional en los últimos años gracias a políticas adelantadas como la legalización del consumo y comercialización de marihuana a nivel nacional.
Nuevamente, los ojos del mundo se centraron en «el paisito» cuando su director de energía, Ramón Méndez, anunció en la Cumbre de París sobre el Cambio Climático que Uruguay se plantearía la meta de reducir sus emisiones de carbón respecto a los niveles de 2009 a 2013 en un 88 % antes del 2017, una meta mucho más ambiciosa que la mayoría de los otros participantes de la cumbre.
Ambiciosa, sí, pero perfectamente alcanzable. Hoy en día, el 55 % de la energía en Uruguay proviene de represas hidroeléctricas y en los últimos años el clima ventoso del país ha sido aprovechado con la instalación de grandes granjas eólicas. Mientras que al terminar el siglo XX el petróleo era uno de los principales factores en la balanza de importación uruguaya, hoy en día las grandes turbinas eólicas adornan los puertos del país.
- Ver también: «¿Cómo hacer energía eólica casera?»
Una solución simple
Lo mejor de todo es que para alcanzar estas metas Uruguay no ha tenido que hacer nada particularmente extraordinario, lo que significa que otras naciones podrían alcanzar resultados similares si se lo proponen.
Según Méndez, la clave para Uruguay fue entender que la energía renovable es un negocio como cualquier otro, cuyos costos de construcción y mantenimiento son en realidad relativamente bajos. Si las condiciones son las deseadas, entonces, los inversores querrán contribuir con estas políticas.
Al dar prioridad a la renovación de la matriz energética, entonces, Uruguay logró la transición a energía más limpias sin usar ninguna solución mágica. En los últimos 20 años no se han construido nuevas represas hidroeléctricas y el país no cuenta con plantas nucleares, sin embargo, ha logrado una matriz diversificada que le permite obtener la energía que necesita y afrontar los posibles efectos que el cambio climático tendrá sobre las diferentes fuentes de energía.
Además, Uruguay no es el único país latinoamericano que da el ejemplo con las energías renovables. Paraguay obtiene la gran mayoría de su energía eléctrica de la represa de Itaipú y Costa Rica se ha planteado la desafiante meta de llegar al 100 % de dependencia de energías renovables para el 2021.